Los médicos matanceros pusieron a prueba toda su profesionalidad para salvar al bebé. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
MATANZAS.— Esta es una historia de esas que los médicos guardan para toda la vida. La joven Cindy Gómez Luis, de 22 años, no quiso interrumpir su embarazo de gemelares cuando le diagnosticaron una malformación a uno de los fetos.
El 18 de mayo, con 36 semanas y cinco días, se le practicó cesárea. Uno de los niños nació con una malformación denominada onfalocele, es decir, una abertura en la cavidad abdominal, y tenía las asas intestinales fuera.
A la joven y a sus familiares los habían alertado sobre la malformación y la posibilidad de interrumpir el embarazo, pero la futura mamá prefirió correr ese riesgo.
Cindy recuerda que cuando le dieron la noticia el mundo se le vino abajo, pero se mantuvo siempre firme en su decisión de que nacieran los dos niños.
«Me explicaron la situación con claridad», dice la joven residente en el municipio de Jovellanos. «Todos corrieron con el niño y estoy feliz con la profesionalidad y el humanismo de los médicos y enfermeras», añadió.
El hospital materno Julio Rafael Alfonso Medina tuvo que alistarse para un día diferente. En dos salones quirúrgicos se decidía la vida. En uno se practicaba la cesárea a una embarazada, y en el otro los neonatólogos y cirujanos esperaban por uno de los bebés. Mientras Maiko regresaba con su mamá, con Raiko todos corrían.
La ginecobstetra Carmen Fernández Arenas recuerda que los cirujanos no querían correr el riesgo de que las asas no se pudieran introducir en la cavidad, lo que en el argot médico se conoce como pérdida de derecho a domicilio.
El doctor Abel Santana González-Chávez, especialista en cirugía pediátrica, explicó que la técnica quirúrgica empleada en esta intervención no fue compleja porque se cerró el orificio por donde se salían las asas, pero el manejo del intestino que estaba fuera de la cavidad sí era más difícil.
«Al estar fuera de la cavidad del embrión, siempre tiene una anomalía que se llama mal rotación intestinal, y en muchos casos la cavidad no da espacio suficiente para reintroducir las asas, porque se crea una hiperpresión en el abdomen, creándose una secuencia de complicaciones», amplió el especialista del hospital pediátrico provincial Eliseo Noel Caamaño.
«Tienes que hacer maniobras, y a la hora del cierre de la pared hubo que tener precisión, pues si queda tensión dentro del abdomen tendrías que usar una malla. Por suerte no tenía otras malformaciones más complejas en el intestino, aunque sí tenía una zona bastante estrecha, pero eso hay que esperar a que se alimente bien», agregó el médico.
Sergio Carballo Casa, director del hospital, resaltó que este es el primer caso de cirugía neonatal en la historia de ese centro.
En él también participaron los cirujanos Leonardo Rodríguez Tápanes y Ángel Sánchez Maya; los anestesistas Ramón Dávila Ramírez, Israel González del Pino y Aida Hernández; los neonatólogos Johan Duque, Naury Castro, Iraida Pérez e Idania Muñoz y los cirujanos ginecobstetras Jorge Ernesto Sánchez, Mirta Elene García y Oraima Martínez, así como el personal de enfermería e instrumentistas.
Raiko aún permanece en el pediátrico provincial y su hermano se acurruca junto a su mamá en el materno. El reencuentro seguro le brindará un cierre feliz a la historia de esta familia que apenas nace.