CORRALILLO, Villa Clara.— Esta apacible y pintoresca localidad, en la costa norte, ha estado por estos días en las páginas de los periódicos, y en noticieros de radio y televisión, debido a la ocurrencia de sismos perceptibles que han sorprendido a sus habitantes y también a los de otras localidades villaclareñas.
Para los más jóvenes, e incluso para aquellos de mayor edad, constituye una sorpresa que expresan con la exclamación: ¡Tembló la tierra en Villa Clara!
En realidad, estamos ubicados en la región central del país, una zona geográfica también sísmica, aunque nunca haya sobrevenido un temblor de grandes magnitudes. De hecho la falta de conocimiento sobre los sismos en esta provincia se atribuye al hecho de que son eventos que tampoco acontecen con gran frecuencia.
Vale retomar las declaraciones exclusivas a este diario del Doctor en Ciencias Tomás Jacinto Chuy Rodríguez, investigador titular del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Santiago de Cuba, a raíz de un sismo ocurrido en Quemado de Güines, a inicios del pasado año.
En esa oportunidad apuntaba que el sismo ocurrido en Remedios en 1939 ha sido el más fuerte hasta ahora en Villa Clara, con una magnitud de 5,6 grados en la escala Richter, y que se sintió también en las provincias de Cienfuegos, una parte de Matanzas y en Sancti Spíritus.
Además, se han reportado movimientos telúricos en Sagua la Grande e Isabela, Quemado de Güines, Yaguajay, Remedios, Caibarién, y hubo otros, moderados, en Trinidad, Sancti Spíritus, en 1943, y en Morón, Ciego de Ávila, los que se sintieron en gran parte de cada uno de esos territorios.
Precisamente estas zonas de la región central acumulan el mayor registro de sismos de baja intensidad perceptibles, a lo que debemos sumar otros que no lo han sido, lo cual confirma que se mantiene la actividad sísmica en esta área geográfica.
A partir de 1800, en esta provincia ocurrieron sismos en repetidas ocasiones, en Corralillo, Manacas, Manicaragua, Rancho Veloz, Vueltas y Santo Domingo, por citar algunos ejemplos, incluido uno en julio de 1852, en Santa Clara.
Varias personas entrevistadas por este diario sobre cómo han sentido los pequeños sismos de estos días, confesaron que todo ocurre tan rápido que, cuando uno se percata de la anormalidad, ya pasó, aunque afirman que jamás habían experimentado algo igual.
Aseguran que es una sensación extraña, como si te estuvieran moviendo el piso bajo tus pies.
Por suerte, hasta ahora las sacudidas perceptibles solo han causado asombro, aunque es bueno aclarar que no ha ocurrido nada excepcional. Y no olvidemos que nuestro país cuenta con planes sobre cómo actuar para reducir en el mayor grado posible los daños humanos y materiales ante eventos provocados por la naturaleza.