Los diputados al Parlamento coincidieron en lo importante de acompañar al país en la batalla por la disciplina laboral y administrativa. Foto: Calixto N. Llanes
El pasado 1ro. de abril entraron en vigor las Resoluciones 187 y 188 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), sobre el reglamento disciplinario y el horario y la jornada laboral, dos instrumentos con los cuales el país inicia el proceso de fortalecimiento de la disciplina laboral en los centros de trabajo, lo cual se traduce en una batalla por el rescate de un valor, un principio, una práctica indispensable para que todo, o casi todo lo que dependa del valor trabajo, recorra mejores caminos, y con él los resultados económicos y sociales, el bienestar de la ciudadanía, los destinos de la nación.Por estas razones, este viernes la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular realizó una Audiencia Parlamentaria sobre Disciplina Laboral, para la cual convocó a representantes del MTSS, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), de otros organismos de la Administración Central del Estado, instituciones sociales, organizaciones políticas y a diputados de otras comisiones del Parlamento.
A poco menos de un mes y días, alguien podría pensar que es demasiado pronto para medir resultado alguno en la implementación de las resoluciones, y tendría razón. Pero, el propósito de los convocados fue reflexionar juntos, expresar ideas, plantear preocupaciones, hacer precisiones, pensar juntos sobre la mejor manera de asegurar que el rescate de la disciplina no es una acción del momento, ni de unos o de otros en específico, sino de TODOS.
Pero, ¿de qué disciplina estamos hablando? Una respuesta amplia la dio Alfredo Morales Cartaya, titular del MTSS quien, en su condición de primer orador de la Audiencia Parlamentaria, expresó que el país está hablando del «acatamiento consciente de las instrucciones de trabajo, salariales, financieras, contables, tecnológicas, de seguridad y protección del trabajo; del estricto cumplimiento de las normas de consumo; de las normas de trabajo como cumplimiento del deber social, y de la eliminación del despilfarro, el ahorro de recursos materiales, financieros y humanos, fundamentalmente, de portadores energéticos...».
Disciplina es también sinónimo «de calidad y excelencia de los servicios que merece nuestro pueblo, lo que es igual a expresar el que nos brindamos nosotros mismos... Estamos hablando de la disciplina que en cada colectivo debe expresar la férrea voluntad de los trabajadores para acometer las tareas productivas, políticas y de la defensa que les plantea su Revolución».
En nuestro caso, expresó Morales Cartaya, disciplina laboral es el resultado de la efectiva y consciente participación de los trabajadores, la organización, la persuasión, el control y la exigencia. Y para ello se necesita de la comprensión de todos los dirigentes administrativos y trabajadores de cada centro, ocupando un espacio preponderante la ejemplaridad de los jefes.
Pero también hace falta que a los trabajadores se les facilite realizar determinadas diligencias sin afectar la jornada laboral. Y de eso también se habló en la Audiencia por representantes del Grupo Nacional para el Estudio y la Atención a los Trámites de la Población, un equipo de trabajo del Parlamento que, ahora mismo, supervisa el escalonamiento, extensión o adelanto de los horarios de servicios y trámites, un tema que, a juzgar por lo expresado este viernes, habrá que seguir muy de cerca porque los servicios son diversos, y los trámites también.
¿Qué otra contribución le urge a la Disciplina para su regreso definitivo a los colectivos laborales? Pues, la de la activa participación de los dirigentes sindicales de base, quienes tienen la responsabilidad de exigirle a sus administraciones que no solo se cumpla la jornada laboral, sino también que sea provechosa, con contenido, de manera que los trabajadores no hablen de disciplina como sinónimo de puntualidad, sino de productividad, de rendimiento, de aprovechamiento de todas y cada una de las horas dedicadas al trabajo.
Los reglamentos por sí mismos no ordenarán la dinámica interna de nuestras industrias, fábricas o líneas de producción, hay que crear las condiciones materiales necesarias —transporte, alimentación, iluminación, entre otras— para que los obreros se sientan motivados e importantes con lo que hacen, para que le impriman energía, voluntad, fuerza, a esta gran tarea indisolublemente ligada al presente y futuro nuestros.
Lina Pedraza, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, evaluó la magnitud de la misma, cuando señaló que rescatar la disciplina en toda su integralidad constituye la cimentación para un salto cualitativo en la sociedad. Se trata del deber de poco más de tres millones de trabajadores que tiene el país, y del derecho de poco más de 11 millones de habitantes.
«El período especial nos dejó como herencia 17 años de indisciplina laboral. Por ello, es tan importante una reflexión como esta, la fiscalización de los diputados en la base, la participación de todos los organismos e instituciones del país; es una prioridad del Partido, del Gobierno, de la Revolución, el rescate de la disciplina laboral y la administrativa».