A través de juegos y charlas ha entendido la importancia de quedarse en casa Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 26/05/2020 | 11:15 am
Ya lleva dos meses en casa. Al principio, tal vez en su genuina inocencia, creía que eran vacaciones de solo dos semanas y hasta se alegraba del descanso. Pronto volvería a su preescolar, con su merendero a cuestas y su eterna sonrisa. En breve tiempo se sentiría la algarabía de los niños camino a la escuela y todo regresaría la normalidad.
Lía ha hecho de la casa su escuela. Fotos: Abel Rojas Barallobre
Poco a poco, a través de juegos y charlas ha entendido la importancia de quedarse en casa. La razón por la cual no puede ver a sus amiguitos ni abrazar a su maestra, como cada mañana antes de empezar las clases. Disímiles han sido las inventivas de padres y abuelos para entretenerlos y enseñarles desde el hogar, cada día, algo divertido, nuevo y útil.
Pero ya son 60 días. Se acaba casi el curso escolar y la pequeña añora verse con la pañoleta azul. Tal vez en su ingenuidad piensa que vivirá un eterno preescolar. Se coloca ella misma el atributo pioneril. Sabe que su aporte para despidir al Coronavirus es quedarse en casa y aplaudir todas las noches como muestra de agradecimiento a quienes luchan contra la Covid 19. Ya falta menos para volver a jugar con sus amigos y comenzar su ansiado primer grado.
Los encantos del preescolar se le han escapado a Lia en los últimos meses, pero guarda su entusiasmo para el curso por venir. Fotos: Abel Rojas Barallobre
Numerosos niños en edad preescolar aprenden sus primeros trazos de manos de madres y padres. Fotos: Abel Rojas Barallobre
Mientras espera que pase el aislamiento, Lia no deja de estudiar junto a su familia, como muchos niños cubanos. Fotos: Abel Rojas Barallobre