René Vallejo y Manuel «Piti» Fajardo (derecha) en el hospital de campaña de Pozo Azul, Sierra Maestra. Foto tomada del libro La contraofensiva estratégica Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:22 pm
A 55 años de la caída en campaña de «Piti» Fajardo, este 29 de noviembre, su ejemplo continúa vigente para la juventud cubana que defiende la Revolución en todos los sectores, y especialmente para nuestros médicos, enfermeros y trabajadores de la salud, que cotidianamente atienden a nuestro pueblo, y cumplen misiones humanitarias en diferentes regiones del mundo subdesarrollado.
Manuel Eugenio Fajardo Rivero, hijo de Manuel y Francisca, nació en la ciudad de Manzanillo, entonces Oriente, el 8 de noviembre de 1930, en un medio familiar lleno de armonía y económicamente desahogado. Desde su niñez fue educado en el amor a la familia, la patria, la historia y sus próceres, lo que contribuyó a su formación ética y su apego a la justicia. Su madre Francisca Rivero Arocha fue una de las primeras mujeres graduadas de la carrera de Medicina en Cuba, y después de la caída de Machado, en 1933, fue la primera en dirigir un hospital, hechos que influyeron en su decisión de ser médico.
Cursó sus estudios primarios en la escuela José María Heredia de su pueblo natal, donde fue un alumno aplicado y respetuoso. Era alegre, culto, le gustaba la música y sabía tocar el piano. En 1948, al culminar el bachillerato, viajó a Estados Unidos y apreció la discriminación racial existente en ese país. A su regreso matriculó en la Facultad de Medicina en la Universidad de La Habana, donde se desempeñó como monitor de varias asignaturas. En horario extraescolar impartía repasos a sus compañeros, y practicaba natación, béisbol y voleibol. Al graduarse, en 1955, comenzó a prestar servicios como cirujano residente en el Hospital Municipal General Freyre de Andrade (Emergencias), en la capital. El 2 de junio de 1956 se casó con la doctora Nidia Ledea Ramírez.
Más tarde, se trasladó a Manzanillo y comenzó a trabajar en el Hospital Civil y en la clínica privada La Caridad, donde se vinculó al doctor René Vallejo, quien ejerció una positiva influencia sobre él como médico y ciudadano. Juntos atendieron a las familias pobres y a los heridos en la lucha contra la tiranía. Al conocerse los vínculos de ambos con el movimiento revolucionario, las fuerzas represivas irrumpieron en la clínica y arrestaron al doctor Vallejo, que al ser puesto en libertad se alzó en la Sierra Maestra.
Médico y soldado
A finales de marzo de 1958, «Piti» Fajardo se incorporó al Ejército Rebelde. Rápidamente comenzó a asistir a los combatientes heridos, en un hospital creado por Celia Sánchez, en el que atendía a los campesinos, y fundamentalmente a los niños, por los que sentía un especial cariño. También contribuyó a curar a los soldados enemigos. De forma simultánea trabajó en la construcción de un pequeño hospital de campaña en Pozo Azul, y más tarde le asignaron la custodia de un arsenal de guerra.
A principios de octubre, cuando se formó la Columna 12 Simón Bolívar del Ejército Rebelde, a las órdenes del Comandante Eduardo Sardiñas (Lalo), «Piti» Fajardo fue nombrado su segundo al mando y jefe del Pelotón de Comandancia, donde continuó a cargo de los servicios médicos y asumió las tareas de auditoría, comunicaciones y abastecimientos.
El 17 de noviembre bajó a un embarcadero del río Cauto, donde lo esperaba su esposa, quien tras muchas peripecias logró evadir al ejército batistiano, con el objetivo de que conociera a su hija de tres meses de nacida1. Se mostró muy feliz al verlas y pasó un breve momento con ambas, pero tuvo que despedirse para continuar cumpliendo su deber.
El 31 de diciembre, como segundo jefe de la Columna 12, participó en el asedio y la ocupación del cuartel de Las Tunas, donde el jefe militar batistiano se rindió ante la huida del tirano. Hasta este momento se había destacado como médico junto a los doctores Ernesto Che Guevara, Julio Martínez Páez, René Vallejo Ortiz, Sergio del Valle Jiménez, José Ramón Machado Ventura, Eduardo Bernabé Ordaz, Oscar Fernández Mell y Vicente de la O, entre otros, pero también se destacó como soldado en los combates de San Ramón, El Salto, Providencia, Cuatro Caminos, El Jigüe, Las Mercedes, Cerro Pelado, Veguitas y El Meriño. Terminó la guerra con el grado de capitán.
