Residuos, principalmente, vertidos por los vecinos, provocan un estado deplorable en el río. Autor: Lisandra Gómez Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
SANCTI SPÍRITUS.— El río Yayabo, símbolo identitario que legó un apellido común a los espirituanos, perdió sus colores originales. El hedor que transpira alerta del peligro: el estado deplorable de su higiene ambiental coloca en riesgo la integridad del ecosistema y sus recursos naturales; así como la salud de la población.
Bolsas de nailon repletas de desechos orgánicos; objetos plásticos y de rituales religiosos; huesos de animales; zapatos… todo un paisaje variopinto ofrece la bienvenida a quienes se adentran en una de las zonas más longevas de la cuarta villa de Cuba, en busca de admirar el legendario puente sobre el río Yayabo.
Y para nadie resulta un secreto cuál es la causa fundamental de tan grave situación: es el resultado de continuas indisciplinas sociales protagonizadas por indolentes.
«Tengo 69 años de edad y nací en esta zona; jamás había visto el río así», expresa Eugenia, vecina de una casa que colinda con el Yayabo. «Yo hasta lavaba ahí; antes nadie votaba nada y ninguna tubería estaba conectada a él», asegura, mirando con nostalgia el lento cauce.
Alberto es otro de los «nativos» de la zona, que aunque no peina canas también sufre por el daño de que es víctima el Yayabo. «A nadie le importa. Si dices algo, te buscas un problema y los inspectores no se aparecen por aquí. Nadie resuelve que las fosas del Camino de La Habana y de las Cañas desemboquen en el río», sentencia indignado.
El tema ha desvelado a muchos desde hace varios años. Pequeñas acciones para sanear sus aguas; temporadas de mayor vigilancia y control ante las indisciplinas; papeles engavetados; estrategias aplazadas por falta de financiamiento... de todo ha sido protagonista el río, principalmente desde la década de los 80 del pasado siglo.
La maldita culpa
Un equipo multifactorial integrado por diversos organismos, entre los que figuran el Citma y Recursos Hidráulicos, corroboran que los principales focos de contaminación provienen de los asentamientos poblacionales y de instituciones estatales.
La presencia de muchos microvertederos en áreas aledañas al Camino de La Habana y Kilo 12, así como la no existencia de alcantarillados en las zonas de desarrollo y ampliación, agrava la higiene ambiental del accidente hidrográfico más conocido en el territorio.
Todo ello también repercute en la situación higiénico-epidemiológica que presenta el municipio de Sancti Spíritus, según criterios de Yanarys Alma, subdirectora de Salud Ambiental en este territorio.
«Por lo general, donde están las viviendas se aprecian los vertimientos mayores. Eso contribuye a elevar los focos de enfermedades contagiosas como las hepatitis y las diarreicas. Se han detectado en sus aguas, además, bacterias nocivas que al entrar en contacto con la piel, la parte interna de los oídos y las mucosas de los ojos y la boca pueden parasitar a los humanos», expresa la especialista.
Organismos e instituciones estatales también son responsables de la agravante. Afortunadamente, muchos han reaccionado de manera positiva ante las medidas aplicadas, luego de las inspecciones ambientales realizadas en el período de 2011-2012.
El especialista en Regulación Ambiental de la Unidad Territorial de Medio Ambiente en Sancti Spíritus, David Calzada Jiménez, confirma que existen 15 fuentes principales que aportan contaminantes al río.
«A partir de 2013 ha existido una respuesta muy positiva por parte de los organismos estatales, destacándose los compañeros del Combinado Cárnico, así como del matadero de reses Víctor Ibarra y el de cerdo. Ya sus residuos son tratados, según lo establecido», concluye.
En 1986, como parte de las celebraciones nacionales por el 26 de Julio, se acometieron complejos trabajos relacionados con la disposición de residuales. Mas se debieron detener por falta de financiamiento.
Entre las principales acciones que precisa el territorio para menguar la carga contaminante del río es necesario cambiar la obra de Toma del Acueducto, porque todos los residuales del Camino de La Habana y de la zona sur del Camino de las Cañas, territorios densamente poblados en el municipio cabecera, son depositados aguas arriba.
En busca de una solución menos costosa se ha logrado trasladar el vertimiento de los residuos al río fuera de los límites de la ciudad. Evelio Martínez Madrigal, especialista de Recursos Hídricos de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Sancti Spíritus, reconoce que queda mucho por trabajar porque «el Yayabo, como fuente de vida de la ciudad, está bastante maltratado.
«En nuestro laboratorio analizamos el agua y de acuerdo con la contaminación decidimos qué intensidad de tratamiento le debemos dar para evitar un daño mayor a la población», ilustra el especialista.
