En los predios cañeros de Santa Inés también se decidió la llegada a la dulce meta Autor: Nelson Rodríguez Roque Publicado: 11/05/2020 | 04:24 pm
HOLGUÍN.—El pitazo matiza el atardecer. Su intenso sonido decreta el arribo a las 21488 toneladas métricas de azúcar producida en el central Fernando de Dios, del municipio de Báguano, cifra cumbre del plan que se había trazado su colectivo a comienzos de la molienda, el pasado enero.
Hasta esa agroindustria, ubicada en el poblado de Tacajó, se trasladó JR para acompañar al colectivo de ese complejo agroindustrial durante su jornada de éxito, cuando se ubicó como el primero entre los cinco de su tipo en Holguín en lograr su meta productiva este año.
La visita arrancó por la UBPC Santa Inés, situada a 38 kilómetros (en el vecino municipio de Banes), cuyas tierras tributaron materia prima al ingenio Nicaragua hasta que este fue paralizado a finales del pasado siglo. Desde entonces sus trabajadores se vincularon al Fernando de Dios y este año les tocó marcar el dulce remate en el corte de la gramínea para llegar a la meta.
De tal caña, tal azúcar
De Esterito, un barrio próximo a la citada UBPC, es Carlos Rodríguez, técnico medio en Mecánica Automotriz y Mantenimiento Eléctrico, con quien conversamos al mediodía, mientras reposaba bajo una de las contadas sombras del lugar.
Este muchacho, uno de los cinco jóvenes de su pelotón, especifica que esa fuerza de trabajo se ha movido en dos frentes de corte, según la estrategia de desplazamiento y aprovechamiento de los períodos óptimos del cultivo.
«Hace aproximadamente cinco años empecé en el Fernando de Dios. Mi papá es mecánico del central y decidí seguir su ejemplo. Sensores, luces y programas de computadoras son los componentes que con mayor frecuencia presentan roturas en las maquinarias de corte. Trabajo todos los días hasta tarde, pero me mantengo localizable las 24 horas y ante cualquier emergencia me contactan para dar solución a las averías».
Desde fuera una zafra se ve como algo difícil, y ciertamente lo es. Aunque Carlos y sus compañeros se han acostumbrado a las complejidades de esa labor, agradecen la iniciativa del Estado de actualizarlos sistemas de pago para el personal del sector azucarero, tanto el vinculado a la parte agrícola como a la industrial.«Por quincena, he ganado en estos meses entre 1100 y 1400 pesos», corrobora.
También Yudiel García ha sentido predilección por la cosecha cañera desde pequeño, cuando vivía en Lazo Uno (comunidad de Tacajó). Su padre ha manejado combinadas en unas 25 zafras. «Por eso asumí esta responsabilidad desde los 26 años, y ya tengo 33. Ahora conduzco una CASSE-8000, cosechadora brasileña que puede cortar más de 400 toneladas en 12 horas, según el tipo de caña. Aquí trabajo unas veces por el día (de 6:00 am a 6:00 pm) y otras de noche (de 6:00 pm a 6:00 am), y he cobrado entre 1500 y 2000 pesos por quincena».
En el politécnico de Tacajó manejó las llamadas KTP, combinadas de fabricación cubana, a fin de adiestrarse para las labores actuales: «Antes quise ser profesor general integral (PGI) y hasta inicié la carrera en el Pedagógico, pero me di cuenta que prefería los cañaverales y cursé una capacitación en la cabecera provincial por 21 días, en una escuela especializada en las CASSE. Realicé mis prácticas y tuve la dicha de que mi tutor fue mi papá».
Muy diferente es la historia de Rodolfo Castellanos, joven jefe de brigada del molino. En su familia, a pesar de residir en Tacajó por varias generaciones, solo un tío se había inclinado por la rama azucarera, como ayudante de laboratorio.
Sin embargo, Castellanos optó por convertirse en técnico medio en fabricación de azúcar y, tras finalizar el Servicio Militar Activo en la Brigada de la Frontera, entró al Fernando de Dios como auxiliar de molino, puesto que ocupó durante un año y en el cual aprendió bastante.
«Me sirvió para dirigir la brigada, compuesta por otros cuatro integrantes. Además de supervisar las tareas de mis compañeros, yo arranco los motores y estoy pendiente del funcionamiento de la turbina y los conductores de bagazo. Laboro dos jornadas de 12 horas y descanso después un día completo».
Antecedentes
Para hablar de otra zafra del con la integralidad de la actual en el Fernando de Dios, habría que remitirse a 14 años atrás. De ahí el orgullo de las decenas de jóvenes que hoy salvaguardan la tradición económica y socio cultural de esta región desde diversos puestos, en el campo o en el interior de la mole de hierros.
La producción de azúcar de este CAI se destina a la canasta básica de la población, excepto unas 700 toneladas, reservadas para la exportación. No es una quimera creer que se sobrepasarán las 23700 toneladas, por la disponibilidad de materia prima con la que aún cuentan y por la voluntad de su colectivo, consciente de la importancia de ese renglón económico en estos momentos, tanto comocon las medidas de autoprotección, higiene y distanciamiento socialque impuso la irrupción del nuevo coronavirus en el país.