Aunque el país cuenta con 127 instalaciones como estas dedicadas al trabajo vocacional, todavía hay dificultades en la orientación hacia los oficios y las profesiones
«La alegría y la inteligencia de los niños... Eso es lo que me ha mantenido estos 30 años trabajando en el Palacio. Los pioneros nos aumentan las motivaciones, nos obligan a ser creadores; ellos son la esencia del mejor trabajo. Martí dijo que los niños saben más de lo que parece. En este lugar eso se corrobora. Su inteligencia, sus deseos de conocer... imponen la constante superación».
Nurys Concepción Perdomo. directora del Palacio Central de Pioneros. Foto: Roberto MorejónMaría Hortensia Rodríguez Estévez es fundadora del Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara y labora en el área de la Industria Alimenticia. «Recuerdo aquellos primeros días y pienso que, aunque este lugar se ha sumado a las transformaciones de la educación, su esencia no ha cambiado.
«Las palabras de Fidel en la inauguración, hace 30 años, son hoy una herramienta de trabajo: “Y un Palacio de Pioneros es esencialmente un centro de formación, un centro de educación, y quizá el tipo más importante de centro de formación. De formación técnica, de formación cultural, de formación patriótica, de formación deportiva, pero es esencialmente un centro de formación”».
Ana Olga Fundiño Varona es instructora de la especialidad de Telecomunicaciones, y también comenzó en el Palacio desde los primeros días. «He dedicado mi vida a preparar el futuro, y estoy orgullosa de ello. A veces por la calle me encuentro un adulto que me saluda: “Profe, ¿se acuerda de mí, del Palacio?”. Algunos me dicen que siguieron la línea de lo que aquí aprendieron. Eso me llena de orgullo».
El teniente coronel Juan Eduardo Bárzaga dirige el área MININT. Ese organismo acaba de remodelar su espacio en el Palacio, con lo cual amplió la base material de estudio, tanto teórica como práctica.
«Tenemos espacio para una matrícula de 400 pioneros en las áreas de Guardabosques, Bomberos y Criminalística, con nueve círculos cada uno. Además en la parte dedicada al sistema de Policía y de Tropas Guardafronteras contamos con áreas expositivas; eso nos permite que más de 10 000 muchachos pasen por nuestra instalación».
Yudith Calejo es la representante del Ministerio del Transporte que atiende el área de ese organismo en Palacio. «Nuestro trabajo tiene una estrecha vinculación con la enseñanza técnico-profesional. El objetivo es motivar desde pequeños para captarlos desde aquí.
Por más de 25 años Solange Hoyos Marrero se ha desempeñado como metodóloga del Departamento de Formación Vocacional del Palacio; su labor es propiciarle al instructor, que conoce una profesión u oficio, las herramientas para enseñar.
«El instructor no tiene formación pedagógica. Hay que ayudarlo para que logre un ambiente creativo, dinámico, y ofrecerle vías para que realice con calidad su trabajo. Hemos logrado que instructores que nunca soñaron con ser profesores ofrezcan muy buenas clases. Son maestros para la labor vocacional, y es una dicha contar con ellos».
Amor y respeto por el trabajo«Que sea un centro de formación y vocación, y que los pioneros que pasen por aquí se preparen mucho más para la vida e incorporen elementos para su cultura, general e integral. Que en el futuro sean buenos trabajadores». Así define Nurys Concepción Perdomo el objetivo del trabajo del Palacio de Pioneros, que dirige hace poco más de tres años.
Con una larga trayectoria en la OPJM, asegura que esta labor la ha fortalecido como cuadro y como persona. «Aquí estamos en constante preparación; a la par que se desarrolla la educación cubana hay que transformar el modelo vocacional y de orientación profesional para que cada día se acerque más a las necesidades del país».
—Hay pioneros que al terminar la secundaria básica no tienen definida su vocación.
—Estamos haciendo un trabajo diferenciado en secundaria básica para despertar interés por especialidades muy necesarias, como la agricultura y la construcción.
«También ampliamos el área del Ministerio de Educación. Teníamos tres círculos con capacidad para 60 pioneros y ahora contamos con seis, aunque para el magisterio trabajamos desde todas las profesiones y oficios, con el ejemplo personal de cada uno de nuestros instructores».
—¿Qué te gustaría lograr?
—Que cada día nuestro trabajo se acerque más a las necesidades de la sociedad, a los intereses de nuestros pioneros, y llegar a más estudiantes.
«Nos queda medir el impacto del Palacio en los pioneros. Conocer, de los que matriculan en cada especialidad, cuántos la estudian, cómo se despertó su vocación».
¿Qué voy a estudiar?En nuestro país hay dificultades con la formación vocacional. Unos, al llegar al noveno grado, no tienen definido qué quieren estudiar; y otros terminan el bachillerato y todavía no están seguros de qué elegir.
No todos carecen de orientación, sino que se dejan llevar por otras circunstancias: influencia de la familia, escuelas cercanas a la casa, dificultad con los promedios...
El resultado: hay quienes abandonan los estudios, o se cambian de escuela o especialidad, lo cual implica tiempo y recursos perdidos, y los más fracasan cuando comienzan su vida laboral. ¿Hasta donde puede influir un Palacio de Pioneros para subsanar estos errores?
La vicepresidenta de la OPJM, Keyla Estévez, reconoció que hay una deficiencia en el sistema de formación vocacional y orientación profesional, y también en la selección, motivación y captación final hacia cualquier carrera.
«Un Palacio de Pioneros, y especialmente este, puede influir positivamente en lograr formar el conocimiento de cada especialidad. Yo diría que el mayor aporte no es el trabajo del círculo de interés puro, sino que podamos enseñarlo a amar los oficios, las profesiones, y el respeto a la laboriosidad, al trabajo.
«El joven no debe estar dirigido a una especialidad solo por gusto o motivación; hay que profundizar en la conciencia, para que reflexione sobre qué puede ser más factible estudiar a partir de las necesidades del país, y educarlo en la incondicionalidad.
«Luego que tengamos esa parte lograda, le hablamos de una especialidad, de sus características, sus perfiles, sus aportes... Así es más fácil llevarlo a una rama determinada. El Palacio es el mayor impulsor de manera general de esta tarea, pero tiene que ser un trabajo de todos».
—En el país hay 127 Palacios y 1 200 000 pioneros. Todos no asisten a estas instalaciones. Se habla de que cada escuela sea un palacio de pioneros.
—En todas las escuelas debe haber círculos de interés y trabajar la formación vocacional. La matrícula que asiste al Palacio es pequeña; por ello la escuela es el escenario fundamental de multiplicación de esa labor.
«La escuela de hoy no es la misma de 1979, cuando surgieron los palacios. Ahora tiene más recursos, por ejemplo, un laboratorio de computación, con software educativo y materiales audiovisuales. El pionero está más tiempo en el centro, y las actividades complementarias pueden estar dirigidas a la labor vocacional.
«No solo tiene que ser el círculo de interés; hay muchas formas de organizar la orientación vocacional, y la escuela siempre será el mejor escenario, porque en ella está la totalidad de la matrícula.
«El Palacio también ha implementado nuevas vías. Del tradicional círculo de interés se ha pasado a las puertas abiertas para que un mayor número de pioneros participen, sobre todo los de noveno grado.
«También hay un proyecto llamado El mundo de las profesiones y los oficios. Los instructores van a las escuelas y ofrecen conferencias y talleres a un gran número de pioneros. El objetivo es cada día ser más extensivo en esta labor».