Luis Ángel Rosales. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 29/07/2021 | 08:02 pm
Cuando llegó a la Avenida 20 de Mayo, en La Habana, lo primero fue sumarse a la conformación del cordón. No esperaba una reacción desproporcionada de algunos de los provocadores, que buscaban avanzar hacia la Plaza de la Revolución.
Jamás le pasaría por la mente al teniente Luis Ángel Rosales, de la Brigada Especial Nacional del Ministerio del Interior (Minint) que a él y a sus compañeros los agredirían con piedras, palos y cocteles molotov (botellas con candela). En sus 11 años de experiencia en este organismo dice nunca haber presenciado hechos tan fuertes.
«Lo que nos dio alegría fue ver la respuesta de una gran mayoría del pueblo: corearon consignas junto a nosotros, alzaron las banderas, empuñaron carteles y fotos de Fidel, Raúl y el Presidente Díaz-Canel. Reafirmé que Cuba es un solo pueblo, una nación cohesionada», dice el agente de 29 años, y en contraste recuerda que tuvieron que soportar insultos, amenazas de linchamientos y abiertas provocaciones.
Ahora que los disturbios del pasado 11 de julio son memorias ásperas alojadas en su cabeza, cuenta que «aquel día hubo piedras lanzadas desde los tumultos que afectaron a agentes de la brigada. Pertenezco a la unidad canina y uno de nuestros perros también recibió impactos, por lo que estuvo de baja de servicio jornadas atrás, pero ya se recuperó».
El teniente Rosales explica que los «Gallos Finos» (como también son conocidos) no están instruidos para golpear ni ocasionar la muerte. Sus límites de actuación están en el respeto estricto a la Constitución de la República, al ordenamiento jurídico y al uso racional de la fuerza.
«Los detenidos en esa zona de las acciones eran instigadores de intentonas de vandalismo y de ataques delincuenciales, realizaron desacato o atentaron contra oficiales; la mayoría poseía antecedentes penales. Al resto de los que estaban allí ni se les apresó por manifestarse de forma cívica ni por filmar en el sitio», afirma.
Se postea mucho en las redes sociales. Se dice mucho en conferencias y declaraciones de políticos extranjeros. Los titulares y portadas de los principales y más influyentes medios de comunicación han torcido casi toda la verdad y colocado fotos y videos manipulados para acusar de forma absoluta a las fuerzas del orden de ausencia de moderación y crear una matriz de opinión de caos y desorden en la Mayor de las Antillas.
El espaldarazo de la Casa Blanca no tardó en llegar: medidas coercitivas al Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Héroe de la República de Cuba, general de cuerpo de Ejército Álvaro López Miera y a los integrantes de la Brigada Especial Nacional del Minint.
«Joseph Biden se equivoca rotundamente —asegura el joven teniente—. La principal misión de nosotros es la defensa del pueblo, que los ciudadanos puedan caminar y perciban tranquilidad y seguridad en las calles. No podemos permitir la imposición del terror que anhelan la mafia miamense y los congresistas anticubanos para nuestra tierra.
«Es la primera vez, desde que estoy aquí, que se produce un acontecimiento tan complejo. Si volviera a suceder, ahí estaríamos para salvaguardar y proteger al pueblo, del cual orgullosamente formamos parte», asevera Rosales, a la vez que enfatiza en la participación de grupos de rescate y salvamento de las tropas en localidades devastadas por desastres naturales, como estuvieron en los ocurridos en Ecuador y Dominica.
«Ante cualquier fenómeno meteorológico también saldremos a apoyar a las personas, como lo hicimos cuando el tornado derruyó Diez de Octubre o en situaciones de inundación en el litoral capitalino».
Una decena de publicaciones en las redes sociales han realizado reportes falsos de protestas en días recientes, lo que Rosales desmiente y comparte sus certezas: «Aquí hay una Revolución que se mantiene firme, llamando a la unidad, a la paz y al amor entre todos, intentando resolver los problemas de las comunidades y las familias vulnerables; un país en total calma, lidiando contra un bloqueo ufanado en destruirnos, trabajando con voluntad y dedicación para contener la pandemia y avanzar».
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«¿Qué me llevo de lo sucedido el 11 de julio? El respeto y agradecimiento del pueblo, los aplausos que nos dieron a nuestra llegada, las muestras de apoyo que nos transmitieron al acercarse y hablar con nosotros», pondera en conversación con este diario Yan Carlos Boza (de 22 años), agente de la Brigada Especial Nacional.
El santiaguero integra las tropas desde hace diez meses. Los sucesos que presenció lo marcaron. Estuvo primero en San Antonio de los Baños. Luego, incorporado en posiciones de antesala a la Plaza de la Revolución.
«Cuando llegamos a San Antonio había mucha algarabía, personas inquietas, nerviosas, confundidas por lo que estaba pasando. Tiempo después sobrevino la calma. La aparición de nuestro Presidente fue un gran aliento para los presentes y una demostración de que la Revolución está siempre al lado del pueblo, escuchando, dialogando, aclarando y rectificando cuando sea necesario.
«Vimos muestras de cariño al dignatario, de confianza en que se iba a solucionar todo. La opinión del pueblo sobre nuestra presencia fue muy positiva. Nos dio fuerzas e ímpetu para seguir defendiendo las conquistas que tantas vidas jóvenes costaron.
«En ningún momento se reprimió a nadie. Allí reafirmamos el patriotismo, los valores morales y éticos que nos han inculcado nuestros familiares y la formación como parte de la brigada especial», narra Boza con emoción.
«Nuestra participación junto al pueblo fue decisiva. Tenemos una alta responsabilidad en la garantía de la seguridad del país y de sus ciudadanos. Aquella ocasión, difícil de olvidar, comprendí verdaderamente la esencia de la Brigada Especial Nacional: defender, desde nuestra condición de pueblo humilde, con coraje y determinación, el futuro de la Patria».
Yan Carlos Boza Castillo.