A la altura de las cinco de la tarde de este domingo, según cálculos conservadores, más de 70 000 ciudadanos de la capital cubana habían hecho una interminable cola en los alrededores de las calles aledañas a la Plaza de la Revolución José Martí, para llegar hasta el Memorial que lleva el nombre del Héroe Nacional de Cuba y rendirle homenaje póstumo al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.
Dentro del recinto memorial que muestra con fotos y mapas la trayectoria de la vida y la obra de José Martí y Pérez, el más universal de los cubanos, ante una gran foto del Comandante Juan Almeida, dos ofrendas florales dedicadas al compañero de la generación histórica de la Revolución, por Fidel y Raúl, y una guardia de honor que se releva cada 20 minutos aproximadamente, la gran masa de pueblo capitalino ha ido pasando a entregarle su último adiós al revolucionario desparecido físicamente en la noche del pasado día 11, víctima de un paro cardiorrespiratorio.
Los periodistas que tuvimos el alto honor de cubrir este acontecimiento desde el comienzo de la tarde de este domingo, coinciden en decir que ha sido una respuesta masiva del pueblo a la altura del cariño y la admiración que los cubanos todos sienten por la relevante figura de la generación histórica encabezada por Fidel y Raúl.
No se incluye en la cifra calculada hasta las cinco de la tarde, los ciudadanos de la capital que simultáneamente han estado expresando igualmente su condolencia y despedida al único jefe del Tercer Frente Mario Muñoz Monroy de la Sierra Maestra, en forma solemne en sitios habilitados al efecto de los municipios La Habana del Este, El Cotorro y Guanabacoa, los tres de la provincia Ciudad de La Habana.
Tampoco, por supuesto, incluimos la cifra de los cubanos que en las 14 provincias, también de modo simultáneo, han rendido tributo definitivo al héroe, al escritor, al compositor, al jefe guerrillero, al asaltante del Moncada, al exiliado en México, al joven que se entrenó en tierra azteca para la expedición del yate Granma, que desembarcó en las costa sur de Cuba el dos de diciembre de 1956 y al dirigente de la Revolución durante los últimos 50 años.
Al redactar estas líneas, exactamente a las 7 y 30 de la tarde-noche de este domingo, la cola de pueblo crecía, aunque ya estaban pasando de dos en dos los ciudadanos que hasta las 6 p.m. lo hacían en fila india, de uno en uno, para garantizar que el mayor número de personas puedan acudir al memorial de la Plaza de la Revolución sin que se les haga demasiado tarde.
Es de significar el hecho de que hemos visto pasar ante la imagen de Juan Almeida por el memorial José Martí, a personas de todos los sectores sociales, edades, sexos, credos, matrimonios con sus niños, ancianos —algunos con bastones— y sobre todo a gran número de jóvenes y estudiantes y una buena cifra de artistas y músicos.
Al instante del cierre de esta información, no se ha anunciado oficialmente quiénes harán la última guardia de honor al Comandante de la Revolución Juan Almeida, ni se sabe tampoco hasta qué hora exacta la inmensa cola de capitalinos seguirá entrando al memorial José Martí para despedirse del tan querido héroe, fiel a la Revolución, a Fidel y a Raúl, hasta la muerte.