Los muchachos de la cuarta columna Aniversario 50 de la Revolución continuaron la obra de sus predecesores y aportan con su sudor a la mesa de los pineros. Autor: Cortesía de la fuente Publicado: 21/09/2017 | 04:55 pm
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— La historia de este territorio está marcada por el esfuerzo juvenil de aquellos que hoy peinan canas y que una vez también renunciaron a sus labores habituales y vinieron a convertir un sueño en realidad.
También por la de los pinos nuevos quienes, consecuentes con el momento histórico que vive Cuba, no vacilaron para integrar la columna Aniversario 50 de la Revolución, ejemplo de altruismo y compromiso.
Así lo siente Carlos Díaz González, director de la Empresa Integral de la Agricultura en la Isla de la Juventud, quien reveló a JR que el aporte de las cuatro ediciones de la columna facilitó el avance en la recuperación del sector tras el paso de los huracanes de 2008.
«Sin ese esfuerzo permanente estaríamos igual que el año antes de los ciclones; sin embargo hemos logrado recuperarnos de los daños y abrir nuevos polos productivos en áreas donde hacía tiempo no se sembraba nada», acotó.
«Los primeros brigadistas —recuerda ahora José Ricardo Durán, jefe de Producción de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Capitán Lawton—, llegaron los días 4 y 5 de septiembre de 2008 (tras el azote del huracán Gustav) y encontraron un panorama desolador y difícil, pero enseguida empezaron a recuperar las producciones que quedaron bajo agua.
«Para nosotros significó “un mundo”, porque nos ayudaron a salir de un bache tremendo. La economía de la UBPC es hoy la mejor del municipio y es gracias a esos muchachos, porque con la tropa nuestra no podíamos llegar a los porcentajes actuales de atención a la tierra, pues de diez caballerías, 7,9 están sembradas y la otra parte en preparación», comentó.
Este ejército de refuerzo, como lo llamó Bárbaro Pérez Revé, jefe de la cuarta columna, ha trabajado en la atención cultural a cultivos varios, en el corte de semillas, siembra, cosecha, descarga de piensos y fertilizantes, construcción de cajas de acopio, limpia y chapea de marabú y áreas de vaquerías…
También han donado sangre, reconstruyeron escuelas y casas de vecinos, recuperaron naves avícolas y hoy laboran para entregar la de pollitas de inicio, en saludo al IX Congreso de la UJC, entre otras obras sociales que incluyen trabajo comunitario con una brigada de artistas aficionados en el consejo popular 26 de Julio, donde está el campamento.
Esta última versión, que agrupa a jóvenes de todo el país y del municipio especial de la Isla de la Juventud, cerrará su compromiso con un aporte de más de 94 000 pesos a la economía y una gran enseñanza: «La movilización nos ha servido a todos para entender mejor la necesidad de producir los alimentos que garantizarán la seguridad de la nación», afirmó Pérez Revé.
El valor del aporte
Para Bárbaro Pérez Revé, esta ha sido una misión educativa donde ha imperado el orden y la disciplina a fin de garantizar los resultados productivos.
«En lo personal me ha ayudado a ser más responsable. Mejoré la comunicación y aprendí a dar respuesta a cada situación que se presenta. Eso es válido también para mi familia. Cuando un hijo te dice que quiere ser como tú, te obliga a ser mejor padre».
«Hoy soy mejor hombre y mejor revolucionario», aseguró el granmense Osmany Manuel Pompa Sans, administrador de una sala de televisión y el más integral de la brigada más productiva, con un aporte de más de 24 000 pesos, quien está ansioso por abrazar a sus cuatro hijos.
Roymora Torres González, instructora de arte en la especialidad de teatro en la escuela República de Nicaragua, en Ciego de Ávila, manifestó: «esta experiencia me prepara mejor para enfrentar actividades relacionadas con el campo e introducir lo que aprendí aquí en las obras que monte», al tiempo que refirió la posibilidad de incorporarse como nueva usufructuaria a la producción de alimentos.
Yondriel Díaz Sánchez, obrero agrícola de la UBPC Jobo Rosado en Sancti Spíritus, agradeció la posibilidad de aprender cosas nuevas en el campo porque no se dedicaba específicamente a la siembra. Además aquí también encontró el amor.
Alfredo Bonilla, de origen campesino, natural de Guanajay, La Habana, se sintió como pez en el agua al conocer casi todos los secretos del campo, y se convirtió de la noche a la mañana en líder de su brigada al transformarse en maestro de las artes de la siembra, tiene 24 años y agradece a la UJC la oportunidad de ser útil a la Revolución.
Leonardo Fajardo Pérez, económico de la columna, comentó que la responsabilidad te obliga a ser solidario y laborioso. Una de las cosas que más lo emocionó en esta experiencia fue que su niña de cinco años se aprendiera el número de teléfono (son nueve dígitos) para llamarlo. «Cuando estás lejos de tu familia te pones muy sensible, y eso te hace crecer como ser humano», expresó.
¿Son acaso estos jóvenes seres de otro mundo? ¿Fueron formados con un sistema de valores diferente al resto? Recuerdo que durante los festejos por el 4 de Abril el pasado año, Julio Martínez Ramírez, entonces primer secretario de la UJC, expresó aquí el orgullo de ser parte de una generación de vanguardia incorporada a las tareas productivas para contribuir a la recuperación, en el menor tiempo posible, de los daños causados por los últimos eventos climáticos.
En aquella ocasión Martínez Ramírez afirmó: «El desempeño de estos jóvenes que apoyan la recuperación en las zonas afectadas es ejemplo a seguir por toda la juventud cubana».
Tras el ejemplo de estos jóvenes se esconde una gran verdad: no hay tarea imposible cuando la voluntad prevalece. Y ello también es aplicable a la producción de alimentos y otros bienes. Cuando se quiere, se puede.