El triunfo de la Revolución
El 1ro. de enero de 1959, «Piti» Fajardo se encargó de la organización del Gobierno municipal en la ciudad de Las Tunas. El día 4 se incorporó a la Caravana de la Libertad bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro en su recorrido hacia La Habana, y el 8 hizo su entrada triunfal en la capital junto al líder de la Revolución.
La primera misión asignada fue en Manzanillo, donde organizó el Hospital Civil y estuvo al frente de la construcción de un centro asistencial. Más tarde dirigió el Hospital Militar de Santiago de Cuba. Después de la firma de la Primera Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959, Fidel lo designó administrador de la finca El Macho, en la Sierra Maestra, tarea que realizó al mismo tiempo que dirigía el hospital de Manzanillo.
Del 24 al 28 de agosto presidió la delegación cubana al II Congreso Brasileño de Medicina Militar, en Porto Alegre, Brasil, donde representó dignamente a la naciente Revolución Cubana. Antes de partir había sido ascendido a Comandante. En noviembre de 1959 fue designado por Fidel para dirigir la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en Las Mercedes, antigua provincia de Oriente.
La lucha contra bandidos
Posteriormente fue nombrado jefe de Operaciones Militares en la Sierra Maestra. En marzo de 1960, bajo el mando de Fidel participó en la persecución del traidor Manuel Beatón, quien después de asesinar a los Comandantes Cristino Naranjo y Francisco Tamayo, se había alzado contra la Revolución al frente de una docena de amigos y parientes, hasta que en junio fue capturado por un grupo de campesinos.
A partir de la experiencia anterior, el 7 de septiembre Fidel lo designó jefe de Operaciones en el Escambray, con la tarea de perseguir a los primeros elementos contrarrevolucionarios alzados en esa región por indicaciones de los servicios de Inteligencia norteamericanos. Al cabo de un mes habían sido capturados 102 bandidos y 75 colaboradores, incluyendo a los principales cabecillas.
En horas de la noche del 29 de noviembre de 1960, «Piti» Fajardo murió en un intercambio de disparos que se produjo en un cerco de las Milicias, cuando dirigía la persecución de un grupo de elementos contrarrevolucionarios que habían robado varias armas y escapaban hacia las afueras de Trinidad con el objetivo de alzarse.
Su caída conmovió a toda la nación2, pero especialmente a Fidel, quien al despedir el duelo, visiblemente emocionado, expresó: […] «Hemos venido a dar sepultura a un combatiente del Ejército Rebelde. Este acto tiene que ser necesariamente doloroso para todos nosotros. Primero, porque la Patria pierde un hijo bueno; segundo, porque la Revolución pierde un combatiente de primera línea; y tercero, porque los que fuimos sus compañeros y sus hermanos, perdemos a un compañero, un amigo, un hermano. […] ¿Quiénes son los culpables de la muerte del comandante Fajardo, sino, en primer lugar, esos que desde el extranjero, esos que desde un Gobierno extranjero, desde un país extranjero, constantemente están lanzando armas en paracaídas sobre una región de Cuba, a fin de alentar a los traidores? [...] ¡Culpable de la muerte de Fajardo es, en primer lugar, el Gobierno de Estados Unidos! ¡Culpable de la muerte del comandante Fajardo son, en primerísimo lugar, los bandidos del Pentágono y del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos, que son los que han estado lanzando constantemente armas en paracaídas sobre el Escambray, para tratar de que allí se produzcan grupos de alzados contra el Gobierno Revolucionario, para contrarrestar la acción de las Milicias Campesinas, vigilando el territorio y actuando a fin de contrarrestar todos los esfuerzos que el imperialismo hace por promover grupos contrarrevolucionarios¡ […]»
«Piti» Fajardo junto a su hija.
1 Nidia Francisca (1958). Después nació su segunda hija Déborah, Luisa (1960).
2 En homenaje a «Piti» Fajardo, la Junta de Gobierno, de la Comisión Hospitalaria en la Escuela de Medicina, le dio su nombre al Hospital Universitario Reina Mercedes, ubicado en la Avenida 23 entre K y L, en el Vedado. Después recibieron su nombre el Hospital Universitario Clínico Quirúrgico, que se encuentra en la calle C y Zapata; el Instituto Superior de Cultura Física en la Avenida de Santa Catalina, en el Cerro; la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Habana; el Hospital Militar de Santa Clara, y una escuela primaria en el municipio Bolivia, en Ciego de Ávila, cuyo claustro de profesores y sus alumnos se han destacado en la investigación de su vida y su obra.