Una Cumbre donde se ratificó la amistad sellada desde hace 42 años, cuando cuatro países caribeños rompieron el aislamiento a Cuba. Autor: Estudios Revolución Publicado: 21/09/2017 | 05:59 pm
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Su Excelencia Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba;
Estimados Jefes de Gobierno de la CARICOM;
Honorables Ministros del Gobierno de Cuba y de los gobiernos de los países miembros de la CARICOM;
Secretario General de la Secretaría de la CARICOM,
Distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático;
Señoras y señores:
Ante todo, Presidente Castro, le agradezco en nombre de todos los Jefes de Gobierno de los países miembros de la CARICOM y de nuestras delegaciones por su cálida bienvenida a su inspiradora y conmovedora tierra: Cuba.
Le agradezco también por su firme declaración y su amable acogida a la CARICOM y a todo lo que nuestras naciones pueden hacer de conjunto.
Tengo la certeza de que mucho de lo que ha dicho dará contexto y sustancia a nuestros debates. Esperamos con ansias comenzar nuestras conversaciones hoy.
Señoras y señores:
Un día como hoy, hace cuarenta y dos años, los cuatro países angloparlantes del Caribe que eran independientes llevaron a cabo un acto de principio y de rebeldía.
El acto de principio fue establecer relaciones diplomáticas de manera simultánea con Cuba.
El acto de rebeldía fue disentir con los Estados Unidos de América y con muchos países de América Latina en cuanto a que el gobierno de Cuba no debía ser reconocido; de hecho, Cuba debía ser aislada.
Los cuatro países angloparlantes independientes que dieron ese paso audaz el 8 de diciembre de 1972 fueron Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago.
Con ese único acto de coraje, los gobiernos de esos cuatro países pusieron fin al embargo diplomático hemisférico impuesto a Cuba y provocaron su caída.
Hoy, todas las naciones de nuestro hemisferio, a excepción de una, disfrutan de plenas relaciones diplomáticas con Cuba. No obstante, se necesitó que cuatro gobiernos de la CARICOM, entonces denominada Zona de Libre Comercio del Caribe, se pusieran de pie audazmente junto al pueblo y al gobierno de Cuba y expresaran que este embargo diplomático no permanecería.
Los líderes de estos cuatro países actuaron en nombre de sus ciudadanos, pero les acompañaba el apoyo de todos los pueblos del Caribe, muchos de los cuales, en aquel entonces, se vieron imposibilitados de unirse a la causa por los grilletes del colonialismo.
En lo que a nosotros en la CARICOM respecta, Cuba no es una palabra de cuatro letras; Cuba forma parte integrante de nuestra familia caribeña, la que apreciamos y exigimos que todas las naciones, sin excepción, la respeten.
Permítanme en este punto rendir tributo al gobierno y al pueblo de Cuba, en especial a su fraternidad médica, que ha guiado al mundo con su coraje, su desinterés y su responsabilidad internacional en la lucha por contener el atroz virus del Ébola.
Nunca antes en la historia del mundo se ha tenido una deuda tan grande con unos pocos.
Los médicos, enfermeras y técnicos cubanos no solo han puesto sus vidas en riesgo para salvar vidas en África Occidental; con su ayuda por contener y controlar la propagación del Ébola han salvado vidas en todo el mundo. Merecen nuestro profundo respeto, nuestra enorme gratitud y nuestro eterno agradecimiento.
Además, hago un llamado a todos los presentes a mostrarles nuestro profundo agradecimiento.
Señoras y señores:
La solidaridad de la CARICOM con Cuba se pone de manifiesto en nuestros repetidos llamados, año tras año, en cada consejo en todas partes del mundo, a poner fin al embargo impuesto por los Estados Unidos de América a Cuba.
De igual forma, hago este llamado ahora desde esta capital, en presencia del pueblo de Cuba y en nombre de todos los gobiernos y pueblos de la Comunidad del Caribe aquí reunidos.
