Fidel sigue con nosotros

Era imposible abrirse paso entre la multitud que desde horas tempranas acudía a la Escalinata de la Universidad de La Habana. Nadie quería dejar de estar allí la noche de este sábado. A un año de la desaparición física de Fidel, sus hijos más jóvenes, de cuyos valores, estirpe y temple siempre se sintió orgulloso, volvían a ese sitio sagrado, como lo hicieron desde la madrugada del 26 de noviembre, poco después de conocer la noticia de su partida a la inmortalidad.

La juventud regresaba al amparo del Alma Máter para susurrarle al Caguairán que jamás se ha ido de la Universidad y que su vida, obra y pensamiento se han convertido en guía eterna. Banderas cubanas, del 26 de Julio, de la Unión de Jóvenes Comunistas y de las organizaciones estudiantiles, así como gigantografías de Fidel, engalanaban la emblemática institución, mientras la emoción de cientos de jóvenes se mezclaba con consignas, carteles, pancartas...

Las notas del Himno de Bayamo y la frase que corrió de boca en boca y se adueñó de Cuba hace un año: Yo soy Fidel, marcaron el inicio de la velada político-cultural, que honró a un hombre en el mismo lugar donde estudió, donde pronunciara tantos discursos; en el escenario de muchos de sus intercambios con los jóvenes y desde donde salieron marchas de reafirmación revolucionaria encabezadas por él.

En la velada, se escuchó la voz de Niubys García Otaño, presidenta de la Comisión Organizadora de la Asamblea Nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), quien aseguró que no es preciso preguntar qué estudiante, qué joven no quiere, admira y siente como suyo al Caguairán Mayor, al hombre que nos enseñó a ser a través de sus saberes, al líder por excelencia, al martiano por convicción, al padre y amigo, al joven más sabio.

Recordó cuando los miembros de la FEEM recibieron del Comandante en Jefe la tarea de cuidar siempre esta Revolución, manteniendo las ideas y la conciencia cuesta arriba. «Su sencillez no le permitió pedirnos nada más a cambio, pero sabemos bien que preservar nuestro proyecto socialista es hacer permanecer por siempre el legado de Fidel en el corazón y las acciones de las nuevas generaciones».

Esos sentimientos también los compartió Raúl Alejandro Palmero Fernández, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, quien evocó que hace un año «Cuba entera se fundió en un gran silencio, respetuoso y voluntario», y la noticia de la desaparición física de Fidel «fue un impacto estremecedor en la historia, solo interrumpido por la fuerza pujante e indetenible de millones de cubanos que ocupamos escuelas, carreteras, hospitales y plazas para ratificar con lealtad que este es el pueblo de Fidel».

¡Fidel no se ha ido!, afirmó el líder estudiantil. Añadió que: «vivió de pie hasta el último segundo y estará presente en lo inmortal del hombre nuevo que se forma en nuestras aulas, en cada cubano que pronuncia con pasión Yo soy Fidel, en la solidaridad internacional, en la firmeza, el altruismo y el desinterés natural que nos inculcó. Para todos es sin dudas nuestro líder histórico, pero resulta también un padre, un maestro, un consejero sin talla, un amigo cercano, una voz de confianza».

Foto: Abel Rojas Barallobre

Un documental resumió la vida de Fidel en la misma universidad en la que alertó que la Revolución podía ser reversible si enfermaba el cuerpo sano de sus sueños y desde la que habló por última vez a los universitarios, dejándoles la responsabilidad de defender las banderas del socialismo.

El talento cultural de artistas como Vicente y Aurora Feliú, Annie Garcés, Eduardo Sosa, Raúl Torres, la compañía de danza Tiempos, Arnaldo Rodríguez y su Talismán, Mayito Rivera, Dayani Gutiérrez, Yulaisi Miranda, Jazz Band, La Colmenita, Daymé Arocena y el Grupo Moncada, se escuchó en el recinto universitario, mientras los rostros demostraban que «hoy el corazón nos late afuera, y tu pueblo, aunque le duela, no te quiere despedir».

De los momentos conmovedores durante la velada, la interpretación de Cabalgando con Fidel —el tema que caló hondo en el corazón de los cubanos, se convirtió en himno y acompañó las tristes jornadas de la despedida al Comandante en Jefe—, fue uno de los más intensos. El final del homenaje se tornó más íntimo. Nadie podía contener el dolor, mientras el grupo Moncada, junto a varios artistas y acompañados por la Jazz Band, interpretaron el emblemático tema Mi historia crecerá.

Fidel seguirá creciendo. Solo un hombre como él puede continuar siendo el corazón de una Revolución; solo con él puede definirse a Cuba y guardar toda su gloria en un grano de maíz, morir y seguir viviendo. A 60 años de haber zarpado en el yate Granma, con la promesa de ser libres o mártires, se arriesga sobre estos nuevos tiempos encrespados para que desembarquemos en nuevas victorias.