CUMANAYAGUA, Cienfuegos.— Fundado por idea de Fidel en septiembre de 2000, el Programa de los Trabajadores Sociales arriba a su séptimo aniversario, en medio de un proceso asambleario, cuyo punto de partida en la provincia fue el municipio de Cumanayagua.
Lo mejor de esta reunión de balance fue su tono crítico, pues más que regodearse en los logros (que muchos hay, no huelga recordarlo), incluso desde la misma presentación del informe y luego ya en los debates, hubo referencias continuadas a la necesidad de una mejor preparación integral del joven insertado al Programa y el desaprovechamiento por parte de algunos de las posibilidades de superación universitaria.
Se cuestionó la imagen de desorganización y desorden («corre corre permanente», para decirlo en sus palabras), que a veces suelen proyectar; así como la desmotivación en un segmento de ellos.
No obstante, tales realidades no son óbice para demeritar la valedera acción de los médicos del alma —realzada también lógicamente en el cónclave—, en la atención a discapacitados, madres solteras, jóvenes inactivos docente y laboralmente, en la Revolución Energética, en el Plan Turquino de este municipio y en el cumplimiento de misiones en distintos países...
Alain Fuentes, jefe de los Trabajadores Sociales en la provincia de Cienfuegos, les dijo a los delegados algo sustantivo y real, en lo cual deben a pensar:
«El Programa es una escuela de formación de cuadros: lo que ustedes están haciendo ahora en disímiles frentes y de manera continuada, no lo pudo hacer en su momento ninguno de los cuadros que están dirigiendo ahora. Por ello es tan importante emplearse a fondo, prepararse y darle seguimiento a las tareas. Ustedes son una reserva invaluable para la Revolución».