“Presidente Obama y representantes del Congreso estadounidense, pongan fin ahora al embargo insensato contra Cuba. ¡Permitan que el pueblo de Cuba prospere!”
Señoras y señores:
Cabe recordar que solo unos días antes de que los gobiernos de Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago dieran ese paso histórico y trascendental para sumar a Canadá, Chile y México al llamado para poner fin al embargo diplomático hemisférico contra Cuba, los líderes de los cuatro gobiernos emitieron la siguiente declaración:
“Los Estados caribeños angloparlantes independientes, en virtud de sus derechos soberanos de establecer relaciones con cualquier Estado soberano y con apego a su determinación de lograr la solidaridad regional y la cooperación económica integral y provechosa entre todos los Estados del Caribe, buscarán el pronto establecimiento de las relaciones con Cuba, ya sean económicas o diplomáticas, o ambas.”
Durante los 42 años que han transcurrido desde entonces, los gobiernos de la CARICOM han cumplido con dicha declaración.
La fuerza de la solidaridad de los pueblos de la Comunidad del Caribe con Cuba se evidencia aquí y ahora con la presencia en esta capital, La Habana, de misiones diplomáticas de los 14 países independientes de la CARICOM.
De hecho, La Habana es el único lugar, además de Washington y las Naciones Unidas, donde la CARICOM está representada por la totalidad de sus Estados miembros.
Ese es el valor que conferimos a Cuba; esa es la medida de nuestro gran respeto y alta estima que sentimos por el pueblo y el gobierno de Cuba.
Hace doce años, en ocasión del trigésimo aniversario del reconocimiento revolucionario de Cuba por parte de los países angloparlantes independientes, nuestros gobiernos acordaron que cada año, el 8 de diciembre, celebraríamos el Día de CARICOM-Cuba.
Así lo hemos hecho juntos desde entonces, y no como un ritual, sino con la celebración de una reunión al más alto nivel en la que trabajamos para incrementar y expandir nuestra cooperación económica regional y nuestra solidaridad en la arena internacional. Al hacerlo, hemos tenido que franquear muchos obstáculos y pensar de forma creativa sobre la mejor manera de desarrollar los vínculos económicos en un espíritu mutuamente beneficioso.
Me complace señalar que si bien el comercio entre Cuba y los países miembros de la CARICOM aún es relativamente pequeño, ha crecido con el pasar de los años. Sigue siendo un reto para todos nuestros gobiernos y empresas comerciales perfeccionar las bases que ya hemos sentado hasta el momento. Lo significativo es que existe una voluntad definida y una firme determinación de emprender esta tarea entre todos nosotros.
Desde el pasado año, representantes de nuestros gobiernos han estado trabajando en la elaboración de un Protocolo para ampliar el acuerdo existente de cooperación comercial y económica entre los países miembros de la CARICOM y Cuba. Ese trabajo ha estado acompañado de un espíritu de genuina amistad y del debido reconocimiento de los retos que ambas partes enfrentan. Se ha alcanzado un progreso significativo.
Asimismo, dado el gran deseo de todos nuestros gobiernos por continuar progresando, no me cabe dudas de que lograremos resultados mutuamente satisfactorios en nombre de todos nuestros pueblos. Sin embargo, debemos establecer un mecanismo práctico para lograr la expansión del comercio y la inversión.
La transportación eficaz y asequible es fundamental en dicho mecanismo para el movimiento de mercancías y personas entre nuestros países. En este sentido, hago un llamado a esta Cumbre para conferir gran prioridad a la creación de mecanismos para la transportación de mercancías, servicios y pasajeros entre nuestros países.
