Yoanis Vera, director de la Unidad de Gestión del CITMA en Villa Clara, y la especialista Dianelis Ramírez revelan cómo se ha organizado el plan de generalización de resultados científico-técnicos. Autor: Francisnet Díaz Rondón Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
SANTA CLARA, Villa Clara.— Si difícil resulta lograr una creación individual o colectiva en beneficio de la economía, tan escabroso, o quizá más, lo es que salte de las gavetas a la fábrica y al campo.
Bastaría solo memorizar las reuniones, asambleas, foros, y hasta directivas que muchas veces se ponen amarillentas sin llegar a cumplirse, adoptadas con el fin de tratar de generalizar los resultados de investigaciones científico-técnicos, tema recurrente durante años.
Las causas son disímiles: unas veces por falta de recursos, pero otras debido a la apatía, sin desconocer que solía faltar en los planes económicos dar cabida de una manera organizada a lo nuevo que surgía para beneficiar a la producción o los servicios.
Tampoco se trata de que no se haya hecho nada. Avatares aparte, resultados de la ciencia y la técnica se han generalizado, pero cierta morosidad ha distinguido ese proceso, que debería transcurrir expeditamente. En honor a la verdad, como práctica, son los creadores quienes proponen posibles soluciones, cuando en realidad deben también ser los centros de producción de bienes y servicios los que sugieran qué les hace falta para mejorar la eficiencia.
Otra arista que ha estado y está empañando la aplicación de la ciencia y la técnica se da en la paradoja de que cuestiones simples, explicadas en los manuales, como pueden ser las aplicaciones de las atenciones culturales a las plantaciones, o el tratamiento a plagas y enfermedades, tampoco se realizan con la eficacia necesaria, más por descuido que por desconocimiento.
En cuanto a la introducción de resultados en la práctica productiva, comenzó a vislumbrarse una mayor agilización en Villa Clara el pasado año.
Esta reciente historia comenzó en 2008, evoca la máster en Ciencias Dianelis Ramírez Guanche, especialista principal del Grupo de Gestión de la Innovación.
La génesis
«A raíz de la puesta en vigor de las nuevas concepciones del plan de la economía, que establece la generalización como una categoría que debe ser captada por el Ministerio de Economía y Planificación y sobre la base de la indicación del Fórum Nacional de finales del año 2007, se hizo una propuesta para introducir trabajos premiados como relevantes y destacados a nivel provincial y nacional», precisa Dianelis Ramírez Guanche.
—¿Qué situación tenía Villa Clara?
—El territorio, sobre la base de su potencialidad y la integración con el Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica (SCIT), elaboró la primera propuesta para llevar a la práctica 52 mejoras con las prioridades de aquel momento, indicadas por la máxima dirección de la provincia: alimento, energía, vivienda, salud, industria azucarera, industria mecánica, educación y comercio.
«Luego, en marzo de 2008, al abordarse la situación de la ciencia en el Buró Provincial del Partido en Villa Clara, este decidió asumir un chequeo sistemático para potenciar la aplicación de los logros».
—¿Prioridades?
—En primer lugar la producción de alimentos, y progresivamente el resto. Con ese fin el Partido convocó a aplicar los adelantos y fortalecer el papel de la integración como elemento esencial para llevar a feliz término la tarea.
«Este análisis confirmó que no existía una integración clara y efectiva que permitiera trabajar de forma conjunta a los actores del Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica hacia las prioridades identificadas. Obviamente se necesitaba unificar criterios para poder llevar a cabo el proceso. Esta situación se resolvió. Además, los chequeos sistemáticos del Partido contribuyeron a agilizar la puesta en práctica de los trabajos».
El gran impacto
El máster Yoanis Vera Olmos, director de la Unidad de Gestión del CITMA en la provincia, añade que «de ahora en adelante la estrategia será definir anualmente qué se hará en cuanto a la introducción de resultados, con el fin de incluirlos en la planificación del año siguiente en organismos, empresas, municipios y ecosistemas».
Destacó que toda aquella labor organizativa concretó la aplicación de 157 resultados científicos desde el 2008 hasta el pasado año, lo cual representó el 93 por ciento de lo previsto.
La producción de alimentos fue la mayor beneficiada, con la generalización de más de 72 aportes. Vera Olmos subrayó que la mayoría de los proyectos puestos en práctica corresponden a tecnologías y nuevas variedades, en lo fundamental de viandas y hortalizas, así como servicios agrometeorológicos, manuales instructivos técnicos y otros estudios.
A modo de ejemplo, precisó que el 19 por ciento de la semilla de frijol entregada para la siembra fue mejorada con el aporte de la ciencia; además se generalizó la tecnología para la producción de sorgo, destinada a la alimentación para los niños celiacos, con la utilización de la variedad UDG-110 del banco de germoplasma del Centro de Investigaciones Agropecuarias de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
Igualmente se destaca el programa integrado por la Estación Experimental del Café y el Instituto de Biotecnología de Plantas, para multiplicar de forma acelerada, por vía biotecnológica, híbridos cubanos del cafeto arábigo que existen en la zona de Guamuhaya, lo cual tendrá un impacto muy favorable para ese cultivo.
Otra contribución fue la evaluación de la producción cañera, considerando los factores agrícolas, organizativos, económicos y técnicos que inciden en la reducción de los rendimientos.
Se estima que aplicando las recomendaciones de ese trabajo se podría elevar el rendimiento agrícola de 25,5 toneladas por hectárea.
A lo anterior se suman la existencia de tecnologías y materiales apropiados en la construcción, rehabilitación y renovación de viviendas bajo criterios de sostenibilidad y prevención de desastres, así como un software para el cálculo de índices agrometeorológicos con vista a la evaluación de condiciones de explotación de ganado vacuno, y otro para la educación ambiental dirigido a las escuelas del plan Turquino-Manatí.
En lo que atañe al acápite de la energía, desde 2008 hasta la fecha fueron introducidas 14 mejoras, distribuidas en cuatro programas o sistemas de análisis, igual cantidad de tecnologías y seis metodologías o procedimientos.
Entre los aportes para ese sector está la aplicación de un programa que permite disminuir el consumo energético en las plantas moledoras de caña de los centrales Heriberto Duquezne, Abel Santamaría y Panchito Gómez Toro. Esto permite ahorrar más energía al Sistema Electroenergético Nacional.
También se beneficiaron el sector de la salud y el medio ambiente como parte del sistema de trabajo para la identificación y control de la aplicación de progresos científico-técnicos en los 13 municipios, lo cual se chequea tres veces al año.
Talento joven
Cuando se repasa el quehacer de los jóvenes a través de las Brigadas Técnicas Juveniles, la dirección del CITMA la califica de muy estimable. A esa organización en el territorio pertenecen 17 468 muchachas y muchachos, integrados en 1 551 brigadas.
Entre los centros insignias que reflejan cabalmente ese desempeño de los jóvenes se encuentran los institutos Nacional de Viandas Tropicales, Biotecnología de las Plantas, y Centro de Bioactivos Químicos, estos dos últimos de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, y la Estación Territorial de Investigaciones de la Caña de Azúcar.
Los jóvenes han sabido, sumados a la comunidad científica, encabezada por el CITMA, ser protagonistas en esa voluntad de sacar a la ciencia y la técnica de la morosidad en que se sume cuando queda engavetada su utilidad, contradictoriamente, en momentos que tanta falta hace.