El marabú es una especie monodominante e invasora, muy espinosa, procedente del norte de África. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:11 pm
Cienfuegos.— Más de 500 especies de plantas invasoras y potencialmente invasoras han sido identificadas en Cuba por el Instituto de Ecología y Sistemática (IES), como parte de una estrategia nacional para contener esta amenaza a la diversidad biológica.
Ramona Oviedo Prieto, especialista en taxonomía vegetal, florística y conservación del IES, explicó a JR que este problema había sido tratado históricamente en términos de afectación directa a la producción agrícola, sin embargo, en la actualidad, representa también un peligro para los ecosistemas nativos y de reemplazo.
Indicó que ya unas 300 especies se comportan como invasoras por lo que merecen, en dependencia del lugar donde estén y los organismos afectados, algún tipo de atención para su manejo y control.
Sin embargo, tales acciones para mitigar el impacto perjudicial de estas, deben tener en cuenta que «no es solo cortar, tirar y quemar, sino buscar qué utilidad y valor tienen en la sociedad».
Insistió en el control de los vertederos de desechos vegetales de fincas, entidades y jardines, porque a través de estos se propagan inconscientemente algunas de esas plantas dañinas.
«Es imprescindible el uso de bolsas de nylon negro, basureros de cemento y en algunos casos la incineración, para evitar el esparcimiento hacia otras zonas».
Dentro de las plantas más conocidas figura entre las «exóticas» el marabú, que dificulta las labores de agrotecnia en los potreros, cuartones y áreas forrajeras, y se convierte en hospedero de insectos y plagas que afectan al ganado, al pasto y al hombre.
Oviedo Prieto ejemplificó además que la melaleuca o Cayeput, originaria de Australia, traída a la Isla como planta ornamental y llevada a la Ciénaga de Zapata, en corto tiempo ha logrado una densidad poblacional tan grande que desplaza totalmente a más del 90 por ciento de toda la flora del herbazal de ciénaga.
Definidas como plantas naturalizadas capaces de producir descendencia en gran número y a considerable distancia de sus progenitores, las invasoras tienen grandes valores de uso comestible, medicinal, ornamental, o como pastos y forrajes, además de la capacidad potencial de extenderse en un amplio territorio y, en un momento dado, competir y causar perjuicios a especies nativas y sus ecosistemas.