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Martí y Fidel: ¡Mujeres en Revolución!

Sin las mujeres ni hay Patria entera ni hay Revolución verdadera. En el pensamiento martiano y en el de Fidel, en la actuación de ambos no han faltado frases y acciones que resalten la participación de las mujeres

Autor:

Gabriela Maribel Martínez Cabrera

La palabra mujer es tan grande como la palabra Patria o Revolución. Sin las mujeres ni hay Patria entera ni hay Revolución verdadera. En el pensamiento martiano y en el de Fidel, en la actuación de ambos no han faltado frases y acciones que resalten la participación de las mujeres en la Revolución y en la sociedad. No se trata de establecer comparaciones con palabras como hombre, tampoco se trata de adjetivar, sino de concederles la justicia, de considerarlas, de sumarlas, de engrandecerlas. Ni tampoco se trata de algo inmerecido, ni de cualquier mujer, se trata de la «mujer culta y virtuosa», que «cuando unge la obra con la miel de su cariño» la hace invencible.

Para Martí esa mujer culta y virtuosa debía formarse desde la niñez y no hay exponente de su tierna labor como educador en este sentido que las cartas y consejos a María Mantilla cuando le decía:

«Conocerás el mundo, antes de darte a él. Elévate, pensando y trabajando». «Enseñar, es crecer.» “(…) Es como la elegancia, mi María, que está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del vestido, -la grande y verdadera, -está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza echa luz»…

Mucho ha de prepararse la mujer, incluso más que el hombre, para ser reconocida en una sociedad. El machismo es un mal que aún abunda en nuestros días, a pesar de todo lo demostrado, de todo el esfuerzo y empeño puesto por grandes revolucionarias presentes en nuestra historia. Un papel importante han tenido las féminas dentro de la Revolución Cubana. Las mujeres, digno paradigma de resistencia, de empeño y apego a la justicia, han sido desde los inicios de nuestras luchas por la independencia las fieles compañeras de los hombres, pero más que eso, se han desempeñado como verdaderas combatientes, realizando labores como mensajeras, enfermeras, costureras, hasta han tomado fusiles e ido al campo de batalla.

Se pueden citar ejemplos de disímiles compañeras, entre ellas: Ana Betancourt, Lidia Doce, Clodomira Acosta, Celia Sánchez Manduley, Vilma Espín, Melba Hernández, pero no se puede olvidar a la Madre de la Patria, a Mariana Grajales, aquella que le dijo al hijo más pequeño: «¡Empínate, para que vayas a luchar también por tu Patria!»

De ella José Martí expresó:

«(…) ¿Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella es como la raíz del alma, con suavidad de hijo, y como de entrañable afecto? (…)».

Fidel ha dicho que las mujeres cubanas son una «Revolución dentro de la Revolución». A ellas y a su comportamiento dedicó las siguientes palabras:

«Madres heroicas han sido todas las mujeres que vieron caer a sus hijos asesinados o combatiendo; madres también dignas de consideración y de respeto, aquellas que vieron a sus hijos arrastrados al crimen por la tiranía infame, porque también han tenido que sufrir las consecuencias del pasado odioso».

Y ese ejemplo, por suerte ya no es la realidad de nuestras mujeres, pero sigue siendo el de muchas en el mundo, como las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina que todavía hoy exigen justicia para sus hijos desaparecidos y buscan hasta su último aliento a los nietos, que fueron privados hasta de sus nombres. Esas madres a las que se han sumado las de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa (México) o las propias madres norteamericanas que luchan porque sus hijos no mueran en guerras desatadas por Estados Unidos en Iraq, Libia, Siria, Afganistán.

Fidel nunca dejó de concederle mucha importancia al papel de las mujeres en la historia de la Revolución. Las mujeres cubanas han tenido en él a su más cercano y decidido colaborador.

«La Revolución tiene, sin duda alguna, en el sector femenino de nuestra población, un respaldo muy grande. Por eso, desde los primeros instantes se observaron una serie de actividades con la participación activa de la mujer cubana. No era nada nuevo para nuestro país. Nuestro país puede sentirse afortunado en muchas cosas, pero entre ellas, la primera de todas, por el magnífico pueblo que posee. Aquí no solo luchan los hombres; aquí, como los hombres, luchan las mujeres».

Esto dijo nuestro Comandante en Jefe en una ocasión, poniendo en evidencia cómo la mujer cubana ha sabido darse y conquistar su lugar en la naciente y aún joven Revolución.

Hoy la mujer es maestra, policía, arquitecta, constructora, mecánica, cabeza de familia: realiza labores que en cualquier otro país se le concede solamente a los hombres. Además cuando hoy en el mundo azota un enemigo invisible, cuando mueren millones de personas víctimas del nuevo coronavirus, siguen las mujeres dando el paso al frente. En las pesquisas , en los diagnósticos de PCR, en el apoyo a las personas vulnerables, en el cuidado de colas, en los centros de aislamiento están las mujeres cubanas.

«(…) Debe dársele oportunidad en todos los órdenes, y deben estar preparadas para todas las tareas, y deben ser, sobre todo, la gran reserva de la lucha…», dijo Fidel.

Por eso en una ocasión cuando a Fidel le dijeron que se había agotado el potencial de hombres para integrar las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), respondió «aún quedan las mujeres cubanas».

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