Deberes, necesidades, prioridades
El Yayabo es responsabilidad de todos. La comunidad debe ganar en conciencia y los directivos gubernamentales precisan mayor protagonismo para convertir al río en el atractivo natural por excelencia de la cuarta villa de Cuba, como antaño.
«El robo de la arena es otra violación que aquí ocurre diariamente, ¿y quién vela por eso? Lo hacen a pleno día, como también pescan las tilapias y salen sin el menor pudor a venderlas por las calles», sentencia Aleida, una octogenaria espirituana que desde el balcón trasero de su vivienda observa cómo la impunidad campea por las márgenes del Yayabo.
Los supervisores de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) del municipio de Sancti Spíritus, aunque poseen decretos para enfrentar las indisciplinas, no han aplicado un número elevado de multas. Dailé Echemendía, jefa del grupo de la DIS, confirma que deben operar más en esa zona, pero en la mayoría de las ocasiones sus miembros han sido víctimas de maltratos y hasta de agresiones.
«Podemos aplicar el decreto 164 por la recolección de arena, el cual permite poner una multa de un monto que oscila entre 200 a mil pesos en CUP. En el caso del vertimiento de basura, las multas que se deben poner son de 200 a 600 pesos en CUP. Pero la realidad es que muchas veces se niegan a entregarnos el carné de identidad; otras tantas huyen; hemos sido agredidos en reiteradas ocasiones, al punto de vernos en la penosa situación de llamar a los agentes de la PNR», confirma.
En reuniones en los Comités de Defensa de la Revolución; debates en programas radiales y televisivos; charlas de equipos integrados por especialistas del Citma y Salud en los consejos populares y en centros educacionales ubicados en las zonas donde con mayor frecuencia ocurren los vertimientos de residuales, se analiza la necesidad de erradicar las indisciplinas sociales que hoy hacen, de una parte del Yayabo, un gran basurero.
Cada año, al río en su conjunto le entran 1 434 toneladas de DBO (Demanda Bioquímica de Oxígeno, que equivale a decir carga contaminante), cuya concentración oscila por tramos. Conviene a todos ganar en conciencia.
«Nos va quedando como principal problema que afecta a la cuenca el de los residuales del asentamiento poblacional de la ciudad. Como perspectiva de mediano plazo se prevé la construcción de la red de alcantarillado de la zona del Camino de La Habana y su sistema de tratamiento», asegura Calzada Jiménez, especialista en Regulación Ambiental.
Los directivos también tienen entre sus planes el mantenimiento capital de las lagunas de tratamiento de residuales del Combinado Lácteo. «El Hospital Provincial tiene un proyecto aún en discusión para la solución de sus residuales, así como se prosigue con la eliminación de la cría de cerdos en las viviendas», detalla Calzada Jiménez.
Como parte de las acciones por el aniversario 500 de la cuarta villa de Cuba se prevé realizar también la rehabilitación y el mantenimiento de la colectora de residuales de 200 milímetros existente desde el puente de la vía férrea cerca de la otrora fábrica Nela hasta la Estación de Rebombeo de agua residual, ubicada junto al legendario puente, inaugurado en 1831.
«Estamos en el empeño de trasladar la Toma dos kilómetros más arriba, donde el agua es más segura. Aspiramos a colocar dos colectoras de residuales, una en cada margen del río desde el puente peatonal hasta el balneario, para asimilar los desechos provenientes de las casas en ese segmento, problemático en cuanto a vertimientos a la corriente de agua», puntualiza el especialista Evelio Martínez Madrigal.
Las áreas aledañas al río han sido objeto de maratones de limpieza en sus orillas, de desobstrucción del sifón que permite el cruce del torrente albañal por debajo del río, desde un borde hasta el otro. Sin embargo, a los pocos días otra vez el vertimiento de desechos asalta la zona. Y la deplorable imagen se recicla.
El río se ahoga en su propio cauce
Resulta paradójico advertir a los visitantes que si beben de las aguas del Yayabo se quedan para siempre en Sancti Spíritus. El encanto del río se desvaneció entre tanta falta de sentido de pertenencia y de conciencia.
Según documentos resguardados por las autoridades gubernamentales en el municipio cabecera, existe en análisis un grupo de ideas para el tramo comprendido entre el legendario puente y el peatonal, cuya ejecución está supeditada a un financiamiento con el que no se cuenta.
Se eliminarían entonces los problemas de las fosas en un grupo de domicilios, porque se colocarían tapias en la parte trasera, y se acometería la creación de una base náutica para el despliegue de actividades recreativas.
En espera de los fondos económicos para tan urgentes inversiones, lo único capaz de auxiliar al Yayabo de ahogarse en sí mismo depende de la conciencia colectiva de todos los espirituanos.