Un nuevo tipo de endoprótesis coronaria, de fabricación china, se ha probado en Cuba y, en el 94 por ciento de los pacientes, no aparecieron complicaciones cardiovasculares.
La novedad se conoció durante el estudio presentado por el doctor Jorge Edmundo López Pérez, especialista de primer grado en Cardiología, al V Congreso Internacional de Urgencias, Emergencias y Cuidados Intensivos, que inició sus sesiones este miércoles y concluirá el viernes con más de 300 delegados de quince países.
La endoprótesis —más conocida como stent— libera el fármaco Rapamicina, para evitar el estrechamiento de la arteria en que se implanta y tratar la lesión que provocaba dolores anginosos, taquicardias, falta de aire y otros síntomas cardiovasculares.
El estudio se comenzó a realizar en enero de 2006, se hizo un primer corte en agosto de 2008 y aún continúa. Sus conclusiones principales se resumen en que la mortalidad, la necesidad de revascularización de la lesión tratada, así como la reestenosis o el reestrechamiento del stent colocado, fueron bajos y no ocurrieron infartos cardíacos.
Los pacientes tuvieron una supervivencia elevada, comparada con la de estudios internacionales. De 52 tratados, solo tres necesitaron una reintervención.
El stent es una prótesis (generalmente un tubo de malla de acero inoxidable), de tamaño similar al del muelle de un bolígrafo normal (de dos a cuatro milímetros), para evitar que la arteria se cierre.
La intervención para colocarlo —Angioplastia Coronaria Transluminal Percutánea— solo requiere una anestesia local en el sitio de la punción.
Por su alto costo, se realiza el estudio, para validar en Cuba su posible adquisición y generalización.
En nuestro país, el primer stent convencional —no liberador de fármaco— fue colocado por los hermanos Lorenzo y Roberto Llerena en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, a fines de la década de los 80. Hoy se realizan unos mil implantes anualmente. El liberador de fármacos que nos ocupa, fue implantado en el CIMEQ por el equipo del profesor Ángel Gaspar Obregón, en mayo de 2004.
Generalmente, el 20 por ciento de los pacientes a los que se les coloca un stent convencional tiene que ser reintervenido, mientras que con el liberador de fármacos la cifra es menor, de un diez por ciento.
El stent Pájaro de Fuego se implanta en lo esencial en el tronco de la arteria coronaria izquierda, en sus dos ramas —la descendente anterior y la circunfleja— y en la coronaria derecha.
Se emplea mucho en el infarto agudo del miocardio, para salvar una vida, y también en los pacientes con angina de pecho, para disminuir el dolor.
En este estudio, solo un siete por ciento tuvo que ser reintervenido, una cifra de nivel mundial. Disminuye la mortalidad, alivia el dolor, aumenta la capacidad funcional del paciente, evita la necesidad de operar a corazón abierto y disminuye la estadía hospitalaria.
El proceder consiste en pasar un catéter por una arteria —la femoral, la humeral o la radial— que al llegar al corazón penetra en las arterias coronarias, dilata la estrechez y todo es observado por el cirujano en el angiógrafo. En general, casi de inmediato cambian los síntomas del paciente.
Se trata del primer estudio multicéntrico hecho por la cardiología intervencionista cubana, realizado por el ya citado Instituto, el CIMEQ y el Hospital Hermanos Ameijeiras. Este recurso constituye uno de los avances más importantes de la Cardiología intervencionista en la última década en el mundo.