Para las niñas, niños y adolescentes, que integran la OPJM, es muy importante ser escuchados. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:29 pm
Aunque no falten quienes sientan que deben sobreprotegerse, hay algo muy creativo en esas mentes casi virginales de los niños, pues de ellos nacen valiosas ideas y ocurrencias, para transformar sus escuelas, estimular el aprendizaje y crecer física, espiritual y humanamente.
Pero aunque no les falten las ganas y las osadías, no deben en esas edades empeñarse solos en sus «aventuras». Necesitan de un guía, y no de uno cualquiera, sino del guía base de su escuela, ese que ha de contar siempre con los más pequeños y deberá acompañarlos en cada acampada, chequeo de emulación, asamblea pioneril, así como buscar solución a sus inquietudes y defender con vehemencia las soluciones de estas.
En el sistema educacional cubano carecerían de sentido una escuela y un guía base que no vivan intensamente el trabajo de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), pues en el accionar de cada pionero, en sus momentos felices y de frustraciones está la estela de la estructura adulta de la agrupación estudiantil. Los guías son los responsables de concretar ideas e iniciativas del más joven relevo de Cuba.
Lo sabe bien Galina Morales Toledo después de más de ocho años en esa responsabilidad, primero en la escuela primaria Leonardo Licourt y ahora en la Julio Antonio Mella donde asume, además, la de maestra de sexto grado. Galina, a sus 40 años, se siente rejuvenecida al tratar con los más de 500 pioneros del centro y disfruta de esa energía que les corre por las venas.
«El guía base es quien vela por que se realicen todas las actividades de la organización y abre el camino para que se puedan realizar acampadas, chequeos de emulación y otras actividades extradocentes que enriquezcan la formación de nuestra niñez y adolescencia. El guía es el alma de una escuela», asegura.
Todavía recuerda con orgullo y satisfacción su paso por la escuela Leonardo Licourt, donde llegó a vestirse de payasa en varias ocasiones para amenizar los chequeos de emulación, y más recientemente en el centro donde labora, el momento en que, entre consignas y versos, sus pioneritos recorrieron el tramo que los separaba del fragmento de trocha Mariel-Majana, hasta donde llegaron reeditando la Invasión de Oriente a Occidente.
Brillar por sí solos
A más de un centenar de kilómetros de la joven provincia de Artemisa, el centro escolar Mártires del 28 de Diciembre es una referencia histórica para los nacidos en Las Tunas. En la casona que ocupan sus instalaciones docentes fueron asesinados, en igual fecha de 1958, tres jóvenes virtuosos cuando solo faltaban días para el triunfo revolucionario.
Allí labora desde hace 12 años una guía base de pioneros que ha hecho del trabajo con los niños y niñas el sentido de su vida. Se trata de la licenciada Nelsy Naranjo, quien, además de sus funciones como bibliotecaria, conduce el colectivo estudiantil y asume el diseño de buena parte de sus actividades fundamentales.
Nosotros somos como sus segundos padres, pues nos encargamos de su educación y cuidado desde que llegan a la escuela, asegura Nelsy. Añade que «ser un buen guía base significa amar a los infantes y convertirse uno mismo en un niño o una niña más. El colectivo debe notar su inserción en sus iniciativas. Así que, tirarse al suelo, hacer cuentos, participar en sus juegos, saltar suiza y reírse a carcajadas no le pueden ser ajenos».
Cada niño, niña y adolescente que llega en las mañanas al centro escolar Mártires del 28 de Diciembre, con una matrícula de más de 300 alumnos, tiene la bienvenida casi siempre de la música de la radiobase y luego recibe las orientaciones en el matutino, pues tratamos de hacer lo posible para que su jornada sea provechosa.
Nelsy refiere que en ese espacio, entre otras tareas, se profundiza en efemérides de la semana, para lo cual la biblioteca escolar deviene ideal fuente de información. «No son matutinos convencionales. Las guías de la escuela tratamos de que resulten interesantes, para que puedan ser asimilados sus mensajes. En ocasiones los dramatizamos, como el de la Protesta de Baraguá, donde ambientamos todo como si fuera algo real», asegura.
