Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Mirar por dentro y también alrededor

Los jóvenes con compromiso revolucionario entienden que mirar críticamente al costado es también exigir por la eficacia de quienes tienen la obligación de hacer que las cosas marchen bien

Autor:

Haydée León Moya

IMÍAS, Guantánamo.— Aunque saben que frente a un problema propio no es coherente mirar primero al ajeno, que es preferible poner ojos hacia adentro, al granito de arena que pueden aportar en pos de una obra mejor, los jóvenes con compromiso revolucionario entienden que mirar críticamente al costado es también buscar y exigir por la eficacia de quienes, en justa ley, tienen la obligación de hacer que las cosas marchen bien.

Esa es la idea esencial que se desprende de las múltiples intervenciones de los participantes en la asamblea de balance 11no. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), en el municipio guantanamero de Imías, en las que, además, se enfatizó en la responsabilidad de las autoridades locales de poner freno a violaciones desencadenantes de problemas sociales que involucran a no pocos adolescentes y jóvenes de ese territorio.

«Estos, incluso, beben demasiado y las muchachitas se embarazan mucho», dijo la joven doctora Arisneya Suárez, del comité de base Servicios médicos. Y su colega Ernesto Leyva refirió que «más del 80 por ciento de los que van a los centros nocturnos aquí son menores de 18 años y se les ve entrar y salir con botellas de ron en las manos».

Y con el dato, otra señal: «Con 14 y 15 años de edad los vemos comprando ron en los establecimientos y exhibiéndolo en plena calle. Un adolescente no puede hacer eso y los adultos no debemos seguir admitiéndolo, pues esa actitud personal y familiar se convierte luego en un problema para las autoridades y  la sociedad», ejemplificó la doctora Yudith Alba.

«Este es un pueblo chiquito y es fácil saber, y de hecho sabemos, quiénes son los padres de esos chiquitos que beben, fuman y se embarazan, así que tenemos que accionar todos. Hasta hace poco dábamos charlas en las escuelas cada 15 días, ahora lo hacemos diariamente, hablamos de las consecuencias del embarazo precoz y del consumo de tóxicos, pero estas no bastan; hay que poner mano dura en casa y también en los lugares públicos», resumieron otros.

«Y nosotros al frente de esa cruzada, porque no somos militantes para manifestarnos solo en nuestros centros, sino en todos los espacios. Tampoco para lanzar la piedra a otros, sino para tomarnos bien en serio el problema, que es nuestro también», reafirmó Yunet Gamboa, del comité de base Estomatología.

Con similares «disparos» en ráfagas, cortos y contundentes, se pusieron a debate otros asuntos preocupantes, como la necesidad de acercar más a la vida orgánica y al quehacer de la UJC a jóvenes trabajadores por cuenta propia, como los cocheros de esa localidad, que son mayoría en esa actividad que cobra mayor relevancia debido a las limitaciones de combustible.

«No hay un cochero joven que no esté sindicalizado ni que se haya sensibilizado con la situación del transporte», apuntó Leslie Suárez, un muchacho bajito y de piel curtida, representante de ese gremio. «Si no hay combustible para trasladar la comida del pueblo, allí están ellos; si es necesario apoyar los servicios fúnebres, ni hay que llamarlos.

Fueron los primeros en acoger entusiasta y ágilmente la iniciativa del Gobierno municipal de cambiar las ruedas de hierro por neumáticos, o fijarles correas de goma para evitar que se siga deteriorando el pavimento de las calles por donde transitan», argumentó.

Otros temas debatidos fueron el imperativo de lograr un crecimiento en las filas teniendo como premisa esencial el principio de la voluntariedad, pero sobre todo el del compromiso consciente con la defensa del socialismo como garantía de la Revolución y sus conquistas; influir de manera más efectiva en la orientación profesional de los jóvenes, y apoyar los esfuerzos por diversificar las ofertas recreativas.

Alguien preguntó: ¿Cuántos de ustedes tienen celulares y conexión a internet? Casi todas las manos del plenario se alzaron. Y uno de entre ellos dijo: «Somos bastante para el combate en las redes sociales, para no hacer de nuestras cuentas en Facebook un árbol de recuerdos personales, sino también para convertirnos en la pesadilla de quienes pretenden quitarnos el sueño».

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