Las limitaciones en el acceso a tecnologías de punta para la generación energética, equipos y piezas de repuesto, medios idóneos para la protección del personal y facilidades financieras para adquirir estos recursos, se cuentan entre algunas de las regulaciones del bloqueo que han dañado el desarrollo del sector de energía y minas con afectaciones que se estiman en 125 282 022 dólares.
Según reseña el sitio web www.cubavsbloqueo.cu, en el grupo empresarial de la Unión Eléctrica los daños superan los 16 millones de dólares. Uno de los elementos que más severamente afecta la producción y los servicios de esta entidad es el hecho de que los principales fabricantes de equipos y piezas de repuesto para el proceso productivo han tenido que suspender sus relaciones con Cuba.
Esto ha provocado un incremento de los costos de mantenimiento, pérdidas de tiempo para localizar suministradores sustitutos y mayores gastos de importación. Entre los que han interrumpido sus vínculos con nuestras entidades se encuentran la empresa Clyde Bergemann, fabricante de los sopletes de caldera instalados en las centrales termoeléctricas Lidio Ramón Pérez, Diez de Octubre y Antonio Guiteras.
Dicha entidad comunicó su negativa de seguir trabajando con Cuba a partir de que una parte de sus acciones fueron adquiridas por capital estadounidense. Esto ocasionó dificultades para adquirir piezas de repuesto, en tanto se tuvo que cambiar el proveedor, con los consecuentes costos adicionales.
En mayo de 2019, la compañía Flender, fabricante de los reductores de circulación de las bombas de la central termoeléctrica Diez de Octubre, se negó a vender a Cuba reductores nuevos a partir de la activación del Título III de la Ley Helms-Burton.
La empresa mixta Moa Nickel S.A. registró un perjuicio en sus exportaciones de aproximadamente 7 580 000 dólares debido a que en 2019 se dejaron de producir unas 700 toneladas de sulfuros mixtos de níquel y cobalto, como consecuencia de las afectaciones en el suministro de combustible.