Fueron más de 600 los planes que, según se conoce, se inventaron los enemigos de la Revolución Cubana para asesinar al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y ha sido larga la lista de agresiones para bombardear lugares de interés, sabotear la economía, infiltrar terroristas, introducir plagas y enfermedades, entre otras artimañas.
Los fallecidos, heridos o discapacitados como consecuencia de algunos de esos hechos pudieran haber sido más si no contara el país con personas de compromiso certero que integran las filas, desde el 26 de marzo de 1959, de los Órganos de la Seguridad del Estado.
Es ese el mejor escudo que tiene Cuba, dentro y fuera del territorio nacional, y la sagacidad que ha tenido siempre, porque los deseos de tronchar el proyecto social que aquí se construye no desaparecen.
Primero designado como Departamento de Información e Investigaciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DIIFAR), luego Departamento de Información G-2 Minfar, y a partir del 6 de junio de 1961, adscrito al Ministerio del Interior, con la nomenclatura de Departamento de Seguridad del Estado (DSE), la misión ha sido enfrentar las actividades contrarrevolucionarias que afectan la integridad del país, su pueblo, sus dirigentes y sus organizaciones vitales.