Camagüey.— El militante pidió la palabra y describió su realidad y advirtió que cuando existe improvisación en el trabajo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), esto influye en la pérdida casi inmediata de liderazgo y prestigio ante sus miembros y de la confianza de estos en sus representantes.
«La reunión marchó excelentemente hasta que llegó el momento de elegir al jefe de brigada. Aquel encuentro se convirtió en una verdadera crisis, al extremo de que hubo que suspenderla momentáneamente», narró Adniery Díaz, dirigente juvenil de la Universidad de Camagüey.
Según su recuento, un análisis urgente de solo 30 minutos con el comité de base de esta brigada bastó para que los jóvenes reflexionaran acerca de su responsabilidad como militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), pues varios de ellos dieron su disposición para asumir el compromiso ante su brigada.
La anécdota reveló que en aquel grupo de estudiantes no existía un trabajo previo del comité de base que dejara sentada la proyección de quién debía asumir la dirección de la brigada.
O sea que la guía y orientación certera que debe existir de la UJC no estuvo en el momento indicado. ¿Podría limitarse el ejemplo abordado a una sola brigada o puede ser este el caso de otros centros de enseñanza superior y media del país?
Por eso no es casual que el Comité Nacional de la UJC promueva el debate desde los diferentes plenos provinciales acerca de la responsabilidad que posee la Juventud Comunista para que la FEU y la FEEM desarrollen procesos políticos con calidad.
El Comité Provincial de la UJC en Camagüey también valoró lo que en este sentido falta por hacer: «El acompañamiento político que requieren nuestras organizaciones estudiantiles no es cosa de un día ni es tampoco trabajo exclusivo de los instructores de la UJC. Es responsabilidad de todos los militantes y de todas las estructuras de base», enfatizó Jorge Enrique Sutil Sarabia, primer secretario de la UJC en esta provincia.
Una pregunta quedó en el teatro como aliada de la reflexión: ¿Dónde están y qué labor desempeñan en iguales circunstancias los estudiantes-militantes de la Juventud Comunista?
Reducir la preparación del dirigente estudiantil a lo que le orienten los funcionarios de organismos superiores, o esperar que los plenos adviertan las dificultades, sería mirar con dogmatismo la solución del problema.
«Para revertir esta situación habrá que despojarse del trabajo tradicional y esquemático», destacó el joven Yordanis Conde, quien significó que accionar con certeza sobre los problemas de ambas organizaciones facilitará encontrar soluciones a una FEU que se ha multiplicado en todos los municipios agramontinos con entornos y características diferentes.
Entonces solo la creatividad sujeta a las condiciones reales de grupos y brigadas estudiantiles permitirá, por ejemplo, atender los miles de estudiantes de la provincia.
Al respecto Ariel Machado argumentó: «Los temas de discusión en estos comités de base no podrán ser solamente acerca de los planes de producción y cumplimientos económicos, sino que deberán buscar el espacio a sus muchachos de la FEEM e implementar acciones para atenderlos».
No hay tarea imposible si se parte de la condición de que la UJC es una sola, y que esta tiene el deber de conocer a todos los jóvenes de su radio de acción.
«Entonces no se puede dirigir empíricamente», consideró Yojanier Sierra, miembro del Secretariado Nacional de la FEU, quien reflexionó que para orientar y guiar primero hay que conocer al detalle los procesos políticos que desarrollan cada una de las organizaciones estudiantiles.
Eduardo López Leyva, miembro del Buró Provincial del Partido Comunista de Cuba en este territorio, significó: «Autocomplacernos con lo hecho hasta hoy sería un error, porque los tiempos son diferentes y cada momento exige del militante mayor consagración al trabajo».
No es cuestión entonces de conformarse con un día de intercambio de criterios y de análisis con los estudiantes, ni se puede esperar siempre por un instructor que venga una vez al mes, porque el trabajo en la base, en cualquier esfera, es responsabilidad de los militantes de ese colectivo.