Este 13 de agosto, aniversario 83 de nuestro Comandante en Jefe, nos motiva a repasar el rico caudal de ideas y enseñanzas que ofrecen sus reflexiones sobre los más variados temas tanto nacionales como internacionales Autor: Estudios Revolución Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
Este 13 de agosto, aniversario 83 de nuestro Comandante en Jefe, nos motiva a repasar el rico caudal de ideas y enseñanzas que ofrecen sus reflexiones sobre los más variados temas tanto nacionales como internacionales. Quiero referirme especialmente a lo planteado por él en su reflexión titulada El Huracán, del 1ro. de septiembre del pasado año. En ella Fidel, profundo conocedor del alma humana expresó:
No odio a otros seres humanos, pero odio la vanidad, la egolatría, el egoísmo, la pedantería, la autosuficiencia, la ausencia de ética y otras inclinaciones con las que los seres humanos venimos al mundo, y solo la educación y el ejemplo de los más sobresalientes en su batalla por ser mejores, triunfa e influye sobre nosotros. Hace falta un mínimo de filosofía sobre la necesidad de la modestia1.
También José Martí, que tiene observaciones muy importantes sobre la psicología expuso que «Todo hombre es una fiera dormida. Es necesario poner riendas a la fiera. Y el hombre es una fiera admirable: le es dado llevar las riendas de sí mismo»2.
Al mencionar a la fiera que todos llevamos dentro, Martí aludía, sin duda, a aquellos rasgos negativos que el hombre arrastra de su origen animal y que Fidel señala como inclinaciones negativas con las que los seres humanos venimos al mundo. En cuanto a las riendas que también menciona Martí se está refiriendo a la educación y la cultura. Recordemos su conocida sentencia «Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre»3.
Es decir que haciendo el bien a los demás, siendo solidario se puede hallar la felicidad. Esto tiene enorme significado para la práctica pedagógica. Otra línea clave de su pensamiento la encontramos en su afirmación: «[…] el arte difícil de asociarse, que es el secreto único del bienestar de los pueblos, y la garantía única de su libertad»4.
Todo esto solo es posible con la cultura en su acepción cabal, es decir aquella con carácter general e integral en lo que también viene insistiendo el compañero Fidel. Es una tradición que nos viene de Varela y específicamente de Martí, y constituye la principal necesidad para el mundo de hoy, para superar el fraccionamiento que desde milenios atrás se viene haciendo entre las diversas ramas de la cultura.
Tal fraccionamiento tiene su origen en lo siguiente: La cultura surge con el hombre, es una segunda naturaleza creada por él, con el trabajo como motor inicial de la existencia humana. Alguien una vez me dijo: «Tú crees que todo es cultura». Le respondí: todo no es cultura, pero está en todo, y donde no está, se halla el camino de la barbarie.
Este alto propósito es necesario relacionarlo con la ética, «sol del mundo moral», como postuló José de la Luz y Caballero; con la visión martiana del derecho: «El derecho mismo, ejercitado por gentes incultas, se parece al crimen»5, y con la política práctica, tal como la definió el Apóstol:
La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación, cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada»6.
Hoy, en el comienzo del siglo XXI, a escala universal se puede encontrar el nuevo pensamiento que necesita la humanidad sobre la base del principio establecido en el Himno Nacional venezolano desde los tiempos del Libertador: «Gloria al bravo pueblo/que el yugo lanzó/la ley respetando/la virtud y honor».
Sobre la base de este principio del Himno Nacional bolivariano promovamos una idea que, en mi opinión, está en el centro del mejor pensamiento latinoamericano y caribeño y que tiene raíces en las ideas de José Martí. La cultura es el motor principal de la economía.
Por ahí sugerimos comience el pensamiento socialista del siglo XXI, basado en la tradición latinoamericana y caribeña que se inspira en este principio martiano: «Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas»7.
Este es mi homenaje a Fidel en su aniversario 83, que lleva a Martí en la mente y el corazón desde sus primeras lecturas del Apóstol, que ha sido su mejor discípulo y que ha enriquecido su ideario con el conocimiento y las vivencias de la práctica política en la segunda mitad del siglo XX y en estos inicios del XXI. Él ha estudiado e interpretado su pensamiento con profundidad y ha volcado ese conocimiento en el difícil arte de hacer política en función de los intereses del pueblo.
En estos tiempos de encarnizada lucha ideológica, de un combate cuerpo a cuerpo, o más bien conciencia a conciencia, en la que se dirime la sobrevivencia de nuestra especie y la posibilidad de abrir cauce a un orden mundial más justo y solidario, la prédica de Martí, con su fundamento esencial de patriotismo y antiimperialismo, y de Fidel, siempre oportuna y esclarecedora sobre los grandes temas del mundo contemporáneo, constituyen guías certeras para la búsqueda del pensamiento filosófico que necesita la humanidad en estos albores del siglo XXI.
Este es mi homenaje al cumpleaños de Fidel. Lo cumplo con esta breve reflexión acerca de dedicar un mínimo de filosofía sobre la necesidad de la modestia a que él nos convocara y que quiero concluir con una afirmación suya que sintetiza lo que ha sido la clave de todo su batallar durante más de medio siglo: …solo sobreviven las ideas justas defendidas con valor, dignidad y firmeza.
1 Fidel Castro Ruz, Reflexiones, El Huracán, Periódico Granma. 1ro. de septiembre de 2008
2 José Martí, Comentario al libro Cuentos de hoy y de mañana, de Rafael de Castro Palomino, La América, Nueva York, octubre de 1883, t. 5, p. 110
3 José Martí, O.C. t. 8, p. 289, Editora Nacional de Cuba, 1964
4 José Martí, Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales, 1973, t. 5, p. 380
5 J. Martí, O.C. t. 5, p. 108
6 J. Martí. O. C. Escenas europeas, t. 14, p. 60
7 J. Martí, O. C. Nuestra América, t. 6 p. 18