Para la maestra Galina es fundamental contribuir a que los muchachos ganen en protagonismo y aprendan a brillar por sí solos y expresar sus criterios sin miedo. «He logrado que pioneros del centro participen en concursos y obtengan buenos resultados, mientras que otros se han insertado como corresponsales pioneriles. Y en las asambleas hay que ver cómo intervienen».
Compartir esta tarea con la docencia resulta un poco complejo, pero Galina quisiera hacer muchas cosas más, y aunque considera que su centro es como un pequeño palacio de pioneros, añora que el municipio cuente con uno de verdad, donde desarrollar plenamente los círculos de interés y realizar acampadas reales, donde los estudiantes estén en intercambio directo con la naturaleza y pongan en práctica lo aprendido en exploración y campismo.
Amar de verdad
Este lunes, cuando el almanaque marque el cumpleaños 55 de la creación de la OPJM, cada guía base habrá de pensar cómo seguir trabajando a la par del consejo de dirección, de la organización, para hacer cosas que motiven a los niños, pues como ha declarado Aymara Guzmán Carrazana, su presidenta, a veces hallamos guías que no los dejan hacer, existe la tendencia paternalista de protegerlos, de creer que sabemos qué quieren, qué les gusta o qué necesitan, y eso es incorrecto, pues por mucha cercanía que exista con ellos, nada se ve, ni se siente o percibe igual.
Son esos los elementos que han reclamado los pioneros después de dos meses de iniciado el Proceso Aniversario 55 de la OPJM y de haberse efectuado las asambleas a nivel de destacamento y en los colectivos pioneriles, apunta la dirigente juvenil, quien defiende la importancia de que vean a su organización como garantía para ser escuchados, representados, atendidos y, sobre todo, respetados.
Para la tunera Nelsy, a cargo del «piquete» infantil en su provincia, este aniversario será una nueva oportunidad para confirmar cuánto se puede aportar cuando se ama de verdad a los niños. Y la artemiseña Galina apunta cómo la modernidad y las nuevas tecnologías entrañan un reto para la organización, y ante ello se hace necesario fomentar la recreación sana, el intercambio y el aprendizaje, que ayudan a los pequeños a conducirse y actuar en sociedad.
También es preciso seguir reavivando los resortes emulativos y la entrega de reconocimientos a los mejores pioneros y guías base. «Ello estimula la creatividad y la participación en los centros escolares, pues para un guía no hay nada que le llene más de satisfacción que recibir la condición de Reparador de Sueños y ver la sonrisa de sus niños», afirma Galina.
La Presidenta de la OPJM considera que el trabajo de los guías es muy anónimo, pues a la organización la representan sus pioneros, y están trabajando para que los guías y colaboradores tengan más conciencia de qué es ser un pionero y dejar esa huella en su formación.
«Hoy los pioneros han planteado temas interesantes acerca de cómo hacer más atractiva la impartición de las clases y cómo perciben la enseñanza de la Historia. Se han referido a los héroes y mártires de nuestra Patria con respeto, pero exigiendo a su vez conocerlos de forma más atractiva y novedosa.
«Es interesante escucharlos cuando se refieren al aumento de las actividades para ocupar el tiempo libre o la necesidad de aumentar la calidad de las asambleas de destacamento y hasta hablar de las conductas inadecuadas, o la necesidad de que se trabaje más con la familia, espacio donde se pueden atender las situaciones que atentan contra su crecimiento.
«Si esas son sus aspiraciones, entonces ven a nuestra organización involucrada en esas cuestiones y desean que siga siendo un espacio real para intercambiar, razonar y expresarse. En ello los guías base tienen una enorme responsabilidad, no solo en tratar de confiar y dejar caminar y hacer a nuestros pioneros, sino en disfrutar con sus iniciativas y aprender a hacerlas realidad.
«Por eso, la organización de la más joven y bella generación se sabe útil y necesaria. Sus integrantes están dispuestos a dar continuidad a lo que nuestro pueblo ha sido capaz de defender y construir, y se sienten felices de ser pioneras y pioneros cubanos, de una organización que cumple 55 años y cumplirá muchos más, y de que los adultos o personas mayores, como nos llaman a nosotros, contemos con ellos».