E.V.: Soy un poco tímido, tranquilo y noble. Los fines de semana visito a mi abuela. En su cuadra vive un muchacho de 14 años que se mete conmigo, diciéndome apodos feos y hasta me dirige amenazas violentas. Yo no digo nada. A pesar de todo, creo que estoy enamorado. Me gusta. No duermo bien. Solo mi abuela lo sabe y no sé qué hacer. Yo le pregunto: ¿Cómo son los síntomas del enamoramiento? ¿Cómo él puede saber que estoy enamorado? ¿Cómo hacer para quitármelo de arriba? Tengo 26 años.
Es contradictorio pensar en quitártelo de arriba y al mismo tiempo estar enamorado. Sin embargo, tales contradicciones son propias del espíritu humano. A veces, el deseo es proporcional a la contradicción.
Que te guste hasta llegar a quitarte el sueño puede ser síntoma de enamoramiento. Podrías encontrar un modo de hacerle saber lo que sientes, pero te sugiero que prestes especial atención a su edad. El hecho de que él siempre te diga algo señala que no le resultas indiferente, aunque solo sea porque le despiertes hostilidad. Pero aún es un adolescente, legalmente un menor, cuyo ser aún se está formando, lo cual lo hace vulnerable e inestable.
Lo mejor sería que intentes comprender qué te sucede con este muchacho, cuya agresión te atrae en lugar de agraviarte; al tiempo que te invita a exponerte una vez más a sus insultos.
Quizá es por sus injurias y no a pesar de estas que te gusta y despierta tus fantasías eróticas al punto de perder el sueño. Suponemos esto porque no nos hablas de otro atributo en él que no sea este maltrato.
Suele ser difícil comprendernos en situaciones como esta, y de sucederte puedes pedir ayuda a un psicólogo. Insisto en la comprensión más que en enamorarlo o quitártelo de arriba. Lo primero te pone en una situación de riesgo y lo último no garantiza que en el futuro no te suceda lo mismo, teniendo en cuenta que tal vez seas tú quien esté predispuesto a sucumbir ante situaciones como esta.
Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología y consejera en ITS y VIH /Sida.