Daños cerebrales y pérdida de la capacidad cognitiva son afectaciones muy relacionadas con la hipertensión, especialmente en aquellas personas que sufren la enfermedad sin conocerlo, explicó el doctor Pedro Valdés Sosa, vicedirector del Centro de Neurociencias de Cuba.
En un estudio de esa institución llevado a cabo junto al Ministerio de Salud Pública se encontró una relación entre quienes padecen tensión arterial elevada y el riesgo de sufrir afectaciones cerebrovasculares, sobre todo en los sujetos que desconocían su estado de hipertensión.
Lo más preocupante, señaló el especialista, es que estos son problemas que pueden condicionar la aparición de otras enfermedades como las demencias y el Alzheimer, más que la edad, como tanto se ha estigmatizado.
«Envejecimiento no es sinónimo de demencia», advirtió Valdés Sosa, y reconoció que aunque un componente pueda estar relacionado con la edad, no necesariamente una persona añosa tiene que padecer esta enfermedad.
Significó que una de las formas de enfrentar las demencias es primero entender y reconocer que esta no es sinónimo de envejecimiento; por tanto, como mismo en una época se combatieron las enfermedades infecciosas y se logró controlarlas, ahora debemos usar todo el poder de la ciencia cubana para combatir la demencia.
Ello implica realizar nuevas investigaciones e implementar las que tenemos, pues las soluciones que se encuentren en los países desarrollados no van a estar al alcance de las naciones en vías de desarrollo, señaló.
El Centro de Neurociencias coordina el Proyecto Cubano de Mapeo Cerebral, el cual tiene fuertes vínculos de intercambio y colaboración con los restantes que se realizan en el mundo, y como resultado en Cuba se han incorporado a las investigaciones imágenes de la estructura del cerebro, junto a otras funcionales obtenidas por electroencefalograma.
El Vicedirector mencionó como uno de los principales resultados el haber caracterizado el grosor cortical y las conexiones cerebrales del cubano típico, datos que serán de mucha utilidad para el estudio de pacientes con epilepsia, conductas violentas, trastornos del lenguaje, esquizofrenia y enfermedades neurosiquiátricas y neurodegenerativas.
Expresó que el progreso de las neuroimágenes y la neuroinformática permitirán entender el papel del cerebro en sus diferentes procesos, así como los cambios estructurales que derivan en afectaciones específicas, y la búsqueda de las probables influencias de factores genético-ambientales sobre su funcionamiento.
Finalmente añadió que el conocimiento sobre la actividad del cerebro no debe impulsarse solo para la investigación científica, sino que esos resultados se desarrollen para encontrar soluciones a enfermedades en los países más necesitados.