Los asistentes al Pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas compartieron detalles y valoraciones sobre el proceso de balance de la organización. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:55 pm
Lo que nos caracteriza como seres racionales es la capacidad de apasionarnos y crear, esa necesidad de conectarnos con la gente para contagiarles nuestros sueños y esforzarnos para que la rutina sea eficiente y la adversidad comprometa en vez de alejar.
Ese es el espíritu de la UJC, una organización que aspira a la inclusión, no al elitismo, consciente de que sus metas la obligan a abrirse a los nuevos tiempos, con sus costosas tecnologías, y a tomar en cuenta los diversos estilos e inquietudes de la población cubana entre cero y 35 años.
Por eso sus líderes hablan hoy de una familia ampliada en la que todo el mundo importa. Y más que hablar, escuchan: van a la comunidad donde hay más jóvenes sin vínculos con el trabajo o el estudio; buscan a quienes optan por el cuentapropismo sin renegar del proyecto socialista, y dan respaldo a iniciativas de las organizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles para no dejar morir su historia.
Reflexionar con esa gente, actualizar documentos y métodos, hacer más funcionales sus estructuras, optimizar recursos y priorizar proyectos claves. Esa es la esencia del proceso de balance que arrancó en abril de este año y se extenderá hasta mayo del próximo, cuando concluyan las asambleas provinciales de la UJC.
Lo que diferencia a este de otros balances es que no arrancó en los comités de base sino que ha sido más profundo, en un diálogo con jóvenes y adolescentes que la UJC llama hoy Conexión necesaria: espacios en que brotan criterios y se cimientan propuestas a tono con la dinámica del país.
De esas Conexiones (que serán más de 25 000 en toda la Isla) nació, por ejemplo, la demanda de revisar la cotización, y hoy el 96 por ciento de la militancia se beneficia con un nuevo diseño de cuotas.
Explicar esas transformaciones es complejo, pero el mayor reto es llevarlas a la práctica sin abandonar las tareas de impacto que caracterizan la organización, dijo ayer Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria de la UJC, a los asistentes al Pleno del Comité Nacional de dicha organización.
A finales de este mes estará lista la cantera de cuadros para el próximo mandato. Las Comisiones de Candidatura deben privilegiar requisitos como liderazgo y capacidad de enamorarse de las tareas, precisó el Organizador del Buró Nacional, Yoan Palmero Pérez.
Todos esos nombres deben salir de la base y en su conjunto han de ser un reflejo del contexto que representan, sin descuidar variables como color de la piel y sexo o los sectores económicos y escolares de más peso en cada territorio, recalcó el dirigente.
Lo que se logre en cada una de las casi 20 000 asambleas de balance previstas dependerá de que cada comité de base y municipal parta de su propio diagnóstico sociopolítico, sin improvisar ni copiar éxitos de territorios vecinos. ¿Por qué homogenizar el proceso cuando se trata de hacerlo más realista y lograr un verdadero ambiente de balance?, apuntaron varios miembros del Comité Nacional de la UJC, reunidos hasta este sábado en la Escuela Nacional de Cuadros de la CTC Lázaro Peña.