Tenemos que ser constantes en esta batalla, asegura Tamara Hansen. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
Corría el año 2003 y Estados Unidos ponía su mano siniestra sobre Iraq. Bajo el pretexto de la existencia en esa nación de armas de destrucción masiva y en nombre de su poco creíble lucha contra el terrorismo, lanza sobre ese país una ofensiva militar que devino ocupación. El mundo protestaba contra semejante barbarie y la localidad canadiense de Vancouver también servía de escenario para exigir el fin de la guerra.
Desde esa misma ciudad, Tamara Hansen, con apenas 18 años, se unía a las críticas mundiales contra el Imperio. Fue entonces cuando conoció que desde un pequeño país del Caribe, Cuba, el reclamo contra la política agresiva del Gobierno de W. Bush también se hacía escuchar.
Interesada en conocer la vida e historia de esa nación, la hoy estudiante de Lengua Francesa supo entonces que las cubanas Aleida Guevara —hija del Guerrillero Heroico— e Irmita González —hija de René— estarían en Vancouver para hablar sobre cinco hombres presos injustamente en Estados Unidos.
Interesada acudió al encuentro, y fue así como esta muchacha rubia y de mirada tierna hizo suya la causa de los Cinco; y hoy, a sus 26 años, es coordinadora de las comunidades de Vancouver en solidaridad con Cuba.
Once veces ha estado ya en suelo cubano y ahora, como en las dos citas anteriores, acaba de participar en el recién clausurado Encuentro Juvenil Internacional de Solidaridad con los Cinco.
Resulta muy importante intercambiar con jóvenes de todo el mundo sobre el trabajo a favor de la liberación de Gerardo, Ramón, Fernando, Antonio y René, manifestó. Tenemos que ser constantes en esta lucha. Cada vez que culmina un evento de este tipo salimos más comprometidos con la labor de dar a conocer el caso. A partir de ahora tenemos mucho trabajo por hacer, recalcó Tamara.
En su casi perfecto español, aprendido durante tanto batallar entre cubanos, nos comentó Tamara que son muy importantes los compromisos que formularon los participantes en el Encuentro.
Es muy necesaria, añade, la idea de crear una red de redes para estar en constante interacción y nutrirnos unos del trabajo de los otros desde cualquier país, no importa lo distante que nos encontremos. Uniendo las experiencias de todos, los resultados serán mejores, asegura.
Convertida en prácticamente una veterana de estas lides, Tamara ha ganado experiencia a lo largo de estos años, aunque no deja de reconocer, satisfecha, que a pesar de haber recorrido un largo y arduo camino, el que aún queda por delante no es menos dilatado y pedregoso.
Esta es una lucha difícil —dice— porque el principal obstáculo que encontramos a cada paso es el silencio de los medios de comunicación tanto en Canadá como en los EE.UU. «Lograr que la gente adquiera confianza y crea en nosotros a veces se torna arduo. Pero cuando salimos a las calles llevando pancartas con la foto de los Cinco y con reclamos de justicia, es cuando las personas comienzan a interesarse, y donde nos damos cuenta que nuestro trabajo ha valido la pena. La persistencia es la mejor arma», reconoce.