A.D: Yo tengo una amiga casada hace 11 años con su segundo novio. Fueron felices hasta que descubrió que él tenía otra relación. Se pelearon y volvieron luego de que él le prometiera que eso no iba a pasar más. Pero las cosas no han vuelto a ser como antes. Un año después, la empieza a cortejar un muchacho menor y sin hijos. Ella se enamora. Dice que comparten momentos hermosos e inigualables; pero cuando él le pide vivir juntos le responde que debe permanecer al lado de su esposo porque sus hijos lo quieren mucho y les hace falta. ¿Ser infeliz para que sus hijos sean felices? Cuando me pide consejo no sé que decirle.
Si ella ha decidido ya, posiblemente no necesite consejo alguno. A veces los amigos deben apoyar aunque no compartan los mismos criterios. En todo caso, lo mejor no es decirle qué debe hacer, sino ayudarla a comprender sus sentimientos y resolver su conflicto.
Los comportamientos humanos suelen tener más de un motivo y es conveniente trascender la linealidad con que en ocasiones los analizamos. Probablemente la situación no dibuja el esquema de esposa desamorada y amante cautiva que solamente mantiene su matrimonio por los hijos. Es posible que ella sea honesta cuando se ofrece a sí misma tal razón, pero no somos conscientes de todos los móviles de nuestra conducta.
Sugiero que ofrezcan atención al hecho de que sufrió una frustración con su esposo. No basta la reconciliación. La relación extramatrimonial puede ser su manera de sobrellevar la historia inaceptada. No obstante, los buenos momentos no parecen suficientes para redefinir su vida. Lo malo de su elección actual es que no fortalece ninguna relación y así condiciona malestar para el futuro.
*Máster en Psicología y consejera en ITS y VIH /SIDA