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El micoplasma de la sabiduría

Investigaciones que ayuden a la sustitución de importaciones ocupan la labor del Laboratorio de Diagnóstico de Micoplasmas, del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, segundo de Referencia de la Organización Mundial para la Salud Animal en las Américas y único de su tipo en Cuba

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Un beneficio económico, por concepto de sustitución de importaciones, de alrededor de 16 millones de dólares, ha reportado a Cuba en los dos últimos años el Laboratorio de Diagnóstico de Micoplasmas (Mycolab), del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa), que goza de amplio prestigio dentro de la industria biotecnológica cubana y entre sus similares en el mundo.

Fue esta credencial de presentación de dicho centro una de las primeras ideas que transmitió a este diario su joven directora, Evelyn Lobo Rivero, Doctora en Ciencias Veterinarias. Segundo Laboratorio de Referencia de la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) en las Américas y único de su tipo en el país, Mycolab va a la avanzada en el diagnóstico y detección de micoplasmas que afectan a los animales, personas y cultivos de células, sueros y productos biotecnológicos utilizados en diferentes padecimientos.

Situado en la joven provincia de Mayabeque, el laboratorio recibió el premio del Ministerio de Educación Superior (MES) al resultado de mayor impacto económico durante 2011, por la identificación de notables productos medicamentosos desarrollados en la Isla.

El logro está en correspondencia con los Lineamientos emanados del VI Congreso del Partido, con el propósito de introducir resultados científicos con significativo impacto en la economía y la sociedad, y concentrar esfuerzos en las investigaciones que respondan a las prioridades del país.

Nace un gran proyecto

Con la asesoría de especialistas de la entonces URSS, en la década de los 80 del pasado siglo comenzó a trabajarse esta temática en Cuba, y ya en 1988 quedó formado el Laboratorio. Entre sus líneas principales estuvo la detección de estos microorganismos como agentes causales de enfermedades en animales de interés económico, como las aves, porcinos y bovinos.

Sobre los años 90 comienza el tratamiento de medios diagnósticos para la detección y caracterización de agentes circulantes, y en el 2000 los trabajos de desarrollo y obtención de vacunas, específicamente encaminadas al control de la micoplasmosis aviar.

Durante este tiempo el Laboratorio desarrolló diferentes metodologías para lograr el aislamiento, detección e identificación de los micoplasmas: el cultivo microbiológico, pruebas bioquímicas y enzimáticas, tinción fluorescente del ácido desoxirribonucleico (ADN), y las técnicas moleculares como la hibridación de ácidos nucleicos (HAN) y diferentes sistemas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

«Actualmente certificamos la vacuna contra la hepatitis B, la eritropoyetina recombinante utilizada en el tratamiento a personas con afecciones renales crónicas, además de los candidatos vacunales contra el sida, el cáncer de cabeza y cuello, y otros anticuerpos monoclonales para enfermedades congénitas y hereditarias», explicó Evelyn Lobo Rivero.

Agregó que brindan la posibilidad de valorar la calidad de medicamentos necesarios en el tratamiento de anemias y otros desórdenes hematológicos. Además, se ejecutan diversas investigaciones en el campo de la micoplasmología para el análisis y caracterización de este género de bacterias que afectan a los animales de beneficio económico.

Servicios altamente especializados

Con el avance de la biotecnología surgió la exigencia de establecer sistemas de calidad que garanticen la seguridad de los productos, los cuales, para su obtención, utilizan como materias primas derivados biológicos como cultivos de células, sueros, enzimas y productos de aplicación médica y veterinaria.

En ese sentido, afirmó Lobo Rivero, es imprescindible controlar estrictamente las contaminaciones y, entre ellas, específicamente la detección de micoplasmas, debido a los efectos indeseables que producen estos microrganismos en el individuo que recibe los productos infecciosos.

«A partir de su experiencia, el Mycolab incorporó también dentro de sus servicios científico-técnicos la detección de estas contaminaciones. Por más de cinco años hemos brindado este servicio a productos realizados en las diferentes entidades de investigación del país.

«El servicio de detección de micoplasmas requiere de una alta especialización técnica y científica, solo es brindado por escasos centros de referencia internacionales a altos costos. Basta mencionar que una sola determinación cuesta aproximadamente de 279 a 605 dólares, según ofertas que realizan laboratorios de EE.UU. y Holanda. A estos precios se le suman los impuestos arancelarios y las múltiples acciones del bloqueo.

«Nuestro Laboratorio, con técnicas de avanzada, validadas y acreditadas, nos pone a nivel de esos centros. Contar en Cuba con este servicio ha representado un gran beneficio social, al poder certificar productos que son aplicados en el tratamiento de diferentes enfermedades y utilizados en el diagnóstico de importantes entidades, además del aporte económico.

«Esto ha sido gracias al sistema de gestión de la calidad establecido. Seguimos normas internacionales basadas en prácticas de cultivos microbiológicos, y ensayos bioquímicos y moleculares para la identificación de micoplasmas que infectan a los organismos celulares».

Loables resultados científicos y productivos avalan la gestión de Mycolab, con productos de alto valor que compiten con cualquiera en el mercado internacional. Los increíbles avances investigativos han servido no solo para sanar a muchos cubanos, sino que también ayudan a curar la golpeada economía del archipiélago.

«Estos beneficios favorecen a otras naciones, donde se aplican como parte de la colaboración de Cuba con la Organización Mundial de la Salud. Además, el laboratorio mantiene intercambios con Brasil, Ecuador, México, Venezuela, Austria, Alemania, Italia, España, Suiza, Angola y Zambia», aseveró Lobo Rivero.

«Mycolab ha mostrado su seguridad, confiabilidad, calidad y rigor técnico en estudios interlaboratorios con resultados satisfactorios. Recibió el aval del Órgano de Acreditación de la República de Cuba (Onarc), condición que garantiza su competencia para la aplicación de investigaciones y servicios científicos a nivel de los centros de referencia internacionales.

«A partir de los resultados de este 2012, la Comisión de Estándares Biológicos de la Organización Mundial para la Salud Animal, aprobó la propuesta de que Mycolab fuera Laboratorio de Referencia de esta organización para el diagnóstico de la micoplasmosis aviar en Mesoamérica y el Caribe, condición que solo ha sido conferida previamente al Centro de Diagnóstico e Investigaciones Aviares (PDRC por sus siglas en inglés) de la Universidad de Atlanta, EE.UU.».

Desafiar los límites del conocimiento y ponerlos en función de la ciencia es un propósito para sustituir importaciones en la Cuba de hoy. Los trabajadores de Mycolab lo saben bien, y con extrema responsabilidad lo asumen. A su consagración obedece en buena medida el éxito de la industria biotecnológica cubana.

«En la medida en que fue avanzando la ciencia nos fuimos incorporando al progreso tecnológico y nos involucramos en esta temática. Nos faltan muchas cosas, nunca uno esta satisfecho con lo que hace. Siempre va en busca de otros retos, por ello, seguiremos apostando por las investigaciones para contribuir al desarrollo económico».

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