La Casa del ALBA se ha convertido en centro de confluencia de los jóvenes en el Festival. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:42 pm
Uno de los stand más visitados entre los del país anfitrión es el de Yachay, la moderna ciudad del conocimiento que, con el financiamiento y auspicio del presidente Rafael Correa, se desarrolla en el cantón de Urcuquí, provincia de Imbabura. Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos que impulsa la Revolución Ciudadana. Se prevé concluya en 2020; actualmente se encuentra en la primera de las tres fases que se han definido para su materialización. Consiste en la construcción de un moderno campus universitario con complejos residenciales de uso mixto, abierto al desarrollo, en el que se impartirán contenidos de diferentes áreas como Tecnología de la Información, Nanotecnología, Nanociencia, Petroquímica, Energía Renovable y Conocimientos de la vida. Yachay, que significa saber en quechua, aspira, además, a convertirse en una urbe internacional de referencia en tecnologías, negocios y cuidado del medio ambiente. El proyecto promete, y desde ya los jóvenes se interesan por él.
Aun cuando han transcurrido cuatro jornadas de Festival, los ánimos festivos no merman, al contrario, se multiplican en medio de un ajetreo disfrutable que ya se va haciendo habitual. La Casa del Alba es un espacio de confluencia permanente. Los vietnamitas montaron, en las afueras del área, una exposición con mensajes patrióticos, acompañada de una imagen del líder Ho Chi Minh. También brindaron a los espectadores y visitantes un grano con muchas semejanzas al maní, solo que no se tuesta, como acostumbramos nosotros a hacer. Pero lo más interesante fue ver a la joven de 24 años Nguyen Thi Thúy tocar un instrumento de una sola cuerda con un dominio excepcional. Bésame mucho, ese antológico tema compuesto por la mexicana Concha Velázquez que han asumido como himno los enamorados de muchas latitudes, salido de la destreza sonora de Thúy puso la nota de los amores en una de las mañanas más cálidas que hemos vivido en Quito, haciendo recordar los cariños lejanos y próximos.