Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Jóvenes guantanameros mantienen su aporte en la recuperación de las zonas afectadas por huracanes

Autor:

Lisván Lescaille Durand

Sacudidos en sus esencias por un huracán de sudores y pasiones, miles de jóvenes de la provincia de Guantánamo  descubren cada fin de semana cuánto más pueden servirle a la nación

GUANTÁNAMO.— Alguien, en medio de la noche sigilosa que despidió al huracán Ike, pensó en alta voz: «este cabrón vino a jodernos la vida». Y era difícil regatearle razones con tanta ansiedad rondando en decenas de familias que veían sus viviendas derribadas como castillos de naipe.

Pero un consuelo surcaba el éter de cada albergamiento adonde se llevaron a los sin techos en Baracoa: «nadie quedará desamparado, sabremos reponernos de este golpe»; palabras que, en boca de los trabajadores sociales, fueron las primeras señas inequívocas de que más temprano que tarde al mal tiempo se le pondría buena cara.

Probablemente, Nayadis y Orlando hayan visto recompensado su amor de pareja mientras, con la mente situada en las pocas pertenencias que le quedaron, tendían la mano al prójimo en su rol de trabajadores sociales: «Todos, y hablo de Cuba entera, saldremos adelante», acotaba segura la muchacha.

Paginas solidarias

Es imposible que pasen inadvertidas aquellas páginas de solidaridad que la juventud guantanamera acuñó a la hora del infortunio, para luego sumergirse con la fuerza de muchos huracanes en la recuperación de la provincia.

Fue la tarea que les dio el Partido tras el golpe de Ike. Más de 300 integrantes del programa de Trabajadores Sociales salieron a las calles baracoenses a explicar la magnitud de la catástrofe.

«El ciclón arremetió cuando nos disponíamos a celebrar el octavo cumpleaños del programa con actividades diversas, y fue unánime la decisión de que la única celebración posible era estar al lado de la gente, acompañándola en sus desgracias y problemas, como una de las esencias por las que surgimos», recordó Joe Majín Hernández, responsable provincial del programa.

Otros, como el joven Yoannis Lineres Rodríguez y su brigada de unos 30 estudiantes, se hicieron albañiles a la carrera para ver edificadas las nuevas casas en un entorno que llegó a exhibir cuantiosos destrozos en la infraestructura vial, planes agroalimentarios, servicio eléctrico, varias escuelas, el acueducto local y más de 6 000 viviendas.

Desde las primeras desgarraduras se vio a la juventud en un hervidero por sacar a flote su terruño, como lo definió Orlis Rodríguez Rodríguez, primer secretario de la UJC en esta villa de leyendas:

«Fue impresionante la cifra de jóvenes que asistieron a las movilizaciones masivas los fines de semana, en momentos en que los escombros sepultaban el malecón y paralelamente la producción de alimentos demandaba mayor sacrificio. Ningún programa de la Revolución permaneció al margen del esfuerzo por recuperarnos en el menor tiempo posible», aseguró.

Ike, declarado culpable

«Échale la culpa a Ike» sería el mejor de los títulos para una película que intente recoger pasajes sobre las emociones vividas por miles de jóvenes guantanameros que redescubren, cada fin de semana, cuánto pueden servirle a la nación.

Maisiense por los cuatro costados, Geysli Reyes puede asegurar que le sabe un mundo a las labores del campo. Y no es, esencialmente, por su apego al municipio mayor productor de café del país.

Ella puede doctorarse lo mismo en ciencias agropecuarias que en los procesos de atención a las plantaciones de café y la forma de cosecharlo con efectividad. Cualquiera de esos perfiles le daría una tesis tan enjundiosa como la que recientemente discutió en opción al título de máster en el pedagógico guantanamero.

«Estos meses han sido claves en mi vida profesional, pero también de mucho valor productivo, en el sentido literal del término, dice la joven de 24 años, quien prepara su doctorado en Ciencias Pedagógicas.

«Cuando la anterior cosecha entró en su pico de maduración me iba todas las tardes con mi comité de base a recoger café hasta que la claridad lo permitía. Luego vinieron estas movilizaciones, que despertaron en todos unas infinitas ansias de aportar, de sentirnos más útiles, que al parecer estaban dormidas», reflexiona la muchacha.

Por eso, se contaron por miles quienes, como Liset Acosta Gamboa y Darianne Barcelaí Rauxeau, batallaron loma arriba entre cafetales resbaladizos, con sus canastas llenas de café: «Si el café está maduro, hay que recogerlo inmediatamente. Él no espera al fin de semana», consideró Liset, técnica en Estomatología, quien reside en Felicidad de Yateras.

«Hay que priorizar la producción cafetalera y ponerle a la tarea tanto o mayor interés que a nuestras propias profesiones», comparó, en pleno apogeo de la pasada recolección, Darianne, técnica de laboratorio en el policlínico de ese consejo popular.

Jóvenes para todos los frentes

En decenas de escenarios y labores diversas de la producción agropecuaria territorial y los servicios se han involucrado miles de jóvenes, entre ellos estudiantes de la FEEM y la FEU, y otros que representaron a los programas de la Revolución, además de una cifra nada despreciable de trabajadores de la institución juvenil de los diez municipios de la provincia.

«Esa incorporación a tareas productivas tomó como motivaciones el movimiento juvenil para aportar 50 horas de trabajo voluntario en saludo al aniversario 50 del triunfo de la Revolución, las diferentes fechas históricas, los convenios de trabajo con instituciones y organizaciones, entre ellas la Empresa Militar Agropecuaria, las granjas del EJT, fincas y autoconsumos del Ministerio de la Agricultura y las diferentes estructuras», explicó a este diario Robin Romero Matos, primer secretario de la UJC en Guantánamo.

El alto grado de convocatoria de la organización permitió establecer rotaciones por 84 campamentos cafetaleros, y disponer de fuerza movilizada hacia otros 75 centros de albergamiento, donde se comprobó el ímpetu de los estudiantes de las sedes universitarias y de los cursos de superación integral.

Según datos de la Agricultura, el aporte juvenil posibilitó el acopio de unas 112 000 latas de café en entidades estatales y 139 100 en el sector cooperativo y campesino, además de hacer producir la tierra en 112 hectáreas de viandas y hortalizas.

Esta registrado igualmente, la recuperación, a partir de manos jóvenes, de unas 12 hectáreas a de caña de azúcar, y la incorporación de 20 jóvenes a los campamentos agrícolas de la Isla de la Juventud y Batabanó, integrados a la Columna Juvenil Aniversario 50 del Triunfo de la Revolución.

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