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Potenciar la autocrítica y la acción desde el comité de base

En la asamblea IX Congreso de la UJC en la provincia de Granma, se insistió en la necesidad de mirarse por dentro todos los días, no circunstancialmente, y ver primero nuestros propios defectos

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— Hay que mirarse todos los días en el espejo, no como hace cierto personaje humorístico de la televisión, quien es demagogo, autocomplaciente y narcisista. Esa ojeada debe ser autocrítica y perspicaz, y no solo para contemplarnos o descubrirnos las manchas, sino también para entender cómo quitárnoslas.

Esta fue, al primer vuelo, una de las ideas que surcó los debates de la asamblea IX Congreso de la UJC en la provincia de Granma, la que puso de relieve una deficiencia de estos tiempos en algunas organizaciones de base: observar la basura en el patio ajeno y no la que ensucia su jardín.

Por eso Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, subrayó, con otras palabras, que la vanguardia comunista más joven tiene que meterse a fondo en los problemas suyos y hacer para cambiar lo que anda mal en el área de actuación del comité de base.

Las reflexiones de Liudmila tuvieron lugar después de un rico debate sobre el papel de la UJC en la instrumentación de los cambios en el sector educacional, los cuales no son suficientemente entendidos todavía dentro o fuera de las aulas. La militancia juvenil no debe ver ese asunto como la decisión de un ministerio, sino como la necesidad de un país que busca transformaciones inaplazables.

¿Cómo la Juventud puede influir en el cambio de esa percepción enraizada en la familia de que «mi hijo tiene que ser un profesional universitario»?

Esta pregunta atizó el intercambio entre los delegados. Pero su respuesta no ha de validarse en una reunión como esta, ni siquiera en el próximo Congreso, en abril.

No obstante, algunos, como Jesús González, profesor de una secundaria básica urbana de Bayamo, hablaron de sus experiencias desde las filas juveniles. «Nuestro comité de base tiene como fortaleza que casi todos formamos parte del consejo de dirección de la escuela y hemos analizado estas transformaciones como un proceso político; de ese modo hemos hecho un trabajo de persuasión con los padres y muchos han comprendido. Sin embargo, lamentablemente, los que menos han entendido el asunto han sido varios de los padres más preparados».

En esa misma cuerda Ana Consuelo López, estudiante de un preuniversitario de Campechuela, expuso que en su estructura de base se ha insistido para que los jóvenes —militantes o no— comprendan cuánto necesita la nación hoy de muchos oficios que se relegaron por distintas causas.

Precisamente sus palabras motivaron la referida intervención de Liudmila, quien insistió en que no se trata de estar pidiéndoles a los demás lo que no hacemos. Y volvió a repetir la idea de que la primera vocación de estos tiempos debe ser la de revolucionario; por consiguiente, los muchachos y muchachas de Granma, un territorio netamente agrícola y donde fue inaugurado el programa del Curso de Superación Integral para Jóvenes, debían ir cambiando su mentalidad, algo que, como reconoció, «no se logra en un día».

En medio de ese análisis, el mensaje de Víctor Gaute López, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, sirvió para reafirmar conceptos que, por una razón u otra, algunos olvidan: «Se habla de transformaciones en el sector educacional, como si fuera una coyuntura. La Revolución en sí misma es una constante transformación, y el día que no lo sea dejará de existir. De ahí que haga falta cambiar la sociedad, el trabajo, los centros laborales… Y en todas partes está la Juventud».

Justamente para no verse alejada de los asuntos más apremiantes de la nación, la UJC tiene que desempeñar un rol protagónico en la conducción de los debates que esos cambios generan y en la implementación de las transformaciones, apuntó el dirigente.

Después de intercambiar criterios con el delegado Luis Labrada Cabrera, campesino de una cooperativa de Cauto Cristo, Gaute habló del ejemplo del muchacho, quien entró a esa entidad «de soldado simple» y hoy, después de resultados concretos, iba a convertirse en su administrador.

«Al campesino hay que guiarlo, motivarlo, porque si no se te desvincula de la producción», expresó Labrada al referirse al papel del comité de base en las unidades agropecuarias.

En la asamblea de balance de Granma, que ratificó como primer secretario de la UJC a Manuel Varela Escalona, los presentes escucharon entre sonrisas y gestos de admiración las palabras del delegado por Bayamo, Alfredo Despaigne Rodríguez, quien respondiendo a preguntas de Gaute López comentó que sus resultados deportivos se deben a una férrea disciplina, a la consagración, el amor por lo que hace y haber seguido los consejos de sus entrenadores.

Despaigne ratificó el apoyo de todos los atletas de la nación y de los delegados de Granma a la decisión del movimiento deportivo cubano de no acudir a la cita regional de Mayagüez 2010 por el trato discriminatorio hacia el país que más medallas ha alcanzado en la historia de los juegos centroamericanos.

Haciendo un apretado resumen de los jóvenes que necesita la patria en estos tiempos, Luis Virelles Barreda, primer secretario del Partido en Granma, apuntó que el «delito» mayor de un joven es dejar de serlo.

«Hay que tener fijador en los principios y no vivir el temor de que un viento nos los tumbe; hay que leer para ser mejores; hay que comprender la utilidad de nuestra existencia, estar todos los días en algo, ser consecuentes con la historia, dedicarles tiempo al debate y a la discusión y ser creíbles en el verbo y palpables en la obra».

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