Susan Schneegans, funcionaria del Sector de Ciencias Exactas y Naturales de la UNESCO, presentó el informe sobre la ciencia en el 2010 de su organización. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:05 pm
El grueso de las patentes comerciales en el mundo son para cosméticos y otras creaciones, no pocas veces glamorosas. Sin embargo, millones de personas mueren a causa de padecimientos como la malaria o el cáncer, sin que existan patentes todavía para contrarrestar estas enfermedades.
Tal reflexión tuvo lugar este lunes en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, durante la presentación-coloquio del informe de la UNESCO sobre la Ciencia 2010.
En la exposición realizada por Susan Schneegans, funcionaria del Sector de Ciencias Exactas y Naturales de la UNESCO, se reconoce a Cuba en el cuarto escaño entre los países de su área geográfica, por su gestión en el campo de la ciencia, la tecnología e innovación tecnológica.
El doctor Ismael Clark Arxer, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, quien presentó el capítulo correspondiente a la Isla en el informe de la UNESCO, se refirió a prioridades investigativas del archipiélago, como las neurociencias, las ciencias básicas, las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones, así como las nanociencias.
Al abordar la proyección internacional de la ciencia criolla destacó que con China se desarrollan y comercializan productos contra enfermedades autoinmunes. También, Cuba trabaja en proyectos para transferir tecnología que combata el cáncer.
El esfuerzo de la Isla en la Biotecnología fue catalogado como entre lo más avanzado del Tercer Mundo por el doctor Fidel Castro Díaz-Balart, asesor científico del Consejo de Estado. El especialista destacó que poseemos numerosas patentes de productos destinados a la salud, con los cuales se benefician personas de varias latitudes.
Sobre los indicadores que sirven para medir los impactos científicos y tecnológicos, el doctor Juan Luis Martín Chávez, secretario del Consejo Superior de Ciencias Sociales, alertó sobre la mercantilización de la ciencia, un peligro que amenaza de manera gradual en la medida en que se registra un crecimiento de la ciencia en el sector empresarial.
«Ese fenómeno puede orientar la ciencia a lo que da dinero y no a lo que más urge de solución», apuntó, y reflexionó sobre la concentración del 75 por ciento del PIB mundial en solo 15 naciones, muchas de estas dedicadas a cubrir demandas solventes antes que resolver urgencias sociales.
Juan Antonio Fernández Palacio, presidente de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, explicó que el Informe sobre el estado de la Ciencia 2010 está redactado por un equipo de prestigiosos expertos internacionales y hace un balance global de las tendencias observadas en el campo de la ciencia, la tecnología y la innovación en el mundo entero, sobre la base de abundantes datos cuantitativos y cualitativos.
Expresó que el panorama descrito en el Informe Mundial sobre la Ciencia se caracteriza por su rápida e incesante evolución. Nuevos polos científicos aparecen en la geografía mundial. El desarrollo científico continúa estando marcado por esa línea del abismo que separa a los países ricos de los pobres, a pesar del discreto avance del mundo en desarrollo.
«El control de las patentes, el robo de cerebros y el dominio monopólico de las tecnologías continúan siendo práctica cotidiana de ese Primer Mundo egoísta, despilfarrador y depredador del medio ambiente», remarcó.
Los datos del informe son harto elocuentes. El llamado Primer Mundo posee casi el 70 por ciento de los investigadores y científicos, donde también es preponderante la producción de publicaciones científicas, que representan el 75 por ciento de las producidas a nivel mundial.
Pero de todos los indicadores, el que más pone de manifiesto la desigualdad en la creación y apropiación de los conocimientos científicos a nivel mundial es el de las patentes, no solo respecto a su cantidad sino también a su calidad.
«El verdadero drama común a las ciencias exactas y naturales, como a las ciencias sociales, es ese drenaje permanente de inteligencia que significa la persistente fuga de cerebros desde los países del Sur. Baste solo decir que al menos un tercio de los investigadores africanos está trabajando fuera de sus países de origen, y que en muchos países del Tercer Mundo peligra la existencia de algunas disciplinas científicas, desde la Química hasta la Arqueología», apuntó Fernández Palacio.
Herman van Hoof, director de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO en La Habana, precisó que el programa y presupuesto para el bienio 2010-2011 de la UNESCO tendrá especial prioridad para apoyar el Gran Programa II (Ciencias exactas y naturales).
Añadió que este consistirá en ayudar a los países a formular y aplicar políticas nacionales de ciencia, tecnología e innovación y a crear las correspondientes capacidades.
«Esperamos que el proceso de reflexiones que iniciamos en torno a la constatación que nos presenta este Informe sobre el estado actual de la ciencia en el mundo contribuya a hacerla, como producto del conocimiento, un verdadero instrumento para el desarrollo sostenible, que al alcance de todos haga fructificar los esfuerzos por alcanzar los Objetivos del Milenio».