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PINAR DEL RÍO.— Unas 60 000 personas de ocho municipios vueltabajeros disfrutaron después de los huracanes de la actuación del grupo Korimakao, que dirige Manuel Porto, y el cual recibió ayer sábado en esta ciudad el Premio de Cultura Comunitaria en la categoría de Proyecto.
En los jardines del teatro Milanés tuvo lugar la entrega del reconocimiento, después de la cual Porto precisó a JR que fueron más de cien presentaciones en las que los actores comprobaron que dos huracanes no pudieron con Pinar del Río, ni con la disposición de su gente a levantarlo todo nuevamente.
Más de mil jóvenes han pasado por el grupo Korimakao en sus 17 años de fundado y de trabajar para los pobladores de la Ciénaga de Zapata.
Además, recibieron el Premio de Cultura Comunitaria Senobio García, de Holguín, y Verónica Hinojosa, de Las Tunas.
El Premio Nacional Olga Alonso 2009, otorgado por el Consejo Nacional de Casas de Cultura a los instructores de arte que más se distinguen correspondió a Luisa Rosario Acea León, instructora de música de Cienfuegos; María Adela Herrera Lazo, instructora de artes plásticas, de Camagüey, y a Norma Velásquez Peña, instructora de danza de Las Tunas.
Olga Alonso —sus padres se encontraban en la velada— fue una destacada instructora formada en el primer llamado de la Revolución (1961-1963). Desarrolló su trabajo en la granja Mártires de Fomento, en Sancti Spíritus.
Varios instructores de arte de la Brigada José Martí actuaron en la ceremonia de premiación, entre ellos el grupo Teatro de Calle Experimental Medio Ambiental, con 14 jóvenes subidos en zancos y vestidos con materiales reciclables como el saco de yute y las chapas de botellas.
Las numerosas personalidades de todo el país que asistieron a la premiación, entre ellos Guillermo Artiles, presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura, visitaron la casa taller del pintor Pedro Pablo Oliva y el Patio de Pelegrín, en Puerta de Golpe, Consolación del Sur.
El actor Manuel Porto precisó a este diario que todo este intercambio cultural con el público permite la diversificación del gusto y una mayor calidad en la apreciación del arte, lo cual Korimakao hace centrándose en niños y jóvenes, que son quienes se encuentran aún en formación.