Estoy convencido de que si Cuba y los países miembros de la CARICOM pueden construir de conjunto una red de transportación, todas nuestras economías se beneficiarán. El turismo constituye una puerta para lograrlo en la región del Caribe. Sería una victoria para todos si Cuba y los países miembros de la CARICOM pueden establecer los vínculos de transportación aérea y una red de colaboración entre nuestros hoteles, el turismo de destino múltiple, que ofrece el carácter distintivo de la riqueza cultural de nuestros países.
Además, sobre la base de tales vínculos de transportación aérea podríamos crear los mecanismos para la circulación de mercancías entre nuestros países. Debemos recordar que entre Cuba y las 14 naciones de la CARICOM constituimos un mercado de más de 25 millones de personas con un ingreso medio per cápita nada despreciable. Es hora de que cada uno de nuestros países comiencen a analizar su entorno para ofrecer los bienes y servicios que todos necesitamos y adquirimos.
No digo más que la pura verdad cuando señalo que Cuba ha desempeñado un papel destacado en la formación de atletas y entrenadores en el Caribe.
Por supuesto, ni siquiera Cuba ha podido opacar la luz que emana de Jamaica. Usain Bolt continúa siendo el atleta héroe más deslumbrante de nuestra región caribeña y con certeza hace palpitar el corazón de los cubanos y los llena de orgullo tanto como a los pueblos de la CARICOM.
Nuestra región es ciertamente rica.
Se me ocurre que si enseñamos a los cubanos a jugar criquet, pudiéramos crear un equipo caribeño de criquet que permitiría al criquet antillano regresar a las alturas que con tanta majestuosidad una vez disfrutó. ¡Ya tenemos un jugador de criquet llamado Fidel; en el futuro pudiéramos tener otro llamado Raúl!
Hablando en serio, hay mucho más que Cuba y los países miembros de la CARICOM pueden compartir en beneficio mutuo, más allá del comercio y la inversión.
¿Por qué no beneficiarnos de la experiencia que Cuba con tanto esfuerzo ha adquirido en la lucha contra el ébola, mediante el envío de personal médico de la CARICOM a este país con el fin de que reciba seminarios para aprender a enfrentar el virus?
¿Por qué no deberían los países de la CARICOM y Cuba compartir sus conocimientos y experiencias en materia de deporte, en especial en el atletismo, para recuperar con medallas parte del oro arrancado de nuestras tierras?
Señoras y señores, lo que quiero decir es que las esferas para la cooperación entre nuestras naciones han alcanzado niveles abarcadores. Nos corresponde ser creativos e ingeniosos en la manera en que nos apoyamos mutuamente. Y este apoyo incluye la colaboración en la comunidad internacional. En la unidad está la fuerza y una voz firme se escucha mejor y más claramente que el balbuceo de unos pocos.
Con respecto a temas tales como el cambio climático y el calentamiento global, los servicios financieros y los dictados de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, la marginalización de nuestras preocupaciones en el G20, deberíamos concertar nuestras posturas y actuar al unísono. Es posible que solos no podamos enfrentarlos, pero no pueden ignorarnos si nos unimos.
Nuestros pueblos son el fruto de una historia de esclavitud y servidumbre, de colonialismo y explotación; de divisiones para ser dominados. Nuestra separación centenaria, la rivalidad desgastante entre nuestros países fue para beneficio de otros. Ahora somos todas naciones relativamente maduras, que coexisten en la misma comunidad con una historia común, problemas similares y ambiciones compartidas en pos de una vida mejor. Si ahora no logramos eludir las secuelas de la división que se nos impuso en el pasado;
Si no aprovechamos las oportunidades de cooperación y colaboración y nos procuramos un mundo mejor, no podremos culpar a nadie más que a nosotros mismos.
Es por ello que los insto a hacer de esta Cumbre CARICOM-Cuba, el encuentro donde tomemos decisiones concretas para lograr el progreso de nuestras naciones sobre la base de una unidad inquebrantable y una solidaridad inamovible.
¡Este es el momento, el momento es ahora!
Gracias (Aplausos).