Una representación del pueblo de la Isla de la Juventud, junto a estudiantes extranjeros que se forman aquí, respaldó la posición de Cuba ante la actual campaña mediática imperial que pretende injuriar, una vez más, a la Revolución Cubana.
En la sede municipal del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, un joven guatemalteco, Luis Arturo Aparicio, quien estudia aquí la Licenciatura en Educación Primaria, subrayó que aunque las nuevas generaciones no conocieron el sistema capitalista saben lo que es capaz de hacer contra los hombres.
«Aquí se respetan los derechos humanos y no nos hacen falta esos millones que gastan en estipendios para incitar sublevaciones internas infructuosas; los convido a destinar ese dinero al pueblo haitiano y a otros pobres del mundo que tanto lo necesitan como lo hace Cuba», demandó.
Francisco Fonseca, actor y director del Teatro de la Isla Joven, manifestó que «sabemos todo sobre Cuba, nadie puede engañarnos con falacias mal intencionadas porque nada ni nadie podrá detener el avance de esta nación».
Julio César Sánchez Guerra, presidente de la Sociedad Cultural José Martí en el territorio, recordó aquella mañana del 13 de mayo de 1964 cuando, con solo cinco años, no entendía por qué le quemaban la caña y el guarapo a su papá e hirieron a una niña de ocho años.
«Cuando salimos a ver el mar donde nos bañábamos todos los días vimos las lanchas piratas que vinieron a desgarrarnos la felicidad, más tarde supe que eran del Norte, de ese Norte que hoy reclama un cambio negativo en mi Patria».
También los trabajadores de la tabaquería número 1 Jesús Feliz Leyva, de Holguín, respaldaron los pronunciamientos del editorial publicado por el periódico Granma.
Con un enérgico golpeteo sobre sus mesas de trabajo con las chavetas con que realizan el corte de las hojas de tabaco, los obreros patentizaron con sencillas palabras su condena a la conjura de turno del imperio y sus aliados contra la Revolución Cubana, valiéndose de sus poderosas maquinarias mediáticas.
Mario Pérez Peña sentenció que para él no es nada nuevo esta patraña, dirigida por personas sin escrúpulos de ningún tipo, que se aprovechan de cualquier pretexto para llamar al odio y desacreditar a nuestro país, porque nunca ha cedido ante amenazas.
Marta Ochoa Oliva, de 38 años, 18 de ellos dedicados a esta fábrica, consideró: «Hablan de supuestas violaciones de los derechos humanos que ellos mismos no cumplen; de falsos crímenes, cuando el mundo entero los conoce de sobra por sus atrocidades contra otros países.
«Es despreciable que existan algunos que se presten a esas campañas para llenar sus bolsillos vendiendo a su propia patria. Simplemente nos quieren ver pisoteados y no lo lograrán», aseveró.