El bloqueo económico norteamericano puede medirse en efectos directos o encubiertos, como el pago excesivo de fletes o la afectación de la calidad del proceso educativo. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:14 pm
El bloqueo existe, no es abstracto. Pero estamos tranquilos, porque en la sonrisa de cada niño, en la escuela más pequeña, estamos haciendo todo lo necesario para evitar que nos afecte, expresó el Doctor Lizardo García Ramis, director del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP).
En conferencia de prensa para abordar los daños que impone el bloqueo al sistema educativo cubano, el destacado investigador significó que nuestro país ha desarrollado un sistema de educación diferente, que cambió radicalmente el que existía antes del triunfo de la Revolución en 1959.
Y, apuntó, «es una educación que se ha desarrollado en constante conflicto con la política agresiva de Estados Unidos. A pesar de ello se ha ido haciendo sólida y garantiza a cada ciudadano del país la educación de por vida, sin prácticamente costo alguno, de lo cual nos olvidamos muchas veces».
Lizardo precisó que hay que saber administrar mejor los recursos, por lo cual lucha constantemente el Ministerio de Educación, «pero no podemos obviar que el bloqueo tiene efectos y limita la adquisición de todo lo que necesitamos».
En este sentido, el pedagogo explicó que el presupuesto para Educación se ha ido incrementando progresivamente, y en la última década ha llegado a más de 9 000 millones de pesos.
«Y no se dedica solo al pago del salario de los educadores, como en la mayoría de los países, sino que la mayor parte se utiliza en inversiones, reparaciones, compra de medios para la enseñanza».
Al llegar a este punto, García Ramis consideró que el bloqueo tiene consecuencias directas en la Educación como son el pago excesivo de fletes: «porque debemos comprar en mercados lejanos, así como invertir en almacenaje, pues hay que traer esos insumos con tiempo suficiente para no comprometer el inicio del período lectivo».
Sin embargo, añadió, hay otras afectaciones encubiertas, derivadas de esas amenazas monetarias, y son las que tienen que ver con la afectación de la calidad.
En este sentido explicó que estudios internacionales aseguran que el ambiente escolar, las condiciones higiénico-sanitarias del centro y la existencia de los medios básicos de una escuela, están altamente relacionados con los resultados del aprendizaje.
«En la medida en que empleamos más recursos en la adquisición de los insumos descuidamos, por ejemplo, la reparación de las escuelas. Cerca de mil secundarias básicas requieren de trabajos constructivos, y también muchos círculos infantiles necesitan ya de un reacondicionamiento que no podemos realizar por falta de recursos. Eso afecta la calidad del proceso docente-educativo».
El doctor Lizardo aportó también algunos datos específicos como, por ejemplo, que para el actual curso escolar fueron comprados en China 150 laboratorios de Física, Química y Biología para los institutos preuniversitarios del país, a un costo de 5,8 millones de dólares.
«Con ese mismo dinero, en mercados más cercanos, hubiéramos podido también equipar con laboratorios, algo más sencillos, a las secundarias básicas del país».
Además, puntualizó, con los 881 400 dólares que se pagaron de más por lejanía, es decir por concepto de flete, se hubieran podido comprar 15 000 esferas geográficas e igual número de cajas de herramientas para la Educación Laboral, destinadas a las escuelas primarias y secundarias básicas.
«También, las láminas de PVC que se necesitan para elaborar los componedores de letras que utilizan los niños de primer grado para aprender a leer, así como implementos deportivos para las universidades de Ciencias Pedagógicas».
A todo esto, dijo, se suman las limitaciones para el intercambio académico entre profesionales de Cuba y Estados Unidos, sobre todo en el área de formación de docentes.