Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

En Cuba no se come miedo

Girón no fue solo una victoria militar. También dejó claro al mundo que este pueblo sabe responder agresiones en cualquier escenario

Autores:

Hugo García
Mileyda Menéndez

Cuando el camarógrafo Guillermo Miró Perdomo y el periodista Manolo García García se encontraron con «El Gallego» Fernández en el central Australia, solo le preguntaron hasta dónde podían llegar.

«Hasta donde les alcance el valor», fue la contundente frase del entonces capitán y director de la Escuela de Responsables de Milicias, con un rol importante como estratega de la epopeya de Girón, transcurrida entre el 17 y el 19 de abril de 1961.

 Aunque la batalla inició con la sorpresa a favor del enemigo, su final fue marcado por el coraje de una milicia imberbe que combatió codo a codo con las incipientes Fuerzas Armadas Revolucionarias, estas aún en fase de organización, conscientes ambas de su importancia para salvaguardar el futuro del país.

 Como otros colegas de la prensa que se crecieron en aquel doloroso momento, Miró y García nos legaron imágenes, voces y textos inolvidables sobre el arrojo de esos jóvenes para repeler el ataque mercenario: un testimonio estremecedor para quienes estudian los principales hechos que delinearon el convulso siglo XX en esta región del mundo.

 «La historia de la agresión de Playa Girón no solo es un acontecimiento histórico importante, y no solo se tradujo en una gran victoria de la Revolución Cubana y en una gran derrota del imperialismo, sino también, en ocasión de aquella invasión, se proclamó el carácter
socialista de la Revolución Cubana», recordó Fidel Castro en un discurso pronunciado el 19 de abril de 1991, al cumplirse tres décadas de la aún sorprendente epopeya, si se tiene en cuenta la abismal diferencia de armamento y experiencia militar de sus contendientes.
En esa fecha Fidel aseveró que esta victoria fue «una gran escuela para el pueblo cubano, que aprendió a no tener miedo al enemigo»; enseñanza que hemos puesto en práctica una y otra vez, desde entonces, en disímiles escenarios, no solo de enfrentamiento armado (como en las misiones internacionalistas en África), sino también de confrontación en la arena internacional, en la permanente guerra mediática, ante la manipulación en las redes sociales y en el día a día de las transformaciones económicas y sociales necesarias para construir el país que merecemos, gústele o no al imperialismo, derrotado en muchísimos Girón simbólicos desde entonces.

Permanencia

Como cada año, JR regresa en esta época a la Ciénaga de Zapata, hermoso escenario natural de lo que intentaron vender como el «principio del fin» de la Revolución, supuestamente respaldado por el pueblo desde dentro, cuyo propósito era justificar la invasión que el Gobierno yanqui había prometido a su oligarquía, rabiosa por todo lo que perdió en este archipiélago cuando desde 1959 le cerraron las vías a la explotación de nuestros recursos, que nos expropiaban incluso desde antes de instaurarse la seudorrepública.

Bastaron 72 horas para abortar en franca derrota una operación calculada durante mucho tiempo entre Miami y Washington. Habían elegido este paraje sureño por creerlo aún olvidado por el nuevo Gobierno y para constituir un teatro de operaciones militares favorable para los invasores, ya que las tropas cubanas solo podían acceder por una estrecha carretera desprotegida frente a la aviación y la artillería hostil.

Con sangre inocente se bautizó el aplomo de los defensores de este territorio, quienes dejaron bien claro al mundo que Cuba sabría responder en cualquier circunstancia, por muy bien apadrinado y pagado que se presente el enemigo.

Seis décadas después, nuevos jóvenes protagonizan nuevas batallas en la Ciénaga de Zapata, como en el resto del país, y van narrándolas en sus perfiles y grupos virtuales para dejar constancia de una vida que no cesa de superarse a sí misma.

El compromiso colectivo, como entonces, es avanzar hasta donde el valor y la honestidad alcancen, y no dejar que la enseñanza de aquellos hechos sea tragada por el pantano de la desmemoria, porque el espíritu de sacrificio y el empuje revolucionario son baluartes que la juventud no puede darse el lujo de olvidar.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.