Hace diez años comenzó la experiencia pinera en el uso de las Fuentes Renovables de Energía para la generación de electricidad. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 14/12/2017 | 11:38 am
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Tras una década de penetrar el sistema eléctrico local con Fuentes Renovables de Energía (FRE) en Isla de la Juventud, se ahorran al país unas 5 700 toneladas de combustible; sin embargo, algunos especialistas anuncian limitaciones de su crecimiento en el territorio.
Fermín Molina, director de la Unidad Empresarial de Base Despacho, de la empresa eléctrica en este Municipio Especial, explica que, a partir del concepto de estabilidad que asume el sistema eléctrico y las irregularidades en la entrega que provoca la energía fotovoltaica, «los estudios demuestran que estamos al límite teórico de esa estabilidad y nos acercamos a los valores máximos permisibles».
De incrementar emplazamientos de energía renovable en las condiciones del territorio, el sistema pudiera generar perturbaciones y producir afectaciones en la calidad del servicio a los clientes.
«Para continuar el crecimiento con este tipo de energía se necesitan otras soluciones técnicas; entre ellas, muy utilizada en el mundo y cuya aplicación se estudia hoy, figura la acumulación en batería de descarga rápida (similar a la batería de un carro) que entra en funcionamiento cuando el parque deja de producir por nubosidad, entonces esa energía ayuda a mantener estable el sistema.
«Los principales problemas son de frecuencia, que es el medidor de calidad entre la demanda de la población y la producción de electricidad; o sea, cuando esta se comporta con un valor de 60 Hertz o 60 ciclos por segundo —típico de Cuba— quiere decir que el consumo y generación están equilibrados, si es mayor, es que se produce más de lo que se necesita, y si es menor, me demandan más de lo que puedo producir.
«Hoy solucionamos esas fluctuaciones con una reserva rodante en las unidades que trabajan con Fuel-oil, pero cuando se sobrepasan los límites, significa trabajar en niveles de menor eficiencia por debajo del 70 por ciento, lo cual encarece la operación del sistema para manejar estabilidad y posibles picos de voltaje», explicó.
De acuerdo con el especialista, recurrir al método de acumulación con baterías de descarga rápida es imprescindible para alcanzar los niveles de penetración con FRE que demanda el país, porque se puede estabilizar la frecuencia, «en estos momentos solo es posible crecer en Isla de la Juventud con 1,2 MegaWatt más en las condiciones actuales», acotó.
10 Años de fre
Las FRE que se utilizan en Isla de la Juventud son de dos tipos: eólica, iniciada hace 10 años, y fotovoltaica, desde 2013. Se han realizado pruebas con otro tipo de energía, la biomasa, en el poblado de Cocodrilo y en la Melvis, pero los valores resultantes no son significativos en materia de generación, aclaró Molina.
«El crecimiento del uso de las FRE se inició en 2007 con la instalación del parque eólico experimental Los Canarreos, de un aporte cercano al uno por ciento, y que se mantuvo en ese entorno, a pesar de las afectaciones ocasionadas en 2008 por Gustav, huracán categoría V en la escala Saffir Simpson y que mantuvo al territorio en recuperación casi total durante tres meses.
«Además, en los últimos años el viento ha sido muy poco y al tener un generador averiado, ha mantenido la generación mediante energía eólica en el entorno del uno por ciento. En 2015 se sumó la generación fotovoltaica y el aporte se elevó a un 2,2 por ciento. En 2016 subió al 4,6 y hasta la fecha del 2017 estamos alrededor de un seis por ciento.
«Estos son valores todavía pequeños, por lo que tenemos mucho camino por delante. Hay países en los que es muy fácil crecer con las FRE porque tienen hidroeléctricas, grandes ríos y otros recursos, pero en Isla de la Juventud estamos obligados a generar con fotovoltaica y eólica», observó.
Aportes significativos
Isla de la Juventud se designó por el país como polígono de prueba en el uso de las FRE y durante esta década se muestran saldos positivos.
«Para tener un parque que se pudiera acostar, como protección ante los huracanes, los molinos debían ser de dos aspas; el país se dio cuenta de que estos aprovechan menos el viento que los de tres; entonces en las zonas del norte de las provincias orientales se utilizan de tres como resultado del análisis de la experiencia en Isla de la Juventud.
«A partir de los problemas técnicos que se comprobaron, relacionados con la variabilidad de la frecuencia, la nubosidad…, el país tomó la decisión de limitar el tamaño de los parques para no afectar la estabilidad del sistema eléctrico y además, a partir de la práctica que hemos tenido en el territorio, se ha implementado un código de red que establece los requisitos que debe tener cada emplazamiento de FRE que se integre a la red del sistema.
«También nuestra experiencia permitió estandarizar la altura de las mesas de los paneles en los emplazamientos, que cuentan ya con un catálogo nacional para el tipo de cimiento de los parques fotovoltaicos.
«No solo se ahorra combustible fósil, también disminuye la carga contaminante a la atmósfera y el calentamiento global; desde el punto de vista medioambiental, el saldo es favorable», afirmó.
La realidad demuestra que al impulsar la utilización de FRE se obtienen niveles más «limpios» de generación de electricidad y se aporta a la transformación gradual de la matriz energética nacional en la aspiración del Estado Cubano por lograr un 24 por ciento de participación de las FRE en el 2030.
Este aporte hoy solo alcanza en Cuba un poco más del cuatro por ciento y en Isla de la Juventud, se cuenta ya con una potencia instalada de 5,85 MW.