Estudios realizados demuestran que besar a otra persona produce bienestar, es el mejor antídoto contra el desánimo y una excelente forma de mejorar la salud.
Mediante este acto de placer se ejercitan unos 30 músculos faciales y se activa la circulación sanguínea. El beso moviliza secreciones hormonales que funcionan como analgésicos y fortalecen las defensas del organismo. Quizá por eso, las personas que se besan son más longevas y sanas.
Según la organización británica Relate, el beso estimula la parte del cerebro que libera oxitocina en el torrente sanguíneo, creando una sensación de bienestar. Esta hormona influye en el enamoramiento, orgasmo, parto y amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura y el acto de tocar.
La liberación en sangre de otra hormona, la adrenalina, provocada por besos apasionados, aumenta el ritmo cardíaco, la tensión arterial y el nivel de glucosa en la sangre.
Mientras dos personas se besan, unas 40 000 bacterias pasan de una boca a otra, pero la mayoría son inofensivas y nuestra saliva contiene sustancias desinfectantes.