Doctor en Ciencias Carlos Ricardo Pérez Díaz, director del hospital Docente Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán Autor: Hugo García Publicado: 09/07/2021 | 03:57 pm
MATANZAS.— Esta experiencia de la COVID-19 en mis 20 años como médico ha sido la más difícil, algo sin precedentes que ha costado muchas vidas en un corto período de tiempo, confiesa el Doctor en Ciencias Carlos Ricardo Pérez Díaz, director del Hospital Docente Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, de la capital.
«Nada es comparable con esta pandemia, que es más contagiosa y que cuesta más vidas», nos dice quien fuera el jefe de la brigada médica Henry Reeve que estuvo tres meses en Lombardía, Italia, y luego integró el grupo que laboró seis meses en la República de Panamá.
El experimentado médico se encuentra en Matanzas como parte de la solidaridad que recibe este territorio. Estará al frente de un equipo médico en el Hospital Universitario Faustino Pérez. Sabe a qué se enfrenta. Ya ha vivido momentos alarmantes en sus misiones en Lombardía y Panamá. Ahora accede a conversar sobre las circunstancias actuales del cuarto rebrote, esta vez con la variante Delta en la provincia de Matanzas.
«Este es el momento pico máximo de la pandemia en nuestro país, teniendo en cuenta que se reporta el mayor número de contagios. Esto ha ocurrido en otras partes del mundo, en muchos países la pandemia ha sido controlada teniendo algunos picos según se conoce en el ámbito internacional como olas recurrentes que han ido apareciendo en el transcurso del tiempo, ahora estamos en el momento más crítico y Matanzas es la provincia más crítica», añade Pérez Díaz, especialista de primer grado en Medicina Interna.
Asegura que el sistema de salud de nuestro país ha enfrentado la pandemia durante más de un año y medio, pero cualquier sistema de salud se ve muy estresado cuando los casos aumentan exponencialmente como ha ocurrido ahora.
«Por eso siempre insistimos en la promoción y prevención de salud, de tratar de evitar que se estresen los servicios de salud con muchos casos acudiendo al unísono a los servicios de salud de urgencias», explica.
«En Lombardía, localidad al norte de Italia donde los sistemas de salud están desarrollados, este sistema colapsó en un instante determinado por la cantidad de casos que acudían en ese momento, por la contagiosidad de las cepas de aquel momento», recuerda.
«La variante Delta es más contagiosa que las que aparecieron al inicio de la pandemia, por lo tanto genera un mayor número de casos cuando no hay una protección adecuada y la población se descuida.
«Por eso el sistema de salud al recibir mayor cantidad de pacientes en un mismo momento de lo que está previsto normalmente que ocurra, pues puede verse muy estresado, genera mucha ansiedad, tanto para el personal médico y paramédico de las instituciones como para el personal que recibe la atención médica.
«Esto lleva una organización que hay que preverla de antemano, liberando camas, hacer una serie de acciones administrativas y asistenciales que generan mucho esfuerzo y sacrificio.
«Además, genera que el personal de salud tenga que estar muchas horas dedicado a la atención de estos pacientes que se pueden agravar o ponerse críticos en un corto período de tiempo.
«Cuando esto ocurre en un breve período de tiempo, los servicios de salud pueden responder de una manera más fácil, pero cuando ya se alarga en el tiempo y son muchas horas dedicadas a esa atención, se agota el personal médico y de la salud, en sentido general sufre un agotamiento físico y síquico, y hay que ir renovando ese personal, produciendo refuerzos, tratando de que el personal descanse para que se incorpore al trabajo de una forma más adecuada y rinda más teniendo mejor pensamiento médico, sin agotamiento físico.
«Eso es lo que puede ocurrir en estos momentos en que está muy tensa la situación en Matanzas, donde estamos haciendo todos los esfuerzos porque se refuercen los equipos médicos, porque haya una mejor organización, también en los equipos médicos para que puedan brindar un mejor servicio, teniendo en cuenta los protocolos establecidos, la experiencia tanto fuera del país como en otras provincias con situaciones parecidas, aunque no como ahora que se aprecia mucha ansiedad en la población de Matanzas.
«En todos los países del mundo, incluso en los más desarrollados, cuando existe un brote como este que supera las posibilidades y las capacidades que pueda tener un servicio de urgencia normal, que está confeccionado para recibir una cantidad de pacientes diarios, en un momento determinado, cuando hay un descuido por parte de la población que no toma todas las medidas, hay un aumento de casos al unísono, que van a llegar de forma desmedida a los cuerpos de guardia y a los servicios de urgencias, que se verán muy estresados.
«Nosotros no tenemos personal médico de refuerzo como para tener diez personas en el mismo lugar donde debe haber uno para un tiempo normal. Por eso es que el personal hay que rotarlo, tener una cantidad de posiciones para dar un servicio».
—¿Qué considera como lo más importante?
—Lo más importante es prevenir, tratar de no contagiarse, de evitar en la calle estar expuestos por gusto.
«Cuando esto se va de las manos porque las personas no tienen percepción del peligro y se enferman, entonces después hay que lamentar este proceso tan dañino para la salud humana y vienen los lamentos», subraya.
«Esta variante Delta es más peligrosa por ser más contagiosa y puede provocar mayor número de personas enfermas a la vez, y eso hace que la atención no será igual cuando hay 20 personas enfermas a cuando las cifras superan las 200. Esa atención diferenciada que se pudiera dar de una forma más personalizada cuando hay menos casos se pierde un poco cuando hay muchos más enfermos.
Aun cuando hay un esfuerzo extraordinario del personal médico y de la salud, es algo objetivo y que no está solo en el deseo de hacerlo todos los días bien, sino que también se va de las manos de esos profesionales médicos que pierden la posibilidad de atender de manera personalizada cuando son muchas personas llegando a un servicio de urgencia.
«Esto ocurrió en las regiones italianas de Lombardía y Turín, recientemente en Panamá hubo muchas personas llegando juntas al servicio de urgencia y por supuesto esos servicios colapsaron en esas zonas que eran más desarrolladas, imagínese el riesgo que corremos».
—¿A que le atribuye que no haya colapsado el sistema médico?
—Nuestro sistema no ha colapsado por el apoyo que se ha recibido de otras provincias, del Minsap, por la movilización de las brigadas Henry Reeve, que están en el territorio matancero y un apoyo de personal médico y de enfermería de otras provincias con la conducción certera de cuadros del Minsap que están permanentemente apoyando y ayudando en la organización de este territorio.
«Esta transmisión la vamos a cortar, tiene que detenerse y somos optimistas que lo vamos a lograr entre todos. Sin duda vamos a lograr que podamos disfrutar de meses posteriores más productivos para el país con menos enfermos y fallecidos.
«No nos amilanamos, vamos a seguir apoyando y trabajando donde quiera que nos necesite un ser humano, porque esa es nuestra profesión y compromiso.
«El sacrifico de los trabajadores de la salud merece un respeto», concluyó.