Yurisbel Labrada Muñoz y Adrianni Jiménez Chávez pueden contar hasta 6 000 larvas en tres horas. Autor: Glenda Boza Ibarra Publicado: 21/09/2017 | 06:51 pm
CUMANAYAGUA, Cienfuegos.— Tienen un trabajo «desagradable»: clasificar «gusanitos». Yurisbel Labrada Muñoz y Adrianni Jiménez Chávez pueden contar hasta 6 000 larvas en tres horas. Sin embargo, para aquellos ignorantes los muchachos veinteañeros explican con destreza la categorización de tales organismos y sobre todo cómo sirven de alimento a otros «bichos» controladores de plagas.
«Nuestra labor es cosechar larvas Galleria destinadas a ser parasitadas por nemátodos o Tetrastichus. Estos a su vez se usan en la protección de varios granos como el café o el arroz», señala Labrada Muñoz.
Con apenas una decena de trabajadores, la mayoría menores de 35 años de edad, en el Centro de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos (CREE) del Escambray cienfueguero estos muchachos hacen de todo.
«Soy técnico de nivel medio en Contabilidad y del oficio solo me queda contar larvas», bromea Jiménez Chávez. «Al quedar disponible vine para acá y aprendí todo el proceso de producción de controles biológicos, lo mismo para el campo que para los almacenes».
Con extremo detalle los jovencitos explican la función de cada uno de los organismos que han permitido una mayor protección de las cosechas de café en los últimos años.
«Tenemos uno de los niveles más bajos de afectación, aproximadamente un 2,8 por ciento de granos dañados por la broca», apunta Omar Bermúdez, director general de la Empresa Procesadora de Café Eladio Machín.
«En los años 90 el perjuicio estaba por encima de la mitad de todos los granos y a partir de la aplicación de tales medios biológicos se ha logrado disminuir y mantener indicadores favorables de la calidad requerida en la comercialización».
«Sin embargo, es bien difícil eliminar la broca (plaga que más daño causa a los cultivos de café a nivel mundial); por ello el trabajo que hacemos aquí es muy importante y nuestros productos están disponibles para todos los campesinos», acota Clara Monzón, directora del CREE.
«Los cafetaleros los compran y con la asesoría de técnicos los aplican en los campos, pues son entomófagos y entomopatógenos con varias formas de acción», insiste.
En el CREE del lomerío cienfueguero se logra la Beauveria (hongo) cuya aplicación es de manera foliar y controla el adulto de la broca; el nemátodo, aplicado al café que cae al suelo, controla la larva en el interior; y la Cephalonomia (una especie de avispa pequeña), penetra el grano por el mismo orificio de la broca y parasita la larva.