La primer teniente Migdalis Cordero Soto ha trabajado a lo largo de ocho años en el Departamento de Extranjería. Autor: Ana María Domínguez Cruz Publicado: 21/09/2017 | 05:50 pm
«Si volviera a nacer, la decisión sería la misma. Sería una salvadora de vidas, una rescatista». Y si de vivencias se trata, la joven artemiseña Yoandra Suárez López tiene una lista muy larga, porque «no son pocas las imprudencias de las personas que ponen en riesgo sus vidas y ante las cuales yo debo actuar».
Ella, la única mujer técnica de salvamento y rescate del Cuerpo de Bomberos de Cuba, fue enfermera durante ocho años, «porque al terminar el preuniversitario, era esta la especialidad que más se acercaba a lo que yo quería hacer», pero en sus días de descanso, como ocurría desde que tenía 16 años, era un miembro más de la familia del Comando de Artemisa.
«Fui bombero voluntaria desde entonces y entrenaba con los muchachos como uno más. Aprendí a actuar ante una situación de emergencia, a desplegar las mangueras, a descender por cuerdas, a brindarles los primeros auxilios a las víctimas y, aunque trabajara como enfermera, no quise nunca desvincularme de esa actividad».
Son trabajos parecidos, pero la emoción en una es mayor, explica. «En el hospital te llevan al paciente y tienes que atenderlo como se debe, pero en mi desempeño actual, yo salgo a buscar a la persona y debo sacarlo de donde esté y tratar de salvarlo bajo presión en un ambiente donde no existen las condiciones idóneas», detalla Yoandra, quien ofrece su apoyo a la docencia en la Escuela Nacional de Bomberos Mártires de la Calle Patria.
De aquellos 38 muchachos que brindaban sus servicios de manera voluntaria en el Comando artemiseño, solo cuatro se graduaron del curso habilitado para técnicos de rescate y salvamento, entre los cuales estaba Yoandra, para el asombro de muchos.
Hizo las pruebas de eficiencia física, de natación, de aptitud ante el riesgo como los demás y demostró que su cuerpo y su mente estaban listos para este trabajo. Durante el curso asumió varios casos y, por ello, junto a los otros muchachos, recibió la Medalla al Servicio Distinguido del Ministerio del Interior (Minint).
«Siempre se tiene miedo. Quien diga lo contrario, miente. Salimos y no sabemos si regresaremos, porque en el lugar de los hechos pueden presentarse muchas situaciones que, aunque tengas la preparación para enfrentarlas y cumplas con las medidas de seguridad y protección, son las que realmente determinan».
Escalar, bucear, rastrear, desafiar las llamas. Usar máscaras, botas, cascos, capas, cuerdas, trajes isotérmicos… Todo ello forma parte de la cotidianidad de esta muchacha que no duda en poner su vida en peligro si se trata de salvar la de los demás.
«Muchos me dicen que estoy loca, que debía haberme buscado otro trabajo porque este realmente es muy difícil. Es posible, se necesita mucho valor porque no todo el mundo carga un fallecido o entra a mar revuelto. Pero te sientes tan feliz cuando haces lo tuyo, lo que te gusta y llegas a tiempo, ayudas a la gente y la mantienes con vida, que solo por eso vale la pena todo lo demás».
Valores al servicio de la patria
Toda violación que cometa un extranjero o un cubano residente en el exterior en el territorio nacional, «dispara» el actuar de los trabajadores de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería. «Ocurre con frecuencia y hay que saber realizar el proceder con mucho cuidado, actuar en correspondencia con lo establecido y hacerlo con buen trato porque somos la cara del país ante ellos».
Esas explicaciones sobre su trabajo las ofrece la primer teniente Migdalis Cordero Soto, quien muchas experiencias puede compartir luego de laborar ocho años en el Departamento de Extranjería y contar ahora con la doble militancia en la Unión de Jóvenes Comunistas y el Partido Comunista de Cuba.
«Con frecuencia, un extranjero viola el término autorizado para su estancia en el país o realiza otra actividad que no estaba concebida en la visa otorgada. En algunos casos también puede suceder que quede sin solvencia económica en un hotel, por ejemplo, o que se hospede en una casa que no cumple los requisitos de arrendamiento, según establece el Decreto-Ley 171/97.
«En cualesquiera de esos casos, intervenimos y tomamos las medidas correspondientes: internamiento, control, deportación, lo que corresponda, y debemos hacerlo en tiempo. Trabajamos en coordinación con las diferentes líneas operativas del Minint, sobre todo en situaciones graves que implican el tráfico de personas o de drogas».
Los cubanos que residen en el exterior pueden intentar entrar al país de manera ilegal, como pueden hacerlo quienes viven aquí y desean emigrar. «Son muchos los hechos que enfrentamos y siempre debemos hacerlo con una actitud que demuestre buena educación, preparación y respeto a la ética de nuestra institución. La responsabilidad y la honradez marcan el desempeño de cualquiera que integre las filas del Minint y que, además, se dedique a esta especialidad, pues el soborno y la corrupción no pueden manchar la labor grande que hacemos todos los días. Nuestros valores deben estar al servicio de la Patria».