Lic. Yusdiel León Castillo, profesor de Marxismo, Leninismo e Historia de la Universidad de Artemisa. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:51 pm
Ser cubano entraña un sinnúmero de cualidades que nos distinguen del resto de los habitantes del planeta. La propia historia de Cuba, en sus distintas etapas, mucho ha aportado a estos cubanos del siglo XXI, que, como sus predecesores, nacieron también con «aptitud de integración y absorción de otras culturas», como dijera Miguel Barnet, en un encuentro con miembros de la AHS en el capitalino Pabellón Cuba.
De toda esa mezcla de culturas nació el criollo, rebelde por naturaleza, amante de la libertad y protagonista de nuestras primeras gestas independentistas. De aquellos primeros cubanos de pura cepa somos descendientes, de ahí que, aún con varias centurias de diferencia, los de este siglo también defendamos esa cubanía que nos distingue, incluso más allá de las fronteras.
En un aula de la Facultad Pedagógica de la Universidad de Artemisa, en pleno siglo XXI, un joven profesor de Marxismo, Leninismo e Historia, defiende con pasión esos rasgos distintivos que también aportan a nuestra independencia y soberanía.
Para Yusdiel León Castillo, seremos libres en tanto no dejemos perder el sincretismo religioso, las raíces culturales y el amor a la historia y a los héroes que por siglos ha caracterizado al cubano y lo ha convertido en el ser social que es hoy.
«Vivimos en un mundo marcado por las nuevas tecnologías, el amplio desarrollo de las fuerzas productivas y del conocimiento. La influencia de todas las culturas llega inevitablemente a los jóvenes que hoy constituyen el blanco de todos los proyectos para cambiar nuestro Socialismo, considerado amenaza para las grandes potencias capitalistas por la influencia que tiene en los grandes movimientos sociales de América Latina y el mundo.
«La apuesta hoy, desde los medios de comunicación, que constituyen el escenario de lucha, es por tergiversar y desmontar la historia y a esos héroes, inspiradores de la cubanía de la generación del siglo XXI. Buscan enajenarnos, fomentar la inercia, sesgar la capacidad de lucha y sumergirnos en el mundo del consumismo, ese en el que han ahogado a sus pueblos para convertirlos en simples títeres.
«Ya lo quisieron hacer cuando durante la intervención norteamericana cambiaron los programas de estudio, e insertaron el Inglés y la enseñanza de la Historia de Estados Unidos. No lo lograron entonces y tampoco lo harán ahora».
Para este joven profesor, la batalla por mantener viva la cubanía se gana en buena medida en esas aulas donde cada día él y tantos otros maestros luchan por mantener viva la identidad y ayudan al alumno a ser un ser humano mejor, y le instruyen para que nadie pueda engañarlos.
«Si Félix Varela y José Martí lograron fomentar en Cuba el independentismo fue por sus dotes como pedagogos, y no en balde Fidel, el Maestro mayor de las últimas generaciones de cubanos, definió como prioridad de la Revolución la alfabetización de todos, sin excepción».
Su asignatura, confiesa, suele parecer aburrida a los estudiantes en un inicio. «A los jóvenes de hoy no se les puede explicar desde el enfrentamiento y la imposición de una ideología; hay que demostrar y argumentar, desde la ciencia, cómo afecta y enajena una sociedad de consumo.
«Los de hoy son jóvenes muy preparados, instruidos, con cada vez más acceso a las nuevas tecnologías y a contenidos informativos que no siempre se basan en la realidad, de ahí que puedan dar como cierto algo que no lo es. Eso entraña mayores retos para el maestro, que tiene que ser capaz de explicar con datos estadísticos, por ejemplo, que la supuesta democracia norteamericana, tan idealizada, tiene fisuras graves, pues en ocasiones el presidente electo no ha sido el de mayor cantidad de votos, como sucedió con George Bush y recientemente con Donald Trump.
«O que las famosas becas que han ocasionado rechazo en los últimos tiempos entre los universitarios cubanos tienen una marcada intencionalidad de subvertir el pensamiento de nuestros jóvenes, y son financiadas por los Estados Unidos».
Considera como una clara muestra de la vigencia de la cubanía el homenaje de las nuevas generaciones a Fidel. «El enemigo no pensaba que reaccionarían así; fue, creo, la muestra más espontánea y sincera de que la Revolución también ha calado profundo en los pinos nuevos pese a no haber vivido aquellos primeros años de efervescencia transformadora que sucedieron al primero de enero de 1959».
Como joven que a diario interacciona con jóvenes, Yusdiel considera que los de hoy también llevan en sus venas la cubanía, solo que manifestada acorde a los tiempos que corren.
«Más allá de las contradicciones generacionales, que no considero sean antagónicas sino de las que deben existir necesariamente para que haya desarrollo, esta generación en la que me incluyo está por lo general identificada con el sistema socialista y no creo que se deje arrebatar jamás logros como la educación, la salud, el deporte para todos.
«Ansiamos un país mejor, pero sabemos lo importante: nadie va a venir a cambiarnos; nosotros, desde dentro, tenemos capacidad, talento y la cubanía suficiente para hacerlo».