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Los «expertos» que asaltaron el Moncada

En el juicio por los sucesos del 26 de julio de 1953, el coronel Alberto del Río Chaviano, jefe de la fortaleza militar del Moncada, mintió deshonrosamente sobre la procedencia de los asaltantes

Autor:

Luis Hernández Serrano

El coronel Alberto del Río Chaviano, jefe de la fortaleza militar del Moncada, llegó a decir como testigo de cargo en el juicio por los sucesos del 26 de julio de 1953, que en el asalto a su campamento habían participado extranjeros, entre ellos guatemaltecos e indios «putumayos» de Colombia.

Uno de los asaltantes, Florentino Fernández León, recordó a este diario que el mismo dictador Fulgencio Batista comentó que los asaltantes eran «expertos militares».

Así trataron de justificar cómo los atacantes tuvieron solo ocho bajas mortales y diez heridos en el combate, mientras que el ejército se acercó a las 50 bajas, de ellos 27 heridos.

Incluso hubo más muertos entre la población —nueve—, que los ocho asaltantes que cayeron combatiendo.

Pero decir que los jóvenes asaltantes eran «expertos militares» constituía, además de una inmoralidad, un enorme disparate.

A eso Fidel contestó que no eran expertos militares, pero tenían patriotismo suficiente para darles una soberana paliza a todos los generales del 10 de marzo juntos.

Los atacantes se entrenaron en diferentes sitios de la Universidad de La Habana, en el Club de Cazadores del Cerro y en campos de la antigua Habana. Pero no eran militares de academia.

Se prepararon. La primera práctica encabezada por Fidel se hizo en un lugar llamado Paso Seco, con palos de escoba solamente.

Había que atravesar corriendo numerosas matas de aroma llenas de espinas, para probar la voluntad y la resistencia física, decisión y firmeza revolucionaria de los jóvenes seleccionados. Se arañaban y sangraban, pero no se rajaban.

Parecían un verdadero grupo de locos y no un nutrido destacamento de cubanos dispuestos a morir por acabar con la tiranía.

Aquel sitio estaba apartado de la zona urbana y de la carretera que iba hacia el reparto El Globo, en la capital. Allí se reunían con frecuencia para disparar con fusiles calibre 22 de matar pájaros.

El domingo 19 de julio de 1953 se hizo la última práctica de tiro antes de partir rumbo a Santiago de Cuba.

Los ejercicios finales se ejecutaron desde el domingo 21 de junio hasta el día 19 de julio, en la finca Santa Elena, de Nueva Paz, La Habana, cerca de la localidad de Los Palos.

El abrupto paraje, ideal para hacerlo clandestinamente, fue escogido por el compañero Mario Hidalgo Gato.

Fuente: Archivo del autor.

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