Si bajo techo, ventilador mediante, la canícula le zumba, imagínese cómo estará el calor, a cielo abierto, en los campos agrícolas: ¡que raja las piedras!
Entonces, debemos quitarnos el sombrero ante los que ahora mismo están allí, empapados de sudor, tal vez sin tener ni agua fría, para garantizar la más importante siembra agrícola que se nos viene encima, de la que se encargan numerosas entidades estatales y el sector cooperativo y campesino.
Se trata de la campaña de frío, que garantiza más del 60 por ciento de la producción de cultivos varios del país. Quizá muchos piensen que a estas alturas prepararla resulta una cuestión de coser y cantar. Pero no, ¡qué va! Nada más apartado del facilismo.
Hace unos días hubo en Villa Clara un análisis para evitar dejar cabos sueltos, y poner en marcha una novedad en materia de organización, y en el que participó el ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero.
Lo nuevo, si es que cabe, estriba, nada más y nada menos, que en organizar la etapa invernal de plantación entre septiembre y febrero, teniendo en cuenta los balances de los medios materiales para cada uno de los cultivos.
Dicho en otras palabras, se precisará desde la disponibilidad de la tierra y la fuerza de trabajo, hasta cada recurso con que se cuenta en función de lograr la producción. Obviamente, asumir la preparación, de esta manera, permitirá conocer, de antemano, a qué atenerse para evitar sorpresas, o tener listas variantes para posibles imprevistos.
El buen desarrollo de la cosecha invernal, la de mayor aseguramiento de recursos, independientemente de que puede haber determinado déficit de algunos, incluidos semillas, riego, combustible, equipos, fertilizantes y plaguicidas, resulta vital en el empeño de satisfacer, en mayor medida, el abastecimiento a la población, el consumo social y el sector turístico.
De ahí la trascendencia de afinar bien todo el andamiaje para sacar los mejores dividendos a la inversión, que pasa por realizar las siembras en el tiempo óptimo, evitar el despilfarro y aplicar adecuadamente la técnica.
En opinión del Ministro de la Agricultura, hay que ser estrictos en los preparativos y durante su ejecución, para la cual nada se puede dejar al azar.
Pero no solo se analizó ese tema en la reunión. Rodríguez Rollero reveló que se podrá seguir hablando de planes, pero la evaluación será por la venta per cápita mensual de no menos de 30 libras en la red minorista.
La vara se puso alta no solo en ese aspecto, pues salió a relucir también que hay provincias a las que el sistema de Acopio les envía boniato o malanga cuando todos los territorios realmente pueden producir estas viandas.
La campaña de frío es un buen momento para corregir el tiro, donde sea necesario, a fin de afianzar todavía más la eficacia porque, más que excepciones en el buen hacer agrícola, necesitamos todavía ese empujón que meta de cuajo en el saco de los mejores a la inmensa mayoría. Así de lógico, así de sencillo.