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Los nervios y las otras clases de Leonardo

Un joven pedagogo, que asistirá al 11no. Congreso de la UJC, vive repitiendo a sus alumnos que el magisterio es la profesión más hermosa del mundo

 

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— Sintió que su corazón rugía y que la garganta se le quedaba seca, probablemente de tanto nerviosismo. Haber escuchado su nombre por los altoparlantes, frente a miles de personas, le puso la voz entrecortada, pero también le iluminó el rostro.

«Casi no podía hablar, no me lo esperaba. Había otros dos candidatos muy buenos. Eran estudiantes y como aquí hay 1 126 alumnos pensé que cualquiera de los otros dos aspirantes sería el elegido», contó después con proverbial modestia el profesor Leonardo Fonseca Carrazana, uno de los delegados directos de Granma al 11no. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Seguro que los que votaron por este muchacho de 26 años de edad, quien imparte Sicología y Pedagogía en la escuela pedagógica Rubén Bravo, de Bayamo, vieron en él un intrépido con el don de la ubicuidad: lo mismo está en una reunión del Consejo de dirección, en un evento juvenil martiano, en los ajetreos del comité de base que dirige… o en la charla consejera con uno de sus alumnos.

«Siempre hay tiempo para todo, solo hay que buscarlo», sentencia este muchacho oriundo del municipio de Campechuela y que desde hace unos meses vive en Bayamo, en la casa de su esposa, Marelis Naranjo Núñez, quien labora en la propia escuela pedagógica como profesora de Inglés.

En ella y el niño de ambos, Leonard Yunior, pensó mucho Leonardo mientras le colocaban la credencial que lo avala como delegado a la cita juvenil, prevista para abril próximo.

«La familia resulta fundamental para lograr cualquier objetivo», dice quien en el Congreso aspira a transmitir sus experiencias en el magisterio, profesión que considera la más bella del mundo.

«El maestro es un eslabón fundamental de la sociedad. Sería un error verlo como un “impartidor” de clases porque es, además, un consejero, un amigo, un orientador para la vida. Si no existiera él no tendríamos médicos, ingenieros ni otros profesionales. Y eso lo repito a mis alumnos», comentó con sano orgullo.

Leonardo quiere seguir aprendiendo al lado de profesores «consagrados y de mucha sabiduría», continuar sumergiéndose en la obra de José Martí —de la cual es un gran admirador— y, por supuesto, volver a vivir otras experiencias hermosas como la del ya latiente Congreso.

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