Una larga y rica historia de combate y de solidaridad reciprocada desfiló por la sala plenaria del Palacio de las Convenciones de La Habana, cuando en la tercera y cuarta sesión de trabajo de la comisión Patria es Humanidad, el Coloquio Internacional Memoria y futuro: Cuba y Fidel abordó los temas Apoyo de Cuba a la liberación de otros pueblos y a la derrota del apartheid, y Solidaridad Internacional con la Revolución Cubana.
Jorge Enrique Adoum (a la derecha). Foto: Juan Moreno
Se hizo casi interminable la lista de quienes, en intervención especial, como la del poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, como integrantes de los paneles de reflexión, y como participantes en la comisión, expresaron desde su visión personal y desde la lucha de sus pueblos contra el colonialismo, la agresión imperial o el combate por la independencia, y dieron a conocer y agradecieron el papel de Cuba, de su pueblo, de sus combatientes de las FAR y el MININT, y del propio Comandante en Jefe, Fidel Castro.Y no se remontó la enumeración únicamente a lo hecho en los casi 48 años de triunfo revolucionario, ni tampoco fue la fecha más lejana el 2 de diciembre de 1956 (hace ya 50 años) cuando tuvo lugar la epopeya del Granma, sino que se habló de Fidel como seguidor de un Martí bolivariano, abogando por la independencia puertorriqueña y hermanado con Máximo Gómez en la intención de liberar y unir a la América nuestra.
«Los conceptos, aun los más abstractos, deben tener sus raíces en la realidad», señaló con acierto Adoum, en esa perfecta lógica de un poeta con los pies sobre esta Tierra.
Se refería a la construcción del hombre nuevo, aun cuando todavía no se concebía ese futuro convocado y nombrado por el Che, pero que ya se había empezado a construir y con él su propia estatua. Diríamos que la estatua de todos y cada uno de los revolucionarios que creen en ese principio.
El paradigma de ese hombre nuevo es indudablemente Fidel, que ya cumplió 80 años, tres meses y 17 días y al que se le debe agradecer el milagro de este presente-porvenir.
Se escuchó un registro histórico de las realidades que sustentan el concepto: las experiencias de Namibia, en la voz de Andimba Toivo Yatoibo que trajo, además, el aporte de clara conciencia a la liberación de los pueblos de África; y las de Vietnam con Le Van Dung; las de Alí Rodríguez Araque para la verdad de Venezuela...
Najef Hatwaneh (al centro). Foto: Juan Moreno
Y en cada uno de ellos la exigencia de que es deber apoyar a la Cuba bloqueada y agredida y a sus cinco hijos encarcelados en Estados Unidos. Igual hicieron otros, amigos todos de un pueblo en singular batalla de coraje y dignidad.Como es una celebración de cumpleaños, más de uno también habló de regalos, y no fue casualidad que el mozambiqueño Marcelino Dos Santos entregara una talla, en dura madera de su recio continente, que —dijo— era la UNIDAD, y que Tomás Borge le expresara al hombre a quien «la solidaridad le chorrea como un manantial» que los sandinistas le traían como presente «la unidad de todos los revolucionarios nicaragüenses y el compromiso profundo de ser leales a los principios que dieron origen a la revolución sandinista».
Y era lógico que el representante en Cuba de la Revolución Bolivariana mencionara los logros del ALBA, comunión de un ideal; y que Najef Hatwaneh, dijera que los heroicos hijos del pueblo palestino han aprendido de Fidel que en primer lugar se requiere de la unidad y que esa es la palabra para el compromiso que les permitirá vivir bajo la luz de un territorio nacional...
Gloria La Riva.
Le Van Dung. Foto: Juan Moreno
Salim Lamrani.
Por eso, con la unidad de todos nosotros, afirmaron Gloria La Riva y Berverly Keefe, traeremos de regreso a los Cinco.Se dijo en laosiano y en ruso; lo ratificaron en nombre de El Salvador y de Argelia; lo manifestó el Puerto Rico luchador que sigue siendo ala cautiva y el dominicano que remontó la memoria de su pueblo a la lucha de Martí y de Gómez, para ambos hablar de quien eslabonó la continuidad en ese largo combate.
Y Salim Lamrani denunció el bloqueo, el odio inaudito de Estados Unidos hacia Cuba, la crueldad de las sanciones, las medidas dacronianas instauradas por Bush, el ensañamiento sórdido y cruel.
Así, a golpe de sangre, de sudor, de trabajo, se va esculpiendo la unidad, la conciencia de que «el enemigo de un solo pueblo, es el enemigo de todos los pueblos», resaltado por Marcelino Dos Santos con una frase breve y contundente: «la solidaridad es natural, es una manera de vivir» y Cuba no regatea ni esfuerzos, ni sacrificios, incluso con el riesgo de la propia vida de sus hijos.