Ya en los instantes en que el poeta y cantautor Silvio Rodríguez recordaba que solo el amor engendra la maravilla, todos habían olvidado la frialdad que traía el viento en la tarde de este sábado, y ya no importaba el traje que llevaba cada cual, fuera de visitante, de militar o de convicto.
«Creemos en ustedes. Son parte de nuestro pueblo y les queremos», dijo Silvio a las internas. Foto: Roberto Meriño La alegría se había expandido a todos en un espacio a cielo abierto en la capitalina Prisión de Mujeres de Occidente en el municipio de La Lisa. No había distinciones mayores y sí un punto común: la fina fiesta nacida de sabernos seres humanos, hermanados en la fibra insular —más allá de grandezas y nimiedades— con todos nuestros semejantes.
La maravilla se produjo gracias a un concierto ofrecido en el centro de reclusión, y que forma parte de una Expedición timoneada por Silvio Rodríguez, la cual ha desembarcado en centros homólogos a lo largo de la Isla y cuenta con la entrega talentosa de cantautores como Santiago Feliú y Amaury Pérez, voces de lujo como las muchachas del cuarteto Sexto Sentido, la tierna flauta de Niurka González, la improvisación desbordada del decimista Alexis Díaz Pimienta, y los pinceles de creadores como Abela y Rancaño.
«Creemos en ustedes. Son parte de nuestro pueblo y les queremos», dijo Silvio en los inicios del encuentro al público abrumadoramente femenino, del cual casi todas eran reclusas que seguían serenas cada detalle de lo que iba aconteciendo sobre el escenario especialmente dedicado al Día Internacional de la Mujer.
Entonces subió Alexis Díaz Pimienta, quien comentó sobre la magia que habita en la lectura, e hizo entrega de un regalo que el Instituto Cubano del Libro extendió al centro penitenciario: decenas de títulos cuyos contenidos abarcan una gama desde la poesía del español Rafael Alberti hasta Los miserables del francés Víctor Hugo, pasando por otros clásicos de Hispanoamérica y el mundo.
A nombre de todos, la Teniente Coronel Mercedes Luna, directora de la prisión, dio mil gracias a la «maravillosa expedición». Y hasta lo hizo rimando, para estar a la altura del talentoso escritor. Subió luego Vicente Feliú, quien desató emociones al entonar su emblemática Créeme, y le siguió Silvio dibujando su Óleo de mujer con sombrero, para dar paso a las muchachas de Sexto Sentido.
Amaury Pérez obró la magia de la risa mientras contaba anécdotas cubanísimas. Cantó tramos de canciones inolvidables; y de principio a fin, su Acuérdate de abril. Cuando tocó el turno de Alexis Díaz el cielo encapotado comenzó a abrirse misteriosamente para dar paso a un sol rotundo y amarillo como una moneda. Compartiendo sus versos con olor a campo expresó: «Hoy cada mujer cubana gana en belleza y tamaño/ Aunque les parezca extraño yo ser su amigo quisiera/ Y dejar de esa manera un beso en todas sus frentes/ en nombre de sus parientes y amigos que están afuera».
En el centro quedó como huella del encuentro una obra plástica titulada Llenando tu espacio vital, en la cual trabajaron pintores como Rancaño y Abela, así como artistas plásticos que cumplen sanción penal.
Sobre el escenario un grupo de reclusos brindaron su música. Una solista de voz tremenda elevaba su súplica a las nubes: «si me pudieras querer...». Un septeto coreaba «te seré fiel...». Al final de la jornada el arca de la expedición era inmensa. Todos los límites parecían haberse difuminado. Y en la punta de la proa Silvio entonaba, a petición de las mujeres, que «solo el amor alumbra lo que perdura».