La transformación hacia una economía basada en las prestaciones de servicio progresa. Autor: Vanguardia Publicado: 21/09/2017 | 06:20 pm
Cuando Fidel vislumbró el desarrollo turístico de la cayería noreste de Villa Clara, asiento de excelentes playas, parecía un sueño, más todavía porque la obra pionera, el pedraplén de Caibarién a cayo Santa María, comenzó a las puertas del mismísimo período especial.
Esa carretera resultaba imprescindible para empezar, después, la magna obra de crear la red hotelera y toda su infraestructura.
Tuve el privilegio de reportar para estas páginas el inicio, avance y terminación del impresionante vial marítimo de 48 kilómetros, hecho con una esmerada calidad técnica y de respeto al medio ambiente que mereció el Premio Internacional Iberoamericano Puente de Alcántara, instituido por la Fundación San Benito.
Lo que vislumbró aquel día el Comandante en Jefe es, desde hace tiempo, una realidad que hasta ahora se resumen en una red hotelera con más de 8 000 habitaciones, repartidas en los cayos Las Brujas, Ensenachos y Santa María, de una rica flora y fauna, hábitat de gaviotas, flamencos rosados, lagartos, iguanas y cangrejos...
Resulta obvio el beneficio económico que ha representado para el país, pero el cómo ha impactado en la población de Caibarién, la más cercana al polo turístico, por un motivo u otro, ha permanecido casi inédito, se nos ha escurrido.
Se suele, por lo general, difundir por la prensa la cantidad de visitantes que acuden allí y cada nuevo hotel e instalación energética terminada. Obvio que esto resulta válido y necesario. Como también lo es escudriñar el impacto directo que ha tenido y seguirá teniendo el polo turístico en la comunidad de Caibarién, con una población de poco más 39 200 habitantes, la mayoría residentes en áreas urbanas.
Hoy resulta evidente el tránsito gradual y paulatino de un municipio pesquero hacia la prestación de servicios hoteleros y extrahoteleros, determinado, precisamente, por el dinámico crecimiento de la industria del ocio. Se establecieron talleres, almacenes universales, lavandería, fábricas de helados y panadería, entre otras instalaciones destinadas al aseguramiento que demanda el sector.
Así, se convirtió en una fuente de empleo clave para los caibarienenses; mientras la ciudad se beneficia también de los dividendos de los turistas que hacen una parada en tránsito hacia las playas.
La buena impronta del sector se refleja hasta en el fondo habitacional que, en los últimos años, tuvo un comportamiento favorable, reflejado en el mejoramiento de las casas. En la actualidad avanza una inversión para construir 5 000 viviendas destinadas a los que trabajan allí, de las cuales han terminado 1 400.
La buena sombra del turismo favoreció un mejor nivel de vida para parte importante de los habitantes de Caibarién, y le permitió a la localidad conocerse internacionalmente como nunca antes.
La transformación hacia una economía basada en las prestaciones de servicio progresa sin modificar esa íntima relación de su gente con el mar